Con tan solo escribir “tengo hormigueo en la mano”, muchos usuarios están recibiendo respuestas detalladas, incluso empáticas, de chatbots como ChatGPT. Estos asistentes virtuales están transformando la manera en que miles de personas abordan su salud.
Una encuesta de 2024 realizada por The New York Times reveló que uno de cada seis adultos —y uno de cada cuatro jóvenes menores de 30 años— utiliza chatbots para resolver dudas médicas. Los motivos son claros: largas esperas, atención deficiente y altos costos han llevado a los pacientes a buscar alternativas más accesibles.
Más que datos: empatía artificial
Aunque los modelos de IA están entrenados con enormes volúmenes de literatura médica, lo que sorprende a muchos usuarios es su tono. Los chatbots expresan comprensión, preocupación y amabilidad, algo que los pacientes dicen no encontrar en las consultas reales.
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Una mujer entrevistada por The New York Times afirmó que ChatGPT le respondió con detalle sobre un posible daño en el nervio mediano, validando su sospecha con amabilidad. Otra usuaria incluso imprimió frases del chatbot y se las entregó a su oncólogo, diciendo: “Esto es lo que me hubiera gustado oír de usted”.
Tres en la sala: paciente, médico e IA
Este fenómeno ha modificado la clásica relación médico-paciente. Ahora, muchos pacientes llegan a la consulta con “una segunda opinión” ya formulada por IA. Algunos médicos lo ven con buenos ojos: “llegan mejor informados”, comentan. Incluso han recibido sugerencias útiles basadas en la IA.
Sin embargo, también hay casos extremos. Un experto en ética relató cómo una paciente ignoró las recomendaciones del equipo médico del Hospital Yale para seguir el plan que su familiar había obtenido de ChatGPT.
¿Y los límites?
Los términos de uso de plataformas como ChatGPT o Microsoft Copilot indican que no están autorizadas para dar consejos médicos. Aun así, sus respuestas muchas veces simulan un diagnóstico o sugieren tratamientos.
Un estudio de la Universidad de Oxford, aún en revisión, mostró que solo en el 48% de los casos los participantes que usaron IA tomaron la decisión médica correcta (como llamar a una ambulancia).
A pesar de eso, algunos expertos creen que “un chatbot imperfecto puede ser mejor que no tener nada”, como señaló el Dr. Robert Wachter, de la Universidad de California.
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¿Una solución o un nuevo riesgo?
La confianza excesiva en estas herramientas plantea un dilema. ¿Estamos delegando decisiones críticas a una IA que no siempre es precisa? ¿O simplemente estamos llenando los vacíos que ha dejado un sistema médico colapsado?
Lo cierto es que la inteligencia artificial ya forma parte de la conversación médica diaria. Lo que falta ahora es un marco claro para su uso responsable y supervisado.
