El presidente Donald Trump impulsa la construcción de un nuevo salón de baile en la Casa Blanca, con un valor estimado de 250 millones de dólares. La obra se financiará mediante aportaciones privadas, según la administración, con el propósito de evitar el uso de recursos públicos.
La Casa Blanca indicó que divulgará una lista oficial de donantes, aunque hasta ahora gran parte de los aportantes permanece sin identificar. Entre las empresas y ejecutivos que ya confirmaron su participación, figuran corporaciones tecnológicas y contratistas del sector defensa.
El proyecto, ubicado en el Ala Este, forma parte de las renovaciones que Trump considera necesarias para ampliar los espacios destinados a eventos oficiales. Las obras comenzaron el 21 de octubre de 2025, mientras continúa el cierre parcial del gobierno federal.
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Empresas y aportes confirmados
YouTube, filial de Google, aportará 22 millones de dólares al proyecto, según documentos relacionados con un acuerdo legal de 24.5 millones alcanzado con Trump después de la suspensión de su cuenta en 2021. Google, por su parte, comprometió al menos 5 millones adicionales, de acuerdo con informes citados por CBS.
Lockheed Martin figura también entre los contribuyentes. Una fuente consultada por The Hill y CBS señaló que la empresa destinó más de 10 millones de dólares a la ampliación. En una declaración pública, la compañía afirmó que “agradece la oportunidad de apoyar la visión del presidente”.
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Carrier Global Corp. ofreció encargarse del sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado del nuevo recinto. La empresa confirmó su participación a The Associated Press y explicó que el trabajo se realizará sin costo para el erario.
Los invitados a la cena de donantes
El 15 de octubre de 2025, Trump encabezó una cena privada en la Casa Blanca con empresarios y ejecutivos que manifestaron interés en contribuir al proyecto. Entre los asistentes estuvieron Stephen A. Schwarzman, director ejecutivo de Blackstone; representantes de Booz Allen Hamilton; y directivos de Amazon, Apple, Meta, Microsoft, Palantir y Coinbase.
Un memorando interno citado por The Hill menciona también a Comcast, T-Mobile, la Fundación de la Familia Adelson y los inversionistas en criptomonedas Tyler y Cameron Winklevoss como potenciales donantes. Durante el evento, Trump comentó que varios participantes fueron “muy generosos” y que algunos preguntaron si una aportación de 25 millones de dólares sería adecuada.
El encuentro incluyó a figuras del deporte y la inversión, como Woody Johnson, propietario de los New York Jets, y Shari y Edward Glazer, dueños de los Tampa Bay Buccaneers y del Manchester United. Los organizadores señalaron que la cena tuvo como objetivo reconocer a quienes contribuyen a las mejoras de la residencia presidencial.
Diseño, dimensiones y proceso de construcción
El nuevo salón se extenderá sobre una superficie aproximada de 8,300 metros cuadrados y tendrá capacidad para mil personas. La obra está a cargo de la empresa Clark Construction, con diseño de McCrery Architects. La administración prevé concluirla antes de enero de 2029, cuando termina el mandato actual.
El proyecto se describe como la intervención estructural más amplia en la Casa Blanca desde 1948. Los planos incluyen una expansión del Ala Este y áreas adaptadas para banquetes de Estado y recepciones diplomáticas.
La demolición parcial de esa sección comenzó antes de que la Comisión de Planificación de la Capital Nacional completara su evaluación. El Fideicomiso Nacional para la Preservación Histórica solicitó detener los trabajos para revisar el impacto sobre el edificio.
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Reacciones y contexto político
El inicio de la obra coincidió con el cierre parcial de la administración federal, lo que generó cuestionamientos en el Congreso. Legisladores demócratas, encabezados por Mark Takano, presentaron un proyecto de ley para impedir renovaciones no esenciales durante periodos de inactividad gubernamental.
Desde el Ejecutivo, Trump sostuvo que el nuevo salón representa una mejora funcional y un legado para las futuras administraciones. Según el presidente, el edificio actual carece de espacio suficiente para eventos de gran escala y obliga al uso de carpas en el Jardín Sur.
“El salón será un símbolo de orgullo nacional”, expresó Trump durante el anuncio, aunque no detalló el porcentaje de su aporte personal. La Casa Blanca mantiene la expectativa de completar la obra dentro del presupuesto estimado y con fondos exclusivamente privados.
En contraste, la administración de Trump impulsa el despido masivo de cientos de empleados federales argumentando la eficiencia en el uso de los recursos. Entre los recortes presupuestales promovidos por Trump destacan los de Salud, Defensa y Educación.
VGB
