El candidato del Movimiento Semilla, Bernardo Arévalo, pasó de estar en un 8º lugar en las encuestas a ser el presidente de Guatemala.
Su despegue meteórico no se puede explicar sin analizar las condiciones históricas de marginación de los pueblos indígenas y de los sectores campesinos que vieron la libertad hasta 1944 cuando el padre del presidente electo, Juan José Arévalo, derogó el marco jurídico que permitía la esclavitud.
En unas elecciones que se habían tensado unas horas antes por amenazas que sufrieron los militantes de Semilla, el resultado fue arrasador: Bernardo Arévalo obtuvo 58%, mientras que Sandra Torres recibió 37.2% de los votos. Hasta el momento, Torres no ha aceptado hacer ninguna declaración y la UNE emitió un comunicado en el que anuncia que está en asamblea permanente para decidir cómo proceder.
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“El TSE nos ha reconocido los resultados y lo que el pueblo grita: basta ya de corrupción”, fueron sus primeras palabras como presidente electo.
Con talante serio y un poco nervioso, se sentó a un lado de Karin Herrera, y después de mucha insistencia de los reporteros, explicó que no asistiría a ninguna manifestación pública de celebración por motivos de seguridad.
Por su parte, Duvalier Castañón, uno de los diputados electos de Semilla, afirmó a este medio que los diputados sí se acercarían al Obelisco, la plaza en donde se dieron cita cientos de guatemaltecos para celebrar el triunfo de Arévalo.
"Reconozco a Sandra Torres, mi contendiente en estas elecciones. Tenemos enfoques distintos en política, pero a ella y a sus electores les garantizamos que sus derechos como ciudadanos serán promovidos y protegidos sin distinción alguna por el gobierno de la nueva primavera", exclamó Arévalo en su primer mensaje como presidente electo.
Las votaciones de este 2023 han resultado sorprendentes por todas las aristas posibles, además de la llegada de Arévalo a segunda vuelta, en esta ocasión, la participación electoral rebasó el 45 por ciento y Arévalo recibió casi 2 millones y medio de votos mientras que Alejandro Giammattei, el actual presidente, obtuvo un millón 900 mil votos.
De los 22 estados que componen Guatemala, Semilla ganó las elecciones en 17 de ellos. En la capital, fue en donde se concentró el apoyo a Arévalo: mientras que la UNE recibió 20.6% de los votos, Semilla recibió 75%.
Además, no se cumplieron las amenazas de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), partido que había amenazado con impugnar masivamente todas las mesas electorales. De hecho, en total, sólo hubo 828 impugnaciones en todo el país.
En su discurso, Arévalo centró en el combate a la corrupción y afirmó que va a construir las instituciones necesarias para luchar contra la corrupción. Esta propuesta, la del combate a la corrupción, es una de las promesas de gobierno que más le ganó el apoyo de las y los guatemaltecos.
Hasta las 10:00 de la noche, había recibido el saludo del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, del presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei y vía Twitter, había recibido también un reconocimiento de Luis Almagro, presidente de la Organización de Estados Americanos.
Afuera del Hotel Las Américas, en donde ofreció la conferencia de prensa, se encontraban decenas de guatemaltecos que, en general, no portaban banderas del Movimiento Semilla, sino las banderas nacionales. Eso ha sido una constante en todas las manifestaciones de los simpatizantes de Arévalo.
El presidente electo deberá asumir la presidencia el próximo 14 de enero. Después de asumir la presidencia, seguramente se enfrentará a serias dificultades para gobernar pues, de entrada tiene minoría legislativa. La mayoría se encuentra en manos de la UNE.
Arévalo tiene entonces, la misión de estar a la altura de lo que esperan las y los guatemaltecos. De todos y todas las que decidieron darle la confianza para que realmente combata la corrupción y mejore las condiciones de vida en un país que se ha centrado en una política neoliberal durante las últimas décadas.
* Este texto se publica con autorización de la autora y se realizó con el apoyo de Global Exchange y el Centro de Estudios Socio Jurídicos Latinoamericanos como parte de una Misión Internacional de Observación Electoral que aglutina a abogados, congresistas, activistas y politólogos de Estados Unidos, México, Guatemala, Ecuador, Colombia y Perú.