La organización conservadora Turning Point USA está promoviendo un show de medio tiempo alternativo para boicotear la elección de Bad Bunny para el evento oficial del Super Bowl.
La medida surge tras las críticas de Donald Trump y busca promover la “fe, la familia y la libertad”; y encuesta al público si prefiere “cualquier cosa en inglés”, marcando la división sobre el idioma en el entretenimiento de EU.
De la crítica a la acción
La controversia por la elección de Bad Bunny como artista principal del espectáculo de medio tiempo del Super Bowl LX en 2026 pasó del debate político a la organización de un evento alternativo impulsado por un grupo conservador estadounidense.
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Según el New York Times, Turning Point USA (TPUSA), fundada por el activista de derecha Charlie Kirk, anunció en redes sociales que organizará su propio show de medio tiempo el 8 de febrero de 2026, con el propósito de “contrarrestar la elección de Bad Bunny por parte de la NFL”.
La iniciativa se llama The All-American Halftime Show y se enfoca en celebrar los valores de “fe, familia y libertad”. Erika Kirk, esposa de Charlie Kirk, asumió la dirección de la organización tras el fallecimiento del fundador el mes pasado. El anuncio de TPUSA busca ofrecer un espectáculo que se transmitirá de forma simultánea al evento oficial del Super Bowl LX, programado en Santa Clara, California.
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La contracampaña conservadora
El sitio web del proyecto incluye un formulario de registro donde se pregunta al público qué géneros musicales desea ver. Entre las opciones aparecen Americana, Classic Rock, Country, Hip Hop, Pop, Worship y Anything in English (“Cualquier cosa en inglés”).
El New York Times señaló que esta opción resalta la dimensión lingüística del debate, pues Bad Bunny interpreta la mayoría de su repertorio en español.
La creación de un espectáculo paralelo convierte la crítica verbal al artista puertorriqueño en una acción concreta dentro del panorama político y cultural estadounidense. TPUSA promueve el evento como un espacio para celebrar símbolos nacionales y referentes tradicionales de la música popular del país.
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Reacciones Políticas
El anuncio de la NFL y de sus socios Apple Music y Roc Nation sobre la participación de Bad Bunny provocó una respuesta inmediata de figuras del Partido Republicano. El expresidente Donald Trump calificó la decisión como “ridícula” y afirmó no conocer al artista. Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes, sugirió que la liga debería elegir a Lee Greenwood, intérprete de canciones patrióticas, como alternativa.
El New York Times documentó que estos comentarios forman parte de una reacción más amplia entre líderes conservadores que consideran la decisión de la NFL como una muestra del alejamiento de los valores tradicionales estadounidenses.
El debate sobre el patriotismo
El tema del patriotismo reapareció luego de que Bad Bunny fuera captado sentado durante la interpretación de “God Bless America” en un partido de los New York Yankees. El gesto circuló ampliamente en medios y redes sociales.
Algunos sectores lo vincularon con la postura crítica del artista frente a las políticas migratorias de la administración de Donald Trump. En giras anteriores, Bad Bunny evitó programar conciertos en el territorio continental de Estados Unidos ante el temor de redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Migración y seguridad
Tras el anuncio del Super Bowl, Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional, informó que agentes del ICE estarían presentes en el evento deportivo. Corey Lewandowski, asesor cercano al expresidente Trump, declaró que las autoridades identificarían y detendrían a personas sin documentación.
Posteriormente, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que descartó operaciones de ese tipo durante el Super Bowl y reiteró que no se realizarían redadas contra la comunidad latina.
Contraprogramación y Continuidad
La contraprogramación durante el Super Bowl no representa un fenómeno nuevo. Desde 2005, el canal Animal Planet transmite el Puppy Bowl, aunque en horarios distintos al partido. En este caso, The All-American Halftime Show busca competir directamente con el espectáculo principal y atraer a una audiencia políticamente identificada con los valores conservadores.
El New York Times subrayó que el evento de TPUSA simboliza una nueva etapa en la llamada “guerra cultural” en Estados Unidos, donde el entretenimiento y la identidad nacional se convierten en espacios de disputa ideológica.
VGB
