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Escapar de la secta: la historia de dos mujeres que rompieron el silencio y recuperaron su libertad

Tamara Mathieu y Rebecca Ladd sobrevivieron a cultos religiosos que controlaban su vida; hoy, sus testimonios revelan las heridas, el miedo y la fuerza de quienes logran liberarse; ambas utilizan las redes sociales como espacio de sanación y conexión con otras sobrevivientes

Escape de cultos religiosos.Dos mujeres rompieron el silencio y recuperaron su vozCréditos: Imagen creada con IA | Ilustrativa
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Durante años, Tamara Mathieu y Rebecca Ladd siguieron reglas que marcaban cada aspecto de su vida: cómo vestirse, qué leer, a quién obedecer. Ambas conocieron el peso del control religioso, el miedo a pensar distinto y la culpa de cuestionar lo que les enseñaron como sagrado. Hoy, sus historias se entrelazan como un testimonio de resistencia, narrado desde el mismo lugar donde alguna vez callaron: su propia voz.

“Soy una sobreviviente de culto”

Tamara Mathieu recuerda el silencio que dominaba las noches dentro de The Twelve Tribes. Durante 14 años, vivió bajo normas que definían su papel como esposa y madre. “Las mujeres debían ser totalmente sumisas”, relató. Las prohibiciones eran numerosas: no leer libros ajenos a los del grupo, no celebrar cumpleaños, no tener tiempo libre.

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Una noche de 2014, Tamara decidió salir. Despertó a su esposo y a sus cuatro hijos; tomaron lo que pudieron y escaparon sin mirar atrás. Afuera, el ruido del mundo común —un televisor, una llamada telefónica, una calle iluminada— sonaba extraño. Con el tiempo, aprendió a usar un teléfono inteligente y, poco a poco, a contar su historia.

En 2024 publicó sus memorias, All Who Believed. Desde entonces, usa TikTok para explicar cómo operan los grupos cerrados y prevenir a otros. En cada video se presenta igual: “Soy una sobreviviente de culto”. Lo dice con serenidad, pero detrás de esas palabras se escucha el eco de los años de silencio.

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De la fe impuesta al reconocimiento

Rebecca Ladd también conoció la vida dentro de un entorno religioso restrictivo. Se identifica como “ex-evangélica” y habla de un proceso que llama “deconstrucción”: revisar cada creencia que le enseñaron y decidir cuáles conservar.

Encontró apoyo en las redes sociales, donde otras personas narraban infancias parecidas. En ese intercambio descubrió que lo que para ella era cotidiano —ser reprendida por expresar dudas o escuchar que la enfermedad mental era un castigo espiritual— no lo era para todos. “¿Nunca te dijeron que estabas poseída?”, preguntó una vez a un amigo. El silencio del otro lado confirmó lo que intuía: su historia no era normal.

Esa validación le permitió nombrar lo vivido. Ladd asegura que recuperar la voz no consiste solo en hablar, sino en reconocer que lo que sufrió fue real y que merece contarse.

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Recuperar la libertad

Las trayectorias de Mathieu y Ladd reflejan un proceso compartido por muchas mujeres que salen de cultos religiosos: el regreso al mundo, la reconstrucción de la confianza y la búsqueda de un lugar donde ya no se dicte quiénes son. Ambas utilizan las redes sociales como espacio de sanación y conexión con otras sobrevivientes.

Investigaciones sobre sectas con estructuras patriarcales señalan que la violencia espiritual y el control sobre la autonomía femenina son patrones recurrentes en distintos países.

En México, se documentan casos de mujeres sometidas por líderes religiosos que usaron la fe como herramienta de coerción.

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Mujeres víctimas de cultos religiosos en el mundo

Contexto: en distintas regiones, los cultos religiosos mantienen estructuras que restringen la autonomía de las mujeres. A través de reglas de obediencia y miedo, imponen jerarquías donde el liderazgo masculino domina la vida espiritual y cotidiana.

Las víctimas suelen enfrentar aislamiento y estigmatización al intentar salir.

Organizaciones civiles y redes de sobrevivientes impulsan espacios de acompañamiento y memoria colectiva, donde cada testimonio se convierte en un acto de reparación.

La voz de mujeres como Tamara Mathieu y Rebecca Ladd ilumina ese camino: el tránsito del control hacia la libertad, del silencio hacia la palabra.

VGB