Ciudadanos de este país cada vez ven más difícil ganarse la vida, y en uno de sus puntos más álgidos de su desesperación cuentan de manera ultra privada lo que es vivir sin dinero, con trabajos con sueldos que no alcanzan para nada y que además, no hay nada qué comprar.
Un albañil está frustrado y reniega:
"Quiero que la gente sepa que me estoy arrepintiendo de haber nacido en este país", se desahoga con la BBC. Y las autoridades de gobierno piensan más en la ideología y armas, en celebrar la lucha de hace 70 años que buscar resolver los problemas de hambruna que ya asoman en la sociedad.
Este obrero de la construcción gana 53.50 pesos mexicanos diarios.
Así es vivir en Corea del Norte actualmente. Ganar 4,000 wones al día no alcanzan ni para una bolsa de arroz; pero además en los mercados no hay alimentos qué comprar. Todo esto es culpa de un momento de la historia de Corea del Norte, liderada por Kim Jong-un, donde debido a la pandemia de covid-19 restringió más el flujo de mercancías del exterior, entre ellas medicamentos y alimentos. Los 4,000 pesos al día son, equivalentes a 53.50 pesos mexicanos.
Pero todas las miradas están puestas desde este miércoles en Pionyang, donde está previsto que se celebre un gran desfile militar para conmemorar los 70 años del fin de la Guerra de Corea (1950-53), el primero de este tipo que contará además con la presencia de delegaciones extranjeras desde 2018.
Se cree que el desfile que tendrá lugar en la plaza Kim Il-Sung de Pionyang se celebrará de noche, a juzgar por la instalación de fuegos artificiales detectada por los satélites, y que incluso podría ocurrir en la madrugada del miércoles al jueves
La parada, en la que se espera que el régimen exhiba sus misiles más sofisticados e incluso nuevos activos fruto del programa de modernización armamentístico que aprobó en 2021, conmemora el fin de la contienda que enfrentó a las dos Coreas y que acabó con la firma, el 27 de julio de 1953, de un alto el fuego en vez de un tratado de paz.
La efeméride llega en un momento de renovadas tensiones en la península marcado por las pruebas de misiles norcoreanas (cuatro en el último mes, incluyendo el lanzamiento de su misil balístico intercontinental más sofisticado) y el despliegue temporal de submarinos estadounidenses a Corea del Sur, incluyendo uno con capacidad para lanzar ataques nucleares.
El desfile contará además con la presencia de delegaciones extranjeras por primera vez desde 2018 y también desde que Corea del Norte implementara una estricta política fronteriza tras el inicio de la pandemia en 2020.
Una delegación militar rusa encabezada por el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, ya llegó a Pionyang este martes para asistir a las celebraciones, según informaron las autoridades en Moscú, al tiempo que una comitiva china encabezada por Li Hongzhong, miembro del Politburó, también tiene previsto asistir.
La política fronteriza del régimen de Kim Jong-un para evitar la entrada de la covid-19 ha sido tan estricta y paranoica en los últimos tres años que los trabajadores y diplomáticos norcoreanos en el exterior siguen sin poder volver a su país desde principios de 2020.
La decisión de invitar a estas delegaciones subraya la actual cercanía de Pionyang -que lleva años rechazando dialogar con Seúl y Washington- con Pekín y Moscú, y apunta a un posible giro más aperturista por parte del régimen en materia fronteriza.