Este 20 de agosto se disputa el futuro político de Guatemala y la afirmación no es únicamente un cliché. La elección presidencial enfrenta a Sandra Torres, representante de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), con posiciones de derecha, y a Bernardo Arévalo, representante del Movimiento Semilla que ha aglutinado en torno a sí a sectores de la juventud, de los grupos indígenas y de campesinos que no se reconocen en él pero que confían en que su presidencia represente un cambio.
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El Movimiento Semilla, la gran sorpresa de las actuales elecciones, parece el patito feo del espectro político. La izquierda popular les acusa de ser demasiado moderados y la derecha les acusa de ser comunistas y terroristas; mientras acusaciones van y vienen, el Ministerio Público intenta arrebatarles el registro como partido aplicándoles la Ley de Crimen Organizado por haber presentado unas firmas falsas cuando el partido se fundó, en 2017.
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A esto se suman las denuncias de amenazas, persecución, exilio preventivo y despidos que han sufrido militantes y simpatizantes del Movimiento Semilla.
Semilla es un partido muy joven y casi sin estructura que logró colarse sorpresivamente en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Hasta antes del 25 de junio, día de la primera vuelta, Arévalo ocupaba el 8º lugar de las encuestas por lo que nadie imaginaba que pudiera pasar a segunda vuelta. Desde entonces, Semilla ha enfrentado no sólo una campaña judicial sino mediática con ataques desde granjas de bots, según denuncian los propios militantes.
Arévalo ha logrado canalizar el apoyo de un sector de los guatemaltecos en parte por sus propuestas políticas y en parte por ser hijo de Juan José Arévalo, quien fue presidente entre 1945 y 1951, y a quien la población, sobre todo la indígena, recuerda con cariño por las reformas que implementó para terminar con la feudalidad y con las leyes de esclavitud de los indígenas.
Por su parte, Sandra Torres, la candidata de la UNE, ha declarado que, en caso de resultar ganadora, implementará programas sociales para ayudar a la población más vulnerable y reorganizará y reinvertirá en la Policía y el Ejército para resolver los problemas de inseguridad en el país. Ha centrado su comunicación política en atacar a Bernardo Arévalo a quien acusa de promover la agenda LGBT+, el aborto y el ateísmo. Toda la ciudad capital y las regiones del interior del país actualmente se encuentran tapizadas de carteles en los que se leen frases como: “En defensa de la familia” y “No al aborto”, con los colores verde y blanco de la UNE.
Sin embargo, ni Bernardo Arévalo ni Movimiento Semilla han propuesto la legalización del matrimonio igualitario, del aborto o la “prohibición de las religiones”, como acusan los carteles colocados por la UNE.
“¿Defienden los derechos de la diversidad?”
“Sí, claro, creemos que todos tienen los mismos derechos. Pero no promovemos esos discursos porque somos conscientes de en qué país estamos”, explica uno de los fundadores de Movimiento Semilla, Duvalier Castañón, joven de 33 años que resultó electo como diputado federal el pasado 25 de junio.
Bernardo Arévalo lidera la mayoría de las encuestas que lo colocan como beneficiario de entre el 53 y 63 por ciento de la preferencia electoral frente al rango de entre 35 y 39 por ciento que obtuvo Sandra Torres.
“Semilla no es de izquierda. Hasta sería un partido conservador en otro país, pero como grupos indígenas, votaremos por él porque necesitamos un respiro”, afirma Domingo Hernández, un ex guerrillero que estuvo asilado en México durante 16 años por haber participado en la toma de una embajada durante la guerra interna que tuvo lugar en Guatemala entre 1960 y 1996.
Hoy en día, Domingo participa en Ukuxbe, un frente de organizaciones de indígenas mayas de la región de Chimaltenango en el occidente del país que aglutina a comunidades y colectividades de diversos municipios. Ninguna de las organizaciones de esta región se reconoce en Arévalo pero están de acuerdo con su agenda de lucha contra la corrupción. Una de las principales propuestas de la campaña arevalista es la creación de un Gabinete Específico Anticorrupción que proponga reformas a leyes para mejorar la transparencia.
“Yo soy una de las fundadoras de Semilla y para nosotros no fue una sorpresa (que Bernardo Arévalo pasara a segunda vuelta). Empezamos en 2003 con reuniones. Este movimiento surgió con gente de privilegios porque tuvimos acceso a la educación y luego tomó más fuerza en los movimientos de 2015”, explica Irma Alicia Velázquez, antropóloga de Quetzaltenango en el occidente guatemalteco.
Semilla se compone principalmente por jóvenes que tuvieron educación superior con ciertas bases económicas y con movilidad del campo a la ciudad; características que ellos mismos reconocen como privilegios. De los 23 diputados electos, alrededor de 5 son de origen campesino, mientras que los demás provienen de contextos urbanos y menos pobres.
