Los legisladores republicanos en Washington atraviesan una fase de creciente alarma. Las señales que dejaron las elecciones locales del 4 de noviembre —con derrotas en Nueva Jersey, Virginia y otros estados— han encendido todas las alertas dentro del Partido Republicano, que teme un escenario de “wipeout” en las elecciones de medio término de 2026.
Para muchos en el Capitolio, el riesgo ya no es teórico: reconocen que podrían perder el control de la Cámara de Representantes y ver reducida su mayoría en el Senado por hasta dos o tres escaños, de acuerdo con información de The Hill.
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Una advertencia en las urnas
El resultado más simbólico llegó desde Virginia, donde la demócrata Abigail Spanberger ganó la gubernatura por 15 puntos y su partido sumó más de una docena de escaños en la Cámara de Delegados, incluso en distritos que no figuraban como competitivos. “Los números son terribles”, admitió un senador republicano que asistió a una reunión interna en el Comité Senatorial Republicano. “Repito: no ganamos nada en ninguna parte”.
Para la bancada republicana, estos comicios actuaron como un potente “wake-up call”. Legisladores reconocen que el presidente Donald Trump y los líderes del Congreso deben responder con urgencia al malestar por la desaceleración económica, la persistencia de precios altos y el aumento de las primas de seguros médicos, un tema que los demócratas planean poner en el centro de la campaña.
El lastre de la desaprobación presidencial
El factor más inquietante para el GOP (Grand Old Party) es el declive en la aprobación del presidente. El promedio más reciente de Decision Desk HQ sitúa a Trump en 41.9% de aprobación y 55.7% de desaprobación. En paralelo, los demócratas alcanzaron su mayor ventaja en la “papeleta genérica” del ciclo: 46.8% frente a 41.4% de los republicanos.
Ese diferencial, advierten estrategas, podría convertirse en un viento en contra decisivo en los estados y distritos bisagra. "Si seguimos igual para el inicio del segundo trimestre de 2026, vamos a pasarla muy mal en noviembre", alertó el senador Thom Tillis, de Carolina del Norte, quien dejará su escaño tras este ciclo.
Un mapa legislativo cada vez más volátil
Lo que parecía un terreno favorable para los republicanos comienza a fracturarse. Aunque el GOP esperaba cosechar hasta nueve oportunidades de “pickup” gracias a nuevos mapas en Texas, Misuri, Ohio y Carolina del Norte, una sentencia federal reciente invalidó el mapa texano, ahora bajo revisión de la Suprema Corte. Del otro lado, los demócratas están en posición de sumar hasta seis nuevos distritos inclinados hacia su partido, cinco de ellos en California.
“La sabiduría convencional era que los demócratas iban a quedar en un hoyo profundo por la redistribución. Eso ya no es cierto”, afirmó un estratega demócrata. Tanto en el GOP como en el Partido Demócrata coinciden en que la batalla judicial y los procesos de redistritación en marcha hacen imposible proyectar un escenario definitivo.
El tamaño del campo de batalla
La incertidumbre se acentúa al observar el mapa de contiendas competitivas. Los republicanos insisten en que será un campo reducido, mientras que los demócratas creen que podrían disputarse hasta 60 distritos. La jubilación del republicano Don Bacon en el Distrito 2 de Nebraska —uno de los tres donde Kamala Harris ganó en 2024— abre una oportunidad para los demócratas, aunque estos deberán defender 13 distritos donde Trump se impuso el año pasado.
Desde el GOP, algunos estrategas argumentan que la falta de candidatos demócratas moderados en distritos estratégicos podría funcionar en su favor, especialmente en lugares como el Distrito 22 de California o el 8 de Colorado, donde aspirantes progresistas disputan las nominaciones.
Senado: tres escaños en riesgo para el GOP
En la Cámara Alta, los republicanos admiten que los demócratas podrían arrebatarles hasta tres escaños en 2026. Se trata de la curul de Tillis en Carolina del Norte; la de Susan Collins en Maine; y la del senador novato Jon Husted en Ohio, que enfrentará a Sherrod Brown, un veterano demócrata con amplio reconocimiento estatal.
Si el GOP pierde esas tres posiciones, el Senado quedaría empatado 50-50 para 2027, aunque seguiría bajo control republicano gracias al voto de desempate del vicepresidente J.D. Vance.
Los demócratas también miran hacia Iowa, Texas y Alaska como posibles pickups adicionales. En Texas, el senador John Cornyn enfrenta una primaria complicada ante Ken Paxton, fiscal general marcado por escándalos. En Alaska, buscan convencer a la exrepresentante Mary Sattler Peltola de contender contra Dan Sullivan.
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Republicanos también ven oportunidades
El GOP identifica sus propias metas: el escaño del demócrata Jon Ossoff en Georgia —a quien acusan de ser vulnerable tras votar 14 veces a favor de un paquete para terminar el prolongado cierre de gobierno—, la curul del senador saliente Gary Peters en Michigan, y una contienda interna demócrata en ese estado que amenaza con fragmentar al partido.
Un ciclo marcado por el desgaste y la polarización
Tanto republicanos como demócratas destacan que aún es temprano para pronósticos definitivos. Pero en privado, los republicanos reconocen que la combinación de un electorado cansado por el cierre de gobierno de 43 días, la inflación persistente y la caída de Trump en las encuestas los coloca en una posición defensiva.
La única certeza, coinciden estrategas de ambos partidos, es que el ciclo 2026 se perfila como uno de los más volátiles y disputados en más de una década.
Mientras tanto, la preocupación dentro del GOP sigue creciendo. Como advirtió un senador republicano veterano: “En 2018 perdimos 41 escaños. Hoy la Cámara solo puede perder tres. Debemos ser realistas: si no corregimos el rumbo, podríamos vernos ante un desastre”.
djh
