El escenario geopolítico global se encuentra en un estado crítico de inestabilidad. Tensiones se perciben en cada rincón del planeta, y cada conflicto tiene el potencial de alterar el equilibrio que impide el estallido de una guerra mundial. Ante esta situación, las potencias del mundo se han preparan de distintas maneras, una de ellas, por supuesto, es la tecnológica. En los últimos años se ha desarrollado la tecnología de los aviones tripulados y su futuro como armas de guerra. Estos aviones se tratan de los drones, sin embargo, su popularidad y compra han aumentado en ciertos países del planeta.
Un hervidero de hostilidades se cocina en el Pacífico, donde las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte continúan siendo volátiles. A pesar de los intentos de diplomacia, persisten las amenazas nucleares de Corea del Norte, alimentando una frágil dinámica de poder. Paralelamente, Corea del Sur y Japón enfrentan su propia cuota de dificultades políticas con el vecino septentrional, lo que podría exacerbar la situación.
En Europa, la guerra entre Ucrania y Rusia prevalece. Con numerosas infracciones a los acuerdos de paz, los combates han seguido y la tensión se mantiene, representando una clara amenaza para la estabilidad regional y, potencialmente, global.
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Mientras tanto, China avanza en su estrategia geopolítica y tecnológica, asemejándose a lo que muchos expertos han llamado una "Guerra Fría 2.0" con las naciones occidentales. Con su creciente influencia en la tecnología 5G, la inteligencia artificial y la ciberseguridad, China se está perfilando como un desafío serio para la preeminencia tecnológica occidental.
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En este contexto de tensión, una nueva categoría de armamento ha emergido como un factor crítico en la estrategia de defensa global: los drones militares. Estos aviones no tripulados se han vuelto cada vez más comunes en los arsenales militares alrededor del mundo, y su uso en conflictos recientes ha demostrado ser efectivo y potencialmente positivo para las situaciones de un país. La popularidad de estas máquinas ha llevado a un auge en su compra y desarrollo, una carrera armamentista que solo aumenta la posibilidad de conflicto.
De acuerdo con la experta internacionalista Aribel Contreras, y sin sorpresa alguna, los Estados Unidos figuran se encuentran en el puesto numero de aviones o drones militares con miras a 2028. La lista menciona que el país de las barras y las estrellas desea tener 1000 drones militares. En segundo lugar, como era de esperarse, se encuentra China que para 2028 planea comprar apenas 68 drones militares. Le siguen Rusia con 48,India con 34 y Australia con 33.
Para completar los 5 países faltantes se encuentran Egipto con 32, Turquía con 30, Malasia con 26, Indonesia con 24 e Israel con 20. México, sorpresivamente, no figura en la lista.
Contexto: ¿Y México?
Pese a que México no figure en la lista de compras de drones militares con miras al 2028, la realidad es que el ejercito mexicano sí planea adquirir y usar este tipo de tecnología en el país. Sin embargo, los drones militares que compraron los 10 países nombrados en la lista son diferentes a los que busca comprarla Sedena en el país.
Para robustecer su combate a la delincuencia, el Ejército mexicano anuncia su intención de incorporar nuevos recursos a su arsenal. Entre estos, destaca su interés por potenciar su fuerza aérea con el uso de tecnología dron. En una reciente movida, la Secretaría de la Defensa Nacional ha hecho pública una convocatoria internacional que tiene por objeto la adquisición de 99 drones. Estos se incorporarán en labores relacionadas con la seguridad nacional y el mantenimiento del orden interno.
Conforme a la convocatoria LA-007000999-SAIT63-2023, la Sedena especifica que los drones que buscan deben ser compactos, robustos y avanzados. Asimismo, deberán contar con la capacidad de vuelo necesaria para cumplir misiones de reconocimiento y exploración.
Se espera que la decisión sobre este proceso de licitación se dé a conocer el 1 de junio. Sin duda, esta adquisición significará una inversión considerable para el país. No obstante, tiene como objetivo mejorar la eficacia y eficiencia del ejército en su combate a la delincuencia organizada y garantizar la seguridad de la población.
La integración de drones en operaciones militares y de seguridad se ha convertido en una práctica habitual. Sin embargo, la intención del Ejército mexicano de incorporar un número significativo de estos dispositivos demuestra su compromiso con la innovación y adaptación a las cambiantes necesidades en su lucha contra el crimen.
Los drones aportan varias ventajas tácticas. Entre ellas, la capacidad de realizar vigilancia y reconocimiento aéreo sin poner en riesgo la vida de los soldados y proporcionar información en tiempo real para mejorar la toma de decisiones en el campo.
El proceso de licitación permitirá a la Sedena evaluar las distintas opciones disponibles en el mercado internacional y seleccionar los drones que mejor se adapten a sus necesidades. Además, la inversión en tecnología puntera puede contribuir a la profesionalización y modernización del Ejército. Esto es esencial en un contexto de crecientes desafíos en materia de seguridad.
Los drones que la Sedena busca incorporar deberán ser de ala rotatoria, ya sea helicópteros o multirrotores, capaces de despegar y aterrizar verticalmente. Deben ser altamente maniobrables y precisos en su vuelo. Se espera que estos dispositivos tengan un alcance de vuelo de 14 km, sistemas de geolocalización, contraseñas de usuario, resistencia a vientos de hasta 10 km/h y velocidades superiores a 70 km/h.
DJC