A pesar de eso, en el occidente de Guatemala, poblado principalmente por grupos indígenas mayas, Semilla ha crecido exponencialmente en los últimos meses sobre todo por la participación de los jóvenes.
“Nosotros tratábamos de ir a volantear y a banderear con carteles hechos por nosotros mismos y por los mismos diputados. Nuestras actividades eran 100 por ciento orgánicas”, explica René Elgueta, una de las dirigentes juveniles de Semilla en Quetzaltenango. El financiamiento de Semilla ha sido independiente y autónomo, según declaran los propios militantes.
El apoyo masivo de la población de occidente también se ha manifestado en el trabajo voluntario de fiscales de observación de las elecciones: en la primera vuelta, en Quetzaltenango, Semilla contaba con 28 fiscales de mesa frente a las 300 mesas que era necesario vigilar. Para este 20 de agosto, cuentan con 350 fiscales que principalmente son jóvenes, pero también incluyen a personas de más de 65 años y todos son voluntarios.
“La gente de la tercera edad está muy emocionada porque recuerdan a Juan José Arévalo. El “Efecto Arévalo”, es algo nunca antes visto en Guatemala”, explica Marian Meza, habitante de Quetzaltenango y militante de Semilla.
UNA VICTORIA NO ASEGURADA.
En contraposición al voto juvenil que acompaña a Semilla, son los votantes de más de 40 años los que se han decantado por Sandra Torres, de la UNE, según encuestas publicadas por el medio local Prensa Libre.
“Lo que pasa es que la gente de más de 40 años es gente trabajadora. En cambio los de menos de 40 no estudian, tampoco trabajan y quieren seguir así. Por eso votan por Arévalo”, explica Miguel Ovalle, alcalde de Salcajá, en el occidente guatemalteco, que declara tener decenas de acusaciones por corrupción aunque, detalla, no le han comprobado ninguna.
Si bien en el occidente del país, Semilla obtuvo un gran porcentaje de votos, en el nororiente los votos favorecieron a la UNE que tiene un fuerte arraigo en el campo y entre la población de adultos. Según un estudio hecho por el periódico Prensa Libre, son los adultos mayores de 40 años los que están hablando positivamente en redes sociales de Sandra Torres.
A la ofensiva contra Arévalo, encabezada por Torres, se han sumado otros sectores de la derecha guatemalteca que tuvieron sus propios candidatos en la primera vuelta y quienes no lograron pasar a segunda. “No es por Sandra, es por Guatemala”, se lee en los anuncios espectaculares que hay tanto en las carreteras del interior del país, como en la capital.
La candidata, que se encuentra en su tercera campaña presidencial, ha declarado tener el apoyo de militares y de los veteranos aglutinados en la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala (AVEMILGUA), con quienes se comprometió a apoyarles económicamente en caso de resultar ganadora.
De acuerdo con fuentes de Semilla que solicitaron confidencialidad, en diversos departamentos del interior del país durante el sábado se entregaron decenas de despensas y se hicieron promesas de pagar hasta mil quetzales, equivalente a 2 mil pesos mexicanos, para presionar a la población para votar por la UNE. También temen ser víctimas de agresiones físicas por parte de la UNE pues ya han observado amenazas en algunas localidades.
La UNE ha declarado que su estrategia será impugnar todas las mesas de votación que sea posible para garantizar que no haya fraude electoral. A esto, se suma un pronunciamiento hecho durante la tarde de este sábado 19 de agosto donde denuncian intromisión por parte de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea.
“Las acciones intrusivas de algunos miembros de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea rayan en lo ilegal, abusivo y racista, al interrogar a nuestros afiliados y simpatizantes sobre las motivaciones del voto hacia el binomio presidencial, violentando el derecho a la secretividad del voto”, afirma un comunicado de la UNE que además insta al Canciller guatemalteco a solicitar a la UE, las aclaraciones pertinentes.
“Cuando les pregunto, nadie sabe decirme por qué debería votar por Arévalo. En cambio, Sandra Torres es una mujer trabajadora que conoce bien el país. Yo no sé de dónde surgió Arévalo, ni lo conocíamos”, cuestiona Ovalle que se encuentra en su cuarto mandato al frente de Salcajá.
Las agresiones que ha encabezado los que están en contra de Arévalo pero que no necesariamente están de acuerdo con Torres, se han mantenido en los últimos días, mientras que el candidato y su partido han asumido una posición principalmente defensiva.
A unas horas de que el país sepa quién será presidente durante los próximos cuatro años, la tensión y la polarización parecen demasiado profundas.
Este texto se publica con autorización de la autora y se realizó con el apoyo de Global Exchange y el Centro de Estudios Socio Jurídicos Latinoamericanos como parte de una Misión Internacional de Observación Electoral que aglutina a abogados, congresistas, activistas y politólogos de Estados Unidos, México, Guatemala, Ecuador, Colombia y Perú.