Un Embraer, una aeronave privada, sufrió un accidente con diez personas en su interior, esto en la región de Tver, Rusia. Entre las figuras más notables que viajaban en la aeronave, se encuentra Yevgueny Prigozhin. Este individuo lideró el Grupo Wagner y ganó notoriedad recientemente debido a su conflicto armado contra el Kremlin en junio.
Rossaviatsia, la autoridad de aviación civil rusa, confirmó a medios locales la presencia de Prigozhin en el vuelo, señalando que tanto su nombre como apellido aparecían en el listado oficial de pasajeros. Esta revelación causó un revuelo significativo en el país, dado el perfil controvertido del individuo y su reciente enfrentamiento con el gobierno de Vladimir Putin.
El Ministerio para Situaciones de Emergencia de Rusia emitió un comunicado en el que informa, basándose en datos iniciales, que las personas a bordo del avión no sobrevivieron al accidente. Las autoridades se encuentran en el proceso de investigar las causas del siniestro y trabajar en la recuperación y identificación de los cuerpos.
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Posteriormente, la Agencia Federal de Transporte Aéreo de Rusia confirmó la muerte del jefe de la compañía de mercenarios Wagner, Yevgueni Prigozhin, tras estrellarse el avión en el que viajaba. Los 10 pasajeros que iban a bordo han muerto, según el Ministerio de Emergencias.
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La conexión de Prigozhin con el Grupo Wagner y su papel en la rebelión contra el Kremlin pone a este accidente bajo el escrutinio de analistas y expertos en política rusa, quienes buscan comprender las posibles implicaciones de este suceso. Por ello la duda de si se accidentó la aeronave o fue derribada.
Contexto
Yevgeny Prigozhin, una figura central en el Grupo Wagner, cobró en meses pasados protagonismo en el escenario internacional. Esta organización, actuó como un ente paramilitar privado, participa en diversos conflictos mundiales. Sus acciones en países africanos, la lucha en Rusia y Ucrania, y su presencia en Siria evidenciaban su alineación con intereses rusos.
El Grupo Wagner se encuentra en San Petersburgo, en un llamativo edificio de vidrio que funge como centro de reclutamiento. Miles de hombres, en su mayoría liberados de prisiones rusas, buscan una segunda oportunidad allí. A cambio, Prigozhin demandó lealtad inquebrantable. Las consecuencias de la deserción o captura son claras: la muerte. Una grabación mostrando la ejecución de un presunto desertor confirma estas advertencias. Prigozhin, lejos de condenar el acto, lo aplaudió.
Más allá de las acciones militares, la historia de Prigozhin es una narrativa de amasar el éxito. Tras cumplir su sentencia en una prisión post-soviética, se inició vendiendo hot dogs en San Petersburgo. Con el tiempo, se convirtió en una figura empresarial de renombre en el mundo de la hostelería.
A pesar de su éxito y poder, la información sobre las operaciones y financiamiento del Grupo Wagner es nebulosa. Se reconoce que reclutan mercenarios, no solo rusos, para enfrentar diversos conflictos. Prigozhin sostiene que cuentan con 25,000 paramilitares y busca incrementar esa cifra.
Esta organización demostró en el pasado ser valiosa para Rusia. Durante los desafíos militares en Ucrania, el Grupo Wagner logró avances notables cuando el ejército ruso atravesaba dificultades. Pero no todo es armonía. Las fricciones entre Prigozhin y el Estado Mayor ruso se manifestaron después de un enfrentamiento en Bajmut. Acusaciones, retención de municiones e insultos marcaron esta discordia entre el líder de Wagner y los comandantes rusos.
Debido a esto, el Grupo Wagner se "reveló" en contra del Kremlin, la respuesta de Vladimir Putin fue clara: O se sumaban al ejercito o tenían que irse a Bielorrusia, siendo este país fundamental para que las tensiones disminuyeran. Después de todo lo acontecido, Grupo Wagner reculó.
La recomendación de Biden a Prigozhin
Helsinki fue testigo de una rueda de prensa el mes pasado donde el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, conversó con Sauli Niinisto, presidente de Finlandia. Durante el encuentro, Biden no dudó en enviar un mensaje directo al líder del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, diciendo: "Si yo fuera él, tendría la vista siempre puesta en mi menú". Esta recomendación surge a raíz de la historia de líderes políticos que han enfrentado envenenamientos en Rusia, presuntamente vinculados al gobierno de Vladimir Putin.
El Grupo Wagner ha sido protagonista en los recientes eventos en Rusia, especialmente con la rebelión armada que tuvo lugar el 24 de junio. En un intento por tomar una base militar relevante en el sur de Rusia, los mercenarios avanzaron hacia Moscú. Sin embargo, las cosas cambiaron cuando el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, supuestamente intervino y llegó a un acuerdo con Putin. Según este trato, Prigozhin y sus mercenarios se trasladarían a Bielorrusia.
El misterio rodeó muchos días el paradero de Prigozhin. A pesar de que Lukashenko afirmó que Prigozhin se encontraba en Rusia, contrariamente al acuerdo con Putin, la información no fue concluyente. Una pista adicional surgio del Kremlin, donde indicaron que Putin sostuvo una reunión de tres horas con el líder de Wagner después de la rebelión.
No es la primera vez que Rusia se ve envuelta en acusaciones de envenenamiento. Alexei Navalny, un notorio opositor de Putin, sufrió un envenenamiento con el agente nervioso Novichok. Otros como Pyotr Verzilov y Sergei Skripal han enfrentado destinos similares. Las historias de Vladimir Kara-Mursa, Alexander Perepilichny y Alexander Litvinenko, entre otros, resuenan en la memoria colectiva.
Biden, con su comentario en Helsinki, parece aludir a esta cadena de envenenamientos y enviar un mensaje claro a Prigozhin. En un mundo donde la política y la seguridad se entrelazan constantemente, las palabras del presidente estadounidense resonaron con un tono de advertencia y cautela.
DJC