Sandra, una niña de 14 años, llevaba meses alertando sobre el acoso que sufría por parte de tres compañeras del colegio Irlandesas de Loreto, en Sevilla.
Según relató su familia al diario El País, el centro conocía la situación desde la pasada primavera, pero no se activó ningún protocolo de actuación. La única medida adoptada fue separarla de las presuntas agresoras al inicio del curso, tras la insistencia de su madre y la presentación de un informe psicológico. Sin embargo, días después, el 14 de octubre, Sandra se quitó la vida.
“La impotencia es total al ver que ni siquiera se intentó ponerle freno”, lamentó su tío, Isaac Villar, portavoz de la familia.
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“Ni el protocolo de acoso escolar ni el autolítico fueron activados por el centro. Tampoco se comunicó lo ocurrido al profesorado ni a las familias implicadas. “Desde que mi hermana informó de todo a principio de curso, nunca se han puesto en contacto con la familia”, denunció Villar, quien sostiene que el colegio “sabía lo que estaba pasando” y que su inacción contribuyó a la tragedia.
“La sensación de soledad se une a la de indefensión”
Guillermo Fouce, doctor en Psicología y coordinador de Psicólogos sin Fronteras, advierte que “la sensación de soledad se une a la de indefensión por parte del centro, que es quien debería haber adoptado alguna solución”.
Añade que el suicidio es un fenómeno complejo, pero el sufrimiento derivado del bullying y la falta de respuesta pueden agravar significativamente la situación emocional de una víctima.
El caso ha generado una fuerte reacción social. La Fiscalía de Menores y la Defensoría del Menor de Andalucía ya han abierto investigaciones. Mientras tanto, el colegio permanece en silencio y ha remitido a un comunicado en el que asegura estar centrado en acompañar al alumnado y a la familia.
Colegió con denuncias de inacción ante acoso
El día después de su muerte, las paredes del colegio amanecieron con pintadas como “asesinos” y “culpables”. Algunos padres de exalumnos denunciaron casos antiguos de acoso ignorados por la institución.
”Yo tuve que sacar a mis tres hijos hace años, me dijeron que era cosa de niños”, contó una madre.
En plataformas como Google, ya se habían publicado reseñas en las que se denunciaban situaciones similares. “El protocolo de acoso es inservible”; “ponen en duda la palabra del alumno”; “se obliga a los afectados a dejar el centro”. Aunque la Junta de Andalucía no ha confirmado más denuncias, la consejera de Desarrollo Educativo, Carmen Castillo, aseguró que por ahora “nos estamos centrando en el caso de Sandra”.
“Las cosas se podrían haber evitado“
Fouce reflexiona sobre la necesidad urgente de reforzar la actuación en estos caso, ya que muchas veces es a la víctima a la que se le cambia de clase, cuando a quienes hay que señalar es a los acosadores y es su comportamiento el que debe tener consecuencias”.
Para la familia, no hay dudas, ya que el colegio pudo y debió hacer más. “Las cosas se podrían haber evitado de alguna manera”, insiste Villar.
“La impotencia es grande, pero, aunque no sirva de consuelo, que esto sirva para que tomemos conciencia todo el mundo, pero sobre todo los que tienen que tomar decisiones, para que esto no se repita”.
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