Enfrentamientos armados entre grupos suníes y chiíes en el distrito tribal de Kurram, en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa (KP), en el noroeste de Pakistán, dejaron al menos 35 muertos y 50 heridos, confirmó a la agencia EFE este 23 de noviembre la policía.
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La violencia que estalló anoche se produce dos días después de que una emboscada de un grupo armado no identificado a un convoy de pasajeros en este mismo distrito, que mató a 42 personas, gran parte de ellos chiíes, cuando viajaban por una carretera escoltados por fuerzas de seguridad.
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“Chiítas armados atacaron casas y tiendas de suníes en las localidades de Bagan y Bacha Kot, en las que murieron 35 personas de ambos bandos y más de 50 resultaron heridas”, dijo a EFE Mujahid Ullah, un oficial del control policial de Kurram.
En el ataque, "1.036 casas y 315 tiendas, en su mayoría de suníes, han sido incendiadas desde que comenzó el asalto alrededor de las 18.00 horas” del viernes, añadió.
Pakistán tiene un historial de violencia sectaria, pero los últimos enfrentamientos se están cobrando el mayor número de víctimas en los últimos años. La minoría musulmana chií representa alrededor del 15% de los 240 millones de habitantes de Pakistán, de mayoría suní.
“En esta situación es difícil para la policía detener a alguien implicado en la violencia”, dijo hoy el oficial de policía que estima que el número de muertos podría aumentar, ya que los disparos continúan en algunas zonas.
Imágenes no verificadas compartidas en las redes sociales muestran mercados, casas y edificios gubernamentales destruidos por el fuego.
El ataque es aparentemente una reacción al registrado el jueves a furgonetas de pasajeros que resultaron en 42 muertos, entre ellos mujeres y niños.
La carretera Thall-Sada-Parachinar, donde tuvo lugar la emboscada del jueves, ha permanecido cerrada mientras las autoridades luchan por reforzar una paz inestable. Ambos bandos se atacan mutuamente con armas pesadas y automáticas.
“Los ancianos y los funcionarios del gobierno se han reunido en la sede de Kurram, para calmar la situación”, reveló Ullah, añadiendo que las instituciones educativas en el distrito están cerradas debido a la creciente tensión.
Los servicios de Internet y de telefonía móvil también están suspendidos en todo el distrito.
La rivalidad entre Suníes y Chiíes
El distrito Kurram de KP está situado en la frontera con Afganistán, donde una importante disputa de tierras que comenzó en 2007 continuó durante varios años y se terminó en 2011 con la ayuda de una jirga de ancianos tribales.
Según el Departamento del Interior de KP, hay disputas de tierras en ocho lugares del distrito que se remontan a la partición de Pakistán e India en 1947. Las disputas de tierras a menudo se convierten en violencia sectaria mortal.
El origen del conflicto
La división entre las dos principales ramas del Islam, el sunismo y el chiísmo, se originó tras la muerte del profeta Mahoma en el año 632, cuando surgió la disputa sobre quién debía sucederlo al frente del califato islámico. Este desacuerdo inicial dio lugar a diferencias doctrinales, políticas y sociales que perduran hasta hoy, de acuerdo con informción de Euronews.
Los chiíes, que representan el 13% de los musulmanes, defendieron que el liderazgo debía recaer en Alí, primo y yerno de Mahoma, por su parentesco y la gracia divina. Tras su asesinato y la negación de sucesión a sus hijos, los chiíes desarrollaron el concepto de martirio como eje de su identidad religiosa. Creen en la infalibilidad de los imames como intermediarios entre Dios y el pueblo y practican una interpretación abierta de los textos islámicos. Son mayoritarios en países como Irán, Irak, y Líbano, pero denuncian discriminación en territorios gobernados por suníes.
Los suníes, que constituyen el 83% de los musulmanes, abogan por la elección del califa a través del consenso comunitario, un principio que aplicaron al nombrar a Abu-Bakr, suegro de Mahoma, como sucesor. Esta rama, considerada más ortodoxa, enfatiza la adoración directa a Alá sin intermediarios y la adhesión a la Sunna, un conjunto de normas basadas en la vida del Profeta. Predominan en Arabia Saudita, Egipto, y Pakistán, entre otros.
Las diferencias históricas han alimentado percepciones negativas mutuas: según un estudio del Centro de Investigación Pew, al menos el 40% de los suníes en Oriente Medio no consideran a los chiíes verdaderos musulmanes, mientras que los chiíes acusan al dogmatismo suní de fomentar extremismos. Esta rivalidad, con raíces religiosas y políticas, sigue siendo un factor de tensión que impacta en la estabilidad global.
