El panorama político y judicial de Brasil dio un giro dramático este sábado 22 de noviembre de 2025 con el encarcelamiento del expresidente Jair Bolsonaro. El líder de la ultraderecha, quien se encontraba bajo prisión domiciliaria desde agosto pasado, fue enviado a una dependencia de la Policía Federal en Brasilia por orden del Supremo Tribunal Federal (STF).
La decisión de dictar prisión preventiva —una medida separada de la ejecución de su condena— fue emitida por el juez Alexandre de Moraes, quien justificó la acción ante el inminente riesgo de fuga del exmandatario.
El quiebre del rastreo y el plan de fuga
Según el documento judicial, la prisión preventiva se hizo necesaria tras la detección de acciones concretas que apuntaban a una evasión. El juez De Moraes reveló que Bolsonaro intentó "romper el dispositivo electrónico de rastreo" que monitoreaba sus movimientos para "asegurar el éxito de su fuga".
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A esta acción se sumó la convocatoria a una vigilia en las inmediaciones de su residencia, realizada por su hijo, el senador Flávio Bolsonaro. Para el magistrado, esta manifestación constituía una "estrategia" para "posibilitar la fuga" del expresidente. El documento judicial resaltó la cercanía del condominio de Bolsonaro al sector de embajadas en Brasilia, sugiriendo que la manifestación facilitaría un escape hacia alguna legación diplomática, incluida la de Estados Unidos.
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Adicionalmente, reportes de la policía brasileña señalaron que el exmandatario incluso habría planeado solicitar asilo político al gobierno de Javier Milei en Argentina, bajo el argumento de persecución política.
Contexto: El traslado a prisión se produce en un momento de alta tensión para el exjefe de Estado. Bolsonaro fue condenado en septiembre a 27 años de cárcel por haber conspirado para impedir la asunción del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva tras su derrota en los comicios de 2022.
Desde el 4 de agosto de 2025, el expresidente cumplía prisión domiciliaria, pero las restricciones le fueron impuestas debido a que, según el magistrado, estaba intentando obstruir el proceso en su contra. La medida preventiva actual, no obstante, suspende el régimen de casa por cárcel y lo traslada a un complejo de la Policía Federal para ser sometido a exámenes médicos.
Los abogados de Bolsonaro habían intentado apelar su sentencia y pidieron que se le permitiera purgar su pena en casa por "razones humanitarias" debido a las secuelas permanentes de una puñalada que recibió en 2018. Sin embargo, la corte suprema ya había rechazado ese recurso a mediados de noviembre.
La orden de prisión preventiva deberá ser refrendada este lunes por los demás magistrados de la primera sala del tribunal en una votación virtual, mientras que una "audiencia de custodia" por videoconferencia se programó para el domingo.
gph