Los equipos de rescate trabajan a contrarreloj en el Océano Atlántico con la esperanza de localizar los cinco tripulantes de una misión para documentar los restos del Titanic todo esto abordo del submarino Titan perteneciente a la empresa OceanGate Expeditions que desapareció el domingo, después de su inmersión, dijo la Guardia Costera de Estados Unidos.
Los restos del Titanic se encuentran en el fondo del océano a casi 13,000 pies debajo de la superficie al sureste de Newfoundland, Canadá.
Titan, el sumergible de fibra de carbono formaba parte de una misión de OceanGate Expeditions, llevaba un piloto, un reconocido aventurero británico, dos miembros de una importante familia de empresarios paquistaníes y a un experto en el Titanic.
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Las autoridades reportaron la desaparición del sumergible el domingo por la noche unos 700 kilómetros al sur de San Juan, en Terranova, Canadá, según el Centro Conjunto de Coordinación de Rescate en Halifax, Nueva Escocia.
Titan tiene oxígeno para 96 horas cuando entró en el agua en torno a las 6 de la mañana del domingo, según David Concannon, asesor de OceanGate.
OceanGate y sus expediciones al Titatinic
OceanGate Expeditions es una compañía que organiza expediciones al fondo de los océanos con sumergibles tripulados para chárter e investigación científica, ha completado con éxito más de 14 expediciones y más de 200 inmersiones en el Pacífico, el Atlántico y el Golfo de México, según el sitio web.
La compañía anunció recientemente en su web y redes sociales que una expedición para ir a ver los restos del Titanic "estaba en marcha".
En el sitio web de la compañía se anuncian viajes de siete días para ver los restos del Titanic y se especifica que su precio son unos 250,000 dólares, unos 5 millones de pesos.
El Titanic chocó contra un iceberg en su viaje inaugural de Southampton a Nueva York en 1912. De los 2.200 pasajeros y tripulantes a bordo, más de 1.500 murieron. El transatlántico ha sido ampliamente explorado desde que se descubrieron los restos del naufragio en el año 1985.
Submarino militar desaparece
La reciente desaparición del sumergible Titan no ha sido la única, el 15 de noviembre de 2017, el submarino militar argentino ARA San Juan con 44 tripulantes a bordo, desapareció en medio del Atlántico Sur.
El ARA San Juan, fabricado en Alemania e integrado en 1985 a la Armada de Argentina, partió el 13 de noviembre de 2017 del sureño puerto de Ushuaia, adonde sus tripulantes habían acudido para realizar unas maniobras militares, para dirigirse de regreso a su base, en Mar del Plata, en la provincia de Buenos Aires.
En su última comunicación, en las primeras horas del 15 de noviembre y desde una zona a 430 kilómetros del punto más cercano de la costa, al sudeste de la península Valdés, el comandante había informado que se produjo un principio de incendio en un compartimento de baterías por la entrada de agua al submarino, un problema que según reconoció después la Armada fue resuelto y el buque pudo seguir su viaje.
En la noche del día 16, las alarmas empezaron a sonar en la prensa local, tras casi 48 horas sin noticias de la embarcación, y diversos contingentes se dispusieron a buscarlo por mar y aire. La búsqueda del ARA San Juan duro varios meses sin éxito; sin embargo al cumplirse el primer aniversario de su desaparición, el sumergible fue encontrado en las profundidades del océano Atlántico.
El submarino fue localizado a 800 metros de profundidad por una compañía privada que el gobierno contrató después de que una búsqueda que involucró a más de una decena de países no pudiera localizar la nave.
Trágico final del submarino ruso Kursk
El submarino nuclear Kursk, bautizado en honor a la famosa batalla en la que el Ejército Rojo derrotó a la Alemania Nazi durante la II Guerra Mundial, fue uno de los primeros símbolos del poderío militar ruso en tiempos postsoviéticos.
El K-141 Kursk era un submarino de la clase Oscar, considerados “inhundibles” por la ingeniería rusa debido a su doble casco y otras características técnicas; sin embargo tras una práctica de ejercicios navales en agosto de 2000 y entre las maniobras realizadas, el Kursk, al mando del capitán Gennady Lyachin, explotó y se hundió en el mar de Barents.
El 12 de agosto de 2000, desde el comando naval se dio la orden a Kursk que disparara otros dos torpedos. Sin embargo, el capitán Lyachin no llegó a dar la orden de “fuego”, lo que causa una explosión en el sumergible caudada por una fuga de peróxido de hidrógenos en un misil defectuoso había causado un incendio en la sala de torpedos, lo que provocó dos explosiones en un lapso de 2 minutos y 15 segundos, así como la muerte de 23 tripulantes del "submarino inhundible".
Los restos del Kursk fueron recuperados el 8 de octubre de 2001 y se encontraron las notas guardadas en el bolsillo del uniforme del teniente Kolésnikov que describe la agonía que vivieron tras el hundimiento de la nave en búsqueda de oxígeno.
Cabe mencionar que el recate de los restos del Kursk estuvo a cargo de dos empresas privadas, las compañías holandesas Smit International y Mammoet, que contaban con la tecnología necesaria para hacerlo.