El Gobierno de los Estados Unidos ha lanzado recientemente un plan de subvenciones para impulsar la producción nacional de microchips y semiconductores. Esta iniciativa tiene como objetivo revitalizar la industria nacional de semiconductores y competir con China en el mercado internacional. A este tipo de cuestiones entre ambas potencias se le conoce como la “Chip War” o, en español, la “ La Guerra de los Chips”.
Estas subvenciones se enmarcan dentro de la Ley de Chips, aprobada por el Congreso estadounidense el año pasado. La ley prevé destinar más de 50.000 millones de dólares para revitalizar la industria nacional de semiconductores con ayudas y créditos para empresas.
El Departamento de Comercio abrió un primer plazo para que las empresas estadounidenses presenten solicitudes de financiación para construir, ampliar o modernizar sus instalaciones de fabricación de semiconductores. En los próximos meses, lanzará una nueva convocatoria para la instalación de equipos y otra para la investigación y el desarrollo en el campo de los microchips.
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El Departamento de Comercio analizará la viabilidad comercial, la fortaleza financiera y la creación de empleo de los proyectos seleccionados para otorgar