Al menos el 70 por ciento de los trabajadores agrícolas en Estados Unidos son inmigrantes, quienes por bajos salarios mantienen a flote el sistema alimenticio de ese país, el cual podría verse afectado ante la amenaza de deportaciones masivas de Donald Trump.
De acuerdo con una publicación hecha por Político, en conjunto con la organización Food & Environment Reporting Network, en las plantas empacadoras de carne, casi la mitad de las personas que sacrifican, cortan y envasan el producto de cerdo y aves de corral nacieron en otro país. Lo mismo pasa con las personas que recolectan las fresas y las naranjas en los campos de California y Florida.
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Además, la cuarta parte de los camioneros que transportan vacas a los mataderos y se encargan de las entregas a los supermercados son de procedencia extranjera.
La publicación aclara que, pese a que se ha contabilizado que cerca del 40% de los trabajadores no cuentan con documentos, la gran mayoría de ellos se encuentran en estatus legal en el país.
De acuerdo con datos oficiales, durante el 2020, poco más de 406,000 personas estaban con Estatus de Protección Temporal (TPS), designación otorgada a inmigrantes de países con condiciones de inseguridad que les permite trabajar legalmente en Estados Unidos.
De ellos, al menos 76,000, que representan el 19%, eran empleados de la industria alimentaria.
Trump pretende que estadounidenses tomen los puestos de trabajadores deportados
En este contexto, desde su llegada al poder en su segundo periodo como presidente, Donald Trump ha amenazado con medida enérgicas contra los inmigrantes en su país, incluyendo una propuesta hecha por el llamado “Zar de la Frontera”, Tom Homan, de crear una línea directa para que los residentes puedan denunciar a las personas indocumentadas.
Asimismo, el mandatario ha señalado la posibilidad de poner fin a las protecciones del TPS y despojar a los ciudadanos naturalizados de su estatus, lo que pone directamente en riesgo la estabilidad de la industria alimentaria ante la posible falta de personal para realizar los trabajos esenciales en este ámbito.
Al respecto Stephen Miller, el subdirector de gabinete de política de Trump, afirmó durante una entrevista para The New York Times que, los puestos de trabajadores deportados serán ocupados por ciudadanos estadounidenses, a quienes se les ofrecerá mejores sueldos y prestaciones.
En contraste con esto, la publicación de Food & Environment Reporting Network detalla que, de acuerdo con expertos en el tema, en lugar de mejorar la calidad de los empleos de la industria alimentaria para atraer a más trabajadores estadounidenses, los empleadores seguirán contratando inmigrantes a través del programa H-2, con salarios bajos y con condiciones de vulnerabilidad ante abusos de sus patrones.
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Empleadores requieren de trabajadores extranjeros
Cabe señalar que los programas H-2, se implantaron en 1980 durante la administración de presidente Reagan y brindan visas de trabajo temporales a trabajadores estacionales. Por otra parte, las visas H-2A están reservadas específicamente para trabajadores agrícolas, y las visas H-2B son utilizadas por una variedad más amplia de sectores que afirman estar experimentando escasez de mano de obra.
Específicamente en el sector agrícola, la cantidad de trabajadores H-2A en el país aumentó en más del 64 por ciento entre 2017 y 2022. También han repuntado en el caso de los que laboran en empacadoras de carne con H-2B.
En el ámbito del turismo, que va de la mano con la industria alimentaria, estados como Florida y Virginia emplean a más de 20,000 trabajadores H-2B en labores de hospitalidad como camareros y lavaplatos.
Por su parte, La Asociación Nacional de Restaurantes ha pedido repetidamente una reforma migratoria, argumentando que los empleadores deben poder reclutar y contratar una fuerza laboral legal.
Incluso Trump ha sido partidario de este tipo de programas, debido a que muchos de sus negocios han dependido cada vez más de mano de obra extranjera y han empleado a más de 1,000 trabajadores H-2 en las últimas dos décadas, entre los que se encuentran cocineros, camareros y otros trabajadores de la alimentación, como parte del personal en su club de Mar-a-Lago.
Trabajadores son explotados con programas "abusivos"
Sin embargo, lo cuestionable de este tipo de programas es que resultan abusivos para los trabajadores extranjeros, ya que que crean efectivamente una fuerza laboral cautiva, a diferencia de otros trabajadores inmigrantes como los beneficiarios del TPS.
Según la publicación, los empleados H-2 son elegibles para trabajar para quien patrocine su visa, y puede ser prohibitivamente difícil para ellos cambiar de trabajo incluso si son maltratados. Si renuncian, son enviados de regreso a sus países de origen, lo que arruinaría económicamente a muchos de ellos.
La problemática es tal, que incluso la organización experta en derechos humanos, Polaris, ha comparado a este tipo de programas con una línea directa de trata de personas en Estados Unidos.
Los trabajadores con visa H-2 tienen tan poco poder de negociación que algunos empleadores prefieren contratarlos en lugar de a los ciudadanos estadounidenses, lo que termina privando de sus derechos a los trabajadores nacidos en el país que, según Trump y Miller, se beneficiarán de sus deportaciones.
De acuerdo con la ley federal, los empleadores deben demostrar que no pudieron contratar a trabajadores estadounidenses antes de que se les apruebe contratar a inmigrantes con visa H-2, pero algunos evitan esa regla y cometen fraude para evitar contratar a estadounidenses con sueldos más altos.