MERCADO INTERNACIONAL

Crisis Global: Burbujas de todo tipo y color…

Las únicas certezas, por el momento,  para volver a los estándares inflacionarios de antes del 2020, no pasa por manipular los tipos de interés: Para que eso ocurra habrá que atravesar, indefectiblemente, “la nada” que dejan las burbujas tras la explosión con su inevitable depresión

Créditos: LaSillaRota
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Fiel a su naturaleza, las burbujas tienen su atractivo pero indefectiblemente, explotan sin atenuantes. En esta época en la que las secuelas de la pandemia, perviven junto a un difícil laberinto diseñado por una guerra sin cuartel en el extremo europeo y el agotamiento climático, explotan burbujas varias. Las de tipo militar rápidamente se convirtieron en una anécdota, pero las financieras siempre gozan del rótulo de “tristemente célebres”.

Si a este rompecabezas de la crisis global le faltaba alguna pieza, esa era la crisis financiera disparada en Estados Unidos, con la quiebra del Silicon Valey Bank (SVB) y ya comenzó su suerte de vuelta al mundo con la severa caída en el precio de las acciones del Credit Suisse. Una burbuja, cuando menos preocupante

Suficiente para que el sistema bancario ingrese en estado de pánico, capte la atención de todos los mercados e incremente la angustia de millones de personas. Mucho más luego de que las acciones en Bolsa de buena parte de los bancos europeos operaron con fuertes pérdidas.

La mayoría de los analistas económicos coinciden en que la corrida bancaria —la más severa desde la caía de La caída de Lhemann Brothers del 2008—, obedece, principalmente, a la política que en los últimos meses llevó adelante la Reserva Federal (FED) y el Tesoro estadounidense, y el constante incremento de la tasa de interés (del 1.5 al 4.5 por ciento), como herramienta para contrarrestar la presión inflacionaria en el país del norte.

De esa manera, para una medida ortodoxa una crisis de manual. Automáticamente, cuando se incrementan las tasas, bajan los precios de los bonos. En ese contexto el SVB, vio depreciarse el valor de su cartera, sacó a la venta papeles por 2,250 mil millones de dólares de nuevas acciones, justo cuando la rentabilidad de su cartera era de tan sólo 1.79 por ciento (contra el  3.9 de antes de la pandemia) y terminó de diseñar la tormenta perfecta. Los clientes acudieron en masa a retirar sus depósitos y forzó a la entidad a la quiebra. 

El SVB, era el preferido de la industria tecnológica, tanto para financiarse como para operar en el mercado. Un sector, que por lo que muestran las empresas líderes como META, entre otras, vienen reduciendo sus posiciones financieras y recortando personal considerablemente. Acaba de anunciar que dejará sin trabajo a 10 mil personas, la segunda razia laboral en menos de seis meses. El Credit Suisse, es una de las principales entidades bancarias de Suiza. Cuando Abdul Wahed Al Khudairy, presidente del Banco Central saudita, principal accionista del Credit, anunció que no haría más aportes de capital para cubrir sus compromisos se dispararon las alarmas entre sus accionistas y sus ahorristas.

Acababa de conocer los resultados de los últimos meses, con fuertes pérdidas, en un marco de incremento de tasas por parte del Banco Central Europeo (BCE). Casi en sintonía con la FED, utilizan esa herramienta (obsoleta y de escasos o nulos resultados para luchar contra la inflación. Y es que si los bancos se ven afectados con las subas de las tazas, las empresas sufren el incremento del costo de los préstamos.

 La necesidad de mayor efectivo para cubrir las deudas terminó el SVB y con las administración Biden, intentando frenar la sangría. A pesar de la tenue recuperación de las bolsas. No tardó en iniciar su recorrido por otros bancos, como el Signature, y otras latitudes como en Suiza. Una crisis financiera que avanza para ocupar su lugar y aportar lo suyo para este reseteo mundial.

 Lo que llama poderosamente la atención es que algunos sectores gubernamentales y financieros manifiesten sorpresa ante el colapso. En el último año y medio, la venta de bonos en corto plazo había reducido la capitalización del SVB en la Bolsa de los 44 a poco más de 12 mil millones de dólares. Los más memoriosos recuerdan que fue el periódico “Financial Times” el que en octubre pasado calificara ese derrumbe de valor como “el mayor desde la explosión de la burbuja de las punto.com” al comenzar el siglo. Algo similar era lo que el Credit Suisse dejaba ver a sus clientes e inversores, como aumentaban sus deudas, como se descapitalizaba en el Mercado sin que nadie se inmutara.

Amén de las investigaciones que ahora lleva a cabo la FED para interpretar el por qué, hay evidencias de que, desde la autoridad monetaria, no se habría intentado evitar este escenario. La inflación, y el consecuente aumento del costo de vida amenazando en convertirse en votos adversos en un mediano plazo, era la urgencia principal a atender. Ahora son dos, entre otras tantas, las urgencias.

Buena parte del planeta dirige su atención a este nuevo escenario que viene aderezar la crisis global. Esos bancos no están solos. El Societé Général en Francia, parecía ayer seguir el mismo destino. El dólar y el Euro se deprecian al igual que el precio del petróleo.

El desfinanciamiento de la banca, se suma al  belicismo recurrente de cada día en Ucrania y la basura acumulándose por toneladas en las calles de París, y vuelve a ratificar la hipótesis que plantea muy pronto, el mundo será otro. ¿Cómo evolucionará el devenir de la guerra si sobrepasa los límites, tal la amenaza periódica (la última el choque de un avión ruso con un dron estadounidense en el Mar Negro)? ¿Cuánto demorarán los vecinos de Francia en modificar el régimen de pensiones? ¿De qué manera enfrentarán los países los cimbronazos climáticos que se observan en diversas latitudes?

Interrogantes que pueblan una lista abierta, llamada a ir recibir nuevos ítems y cuyas respuestas irán saliendo acorde a los movimientos que Washington y Pekín vayan ensayando con un coro liderado por Rusia y sus ansias por reconstruir su “glorioso” pasado y con un ballet de  gobiernos europeos, cada vez, más apretados en este nuevo escenario global.

En el ínterin, economistas de todos los pelajes y latitudes intentan explicar el origen de la crisis y las posibles soluciones, que para la FED y el BCE, sólo pasan por emitir moneda, seguir subiendo las tasas y forzar el desendeudamiento de las empresas. Y todo en busca del “paraíso” económico perdido. El temor es grande y las autoridades, a un lado y al otro del Atlántico, estudian febrilmente detener el aumento de los intereses.

Todo ello, cuando las únicas certezas, por el momento,  para volver a los estándares inflacionarios de antes del 2020, no pasa por manipular los tipos de interés: Para que eso ocurra habrá que atravesar, indefectiblemente, “la nada” que dejan las burbujas tras la explosión con su inevitable depresión de la economía. Y ahí sí. Ahí, las consecuencias suelen ser difíciles de sobrellevar cuando no, nefastas.

DJC