AMÉRICA LATINA

¿Por qué Nicolás Maduro decidió romper el acuerdo energético con Trinidad y Tobago?

Las maniobras militares de Estados Unidos han provocado inestabilidad política en la región; el presidente venezolano, Nicolás Maduro, acusa provocación y ya apuntó a su vecino en el Caribe

Créditos: Especial
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Venezuela anunció este lunes la suspensión inmediata del acuerdo energético que sostenía con Trinidad y Tobago desde hace más de una década. El presidente Nicolás Maduro justificó la medida como una reacción ante la llegada del buque militar estadounidense USS Gravely (DDG-107) a Puerto España, en el marco de operaciones conjuntas antinarcóticos.

Maduro calificó la maniobra como una “provocación militar directa” y afirmó que se trataba de un plan coordinado con la primera ministra trinitense Kamla Persad-Bissessar, a quien acusó de permitir que su territorio se convirtiera en una “colonia militar de Estados Unidos”.

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“He aprobado la medida cautelar de suspensión inmediata de todos los efectos del acuerdo energético (…) ¡Suspendido todo!”, declaró Maduro en su programa de televisión.

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Un acuerdo estratégico en jaque

El convenio suspendido incluía la explotación conjunta de campos de gas en la frontera marítima común, como el Dragon Gas Field, uno de los más prometedores de la región, estimado en hasta 4 billones de pies cúbicos de gas.

Contexto: desde 2015, PDVSA y autoridades energéticas de Trinidad habían colaborado en proyectos clave para el suministro energético del Caribe. En 2024, se firmaron incluso siete nuevos acuerdos para profundizar esta cooperación.

Pero los avances se veían ya obstaculizados por las sanciones de Estados Unidos a Venezuela, que exigían licencias especiales para que empresas internacionales participaran en la extracción y comercialización del gas venezolano.

“Esta es una guerra por el gas y el petróleo. Es una agresión disfrazada de ejercicios militares”, denunció la vicepresidenta Delcy Rodríguez, también ministra de Hidrocarburos, citó Reuters.

Una relación bilateral cada vez más tensa

La suspensión del acuerdo no es un hecho aislado, sino la culminación de un deterioro diplomático progresivo. Desde que Kamla Persad-Bissessar regresó al poder en Trinidad y Tobago, su postura ha sido más crítica hacia Caracas, especialmente por la crisis migratoria venezolana, y más alineada con Washington.

“No somos susceptibles a ningún chantaje por parte de los venezolanos en busca de apoyo político. Nuestro futuro no depende de Venezuela y nunca lo ha hecho”, dijo Persad-Bissessar a la AFP.

La autorización que Trinidad recibió recientemente de Estados Unidos para operar el campo Dragon (bajo sanciones) también tensó las cuerdas. Venezuela no ha aprobado formalmente esa operación, y ahora, con la suspensión, todo el proyecto podría quedar en el limbo.

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¿Qué implicaciones tiene esta suspensión?

Para Venezuela, es un mensaje político que reafirma su rechazo a la presencia militar estadounidense en el Caribe. Pero también significa el congelamiento de un proyecto con valor estratégico para su golpeado sector gasífero.

Para Trinidad y Tobago, representa una amenaza a su seguridad energética, ya que depende de gas importado para mantener su posición como principal exportador de GNL del Caribe.

Además, este movimiento puede afectar a compañías como Shell y BP, interesadas en participar en los proyectos energéticos, pero sujetas a las licencias del Tesoro de Estados Unidos.

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“Venezuela está dispuesta a cortar cualquier vínculo si percibe una amenaza militar. Pero esto también puede perjudicar su acceso a mercados clave”, analizó el especialista energético Francisco Monaldi, del Baker Institute para el Financial Times