Este domingo, el presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, será investido como gobernante de un país ahogado por la corrupción, con una frágil institucionalidad que pone en jaque la gobernabilidad y con un Parlamento dominado por la política tradicional.
Durante la presentación de su gabinete, Arévalo de León, aseguró que "rescatar" las instituciones públicas que se encuentran "debilitadas por la corrupción" será uno de los desafíos de su Gobierno. Además, ha repetido que "combatir frontalmente la corrupción" es una tarea "urgente" y que debe ser priorizada antes de poner en marcha proyectos de desarrollo en Guatemala.
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¿Qué país recibirá Arévalo este domingo?
De acuerdo a como lo han descrito actores internacionales, como el Gobierno de los Estados Unidos, el país que recibirá Arévalo de León se encuentra bajo un “deterioro democrático”, caracterizado por las capturas contra periodistas, fiscales y activistas que han denunciado la corrupción del país.
En opinión del presidente electo guatemalteco, el primer paso de su administración será revertir decisiones “absurdas” de su antecesor, Alejandro Giammattei, por lo que aseguró que derogará algunos de sus decretos, como la aprobación de vehículos y agentes de seguridad para los exfuncionarios de su Gobierno.
Por otra parte, señaló que la fiscal general Arévalo de León, quien ganó las elecciones del 20 de agosto de 2023 de forma sorpresiva, denunció el año pasado que el Ministerio Público (Fiscalía), encabezado por Consuelo Porras Argueta, intentó orquestar un “golpe de Estado” para evitar su investidura. En los últimos meses, miles de ciudadanos se han manifestado para exigir la renuncia de Porras Argueta y, de acuerdo con Arévalo de León, cuando asuma el poder le pedirá a la fiscal que se separe de su cargo.
El Ministerio Público ha sido señalado internacionalmente de “criminalizar” a quienes han denunciado anomalías en la administración pública y truncado las investigaciones de corrupción. No obstante, minoría en el congreso Arévalo de León asumirá el poder con una bancada legislativa de apenas 23 congresistas de los 160 electos.
Los partidos tradicionales, que han gobernado Guatemala durante los últimos años, mantendrán la mayoría parlamentaria y según expertos esto será un reto que ponga a prueba al nuevo presidente si desea llevar adelante sus promesas de campaña.