“Me obligaron a desnudarme y me grabaron mientras los guardias se reían”, declaró Greta Thunberg tras su liberación de una prisión israelí. La activista sueca describió episodios de tortura, violencia física y humillación durante los cinco días que permaneció bajo custodia del Ejército de Israel.
Intercepción de la flotilla
Contexto: Thunberg viajaba en la flotilla humanitaria Global Sumud, que transportaba alimentos y medicinas hacia Gaza. El convoy, compuesto por más de 40 embarcaciones y unos 500 activistas, fue interceptado a principios de octubre en aguas internacionales por la marina israelí.
Según su relato al diario sueco Aftonbladet, los soldados encapuchados abordaron los barcos y forzaron a la tripulación a sentarse en la cubierta mientras los buques eran conducidos al puerto de Ashdod. Durante el traslado, los guardias destruyeron cajas de ayuda humanitaria.
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“Tiraron la comida y las medicinas frente a nosotros. Decían que no había ayuda en los barcos, pero eso es una completa mentira”, afirmó.
Golpes, burlas y amenazas
Al llegar a tierra, la activista fue arrastrada por el suelo y golpeada. “Me tiraron al piso, me patearon y me envolvieron con una bandera israelí. Cada vez que la bandera me tocaba la cara, me pegaban de nuevo”, relató. Dijo también que los soldados le quitaron su sombrero y lo pisaron mientras se tomaban fotografías.
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Durante la detención, Thunberg declaró que los guardias la separaron del resto del grupo y la obligaron a desnudarse. “Todo fue filmado. Se burlaban, decían palabras en sueco que aprendieron solo para insultarme”, contó.
Condiciones en prisión
Los activistas fueron trasladados a una cárcel en el desierto, identificada como Ktzi’ot. Según Thunberg, las celdas estaban rodeadas de polvo y calor extremo. “Suplicamos por agua. Los guardias se reían y mostraban sus botellas”, señaló.
La activista dijo que presenció amenazas con gas dentro del penal. “Cuando algunas personas se desmayaron, los guardias dijeron: ‘Vamos a gasearlos’. Sujetaron un tanque y amenazaron con usarlo”, relató.
Evidencias de abusos previos
Thunberg afirmó que las paredes de las celdas tenían marcas de violencia. “Había agujeros de bala y manchas de sangre. También mensajes grabados por presos palestinos”, dijo. En su testimonio, describió haber visto a detenidos atados con la frente contra el suelo y medicamentos vitales destruidos frente a ellos. “Tiraron medicinas para el corazón, insulina y tratamientos contra el cáncer”, señaló.
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Reflexión sobre los prisioneros palestinos
La activista insistió en que su experiencia debía entenderse como un reflejo de lo que viven los palestinos. “Si tratan así a una persona conocida, blanca, con pasaporte sueco… imagina lo que le hacen a los palestinos a puerta cerrada”, declaró.
En ese sentido, subrayó que su caso no es el centro de la historia. “Esto no va sobre mí ni sobre los otros miembros de la flotilla. Esto va sobre los miles de palestinos y los cientos de niños encarcelados sin juicio que son torturados”, afirmó.
Denuncia ante autoridades y regreso a Europa
Tras su deportación, Thunberg y otros activistas se reunieron con diplomáticos suecos en Tel Aviv para denunciar las agresiones. “Les mostramos los moretones y las heridas. Les dimos nuestros contactos y pedimos que lo hicieran público. No hicieron nada”, sostuvo.
Ya en Grecia, reiteró que su participación en la flotilla buscaba apoyar la solidaridad internacional con Gaza. “Podríamos hablar durante mucho tiempo sobre los abusos, pero esto va de la gente que vive en Gaza”, declaró.
VGB
