La Marina de Estados Unidos difundió recientes imágenes que muestran un intenso entrenamiento nocturno de desembarco y operaciones aéreas desde el portaaviones USS Gerald R. Ford en el mar Caribe, como parte de un despliegue estratégico en apoyo del U.S. Southern Command (Comando Sur). Las maniobras, realizadas en plena oscuridad, incluyen despegues y aterrizajes ayudados por señales luminosas, coordinación de helicópteros y movimiento de tropas, en un contexto de creciente presión militar hacia el régimen de Nicolás Maduro, señalado por Washington de vínculos con redes de narcotráfico.
Según el comunicado oficial, “la cubierta de vuelo nunca duerme”, reflejando la intensidad del operativo de vigilancia y proyección de poder en la región caribeña.
Vale la pena mencionar que el portaviones opera con energía nuclear, cuenta con radares avanzados, misiles de autodefensa y un sistema electromagnético para lanzamiento de aeronaves, lo que lo convierte en la plataforma naval más avanzada y capaz de la flota estadounidense.
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Desembarco anfibio y operaciones combinadas de Estados Unidos
Junto al Gerald R. Ford, fuerzas del Cuerpo de Marines ejecutaron un ejercicio de desembarco anfibio, reportado el pasado sábado por fuentes del Comando Sur, que incluyó el uso de un aerodeslizador LCAC para transportar tropas y vehículos.
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El operativo también integró helicópteros UH-1Y y Apache, así como vehículos tácticos Polaris MRZR para tareas de infiltración y aseguramiento, lo que demuestra la coordinación entre unidades de superficie, aire y embarcaciones anfibias en el ejercicio.
Estas maniobras se enmarcan en una misión más amplia para desarticular rutas de narcotráfico y reforzar la seguridad regional, según la propia Armada estadounidense.
Contexto estratégico: presión sobre Venezuela y aumento de fuerzas en el Caribe
Contexto: El despliegue del portaaviones y sus operaciones con apoyo del Cuerpo de Marines corresponden a un aumento sin precedentes de la presencia militar de Estados Unidos en aguas caribeñas, motivado por denuncias de narcotráfico vinculadas al régimen de Nicolás Maduro.
De acuerdo con un informe oficial, el USS Gerald R. Ford ingresó al Caribe el 16 de noviembre pasado, acompañado por su grupo de ataque, e inmediatamente se sumó a la flota desplegada bajo la misión designada por el Comando Sur para “desmantelar redes criminales transnacionales”.
El portaaviones, con capacidad para alrededor de 4 500 tripulantes y unas 70 aeronaves, representa la piedra angular del refuerzo naval estadounidense, combinando potencia aérea, defensa marítima y proyección estratégica.
Este despliegue se realiza en medio de acusaciones de diversas autoridades de Estados Unidos contra estructuras presuntamente vinculadas al llamado Cártel de los Soles, consideradas por Washington una amenaza directa a su seguridad y al orden regional.
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Implicaciones geopolíticas y reacciones regionales
El reforzamiento militar con el Gerald R. Ford podría intensificar la presión sobre Caracas y sus aliados, dado que su presencia implica una capacidad de respuesta rápida y contundente en el área del Caribe.
Al mismo tiempo, países cercanos han expresado preocupación por lo que interpretan como una amenaza a la estabilidad regional. Por ejemplo, el gobierno de Cuba denunció el despliegue como un “grave peligro” y una posible agresión militar hacia Venezuela.
Analistas coinciden en que estos movimientos navales y ejercicios combinados buscan no solo contrarrestar el narcotráfico, sino también reforzar la presión diplomática y estratégica sobre el gobierno de Maduro e influir en la dinámica política regional.
AJA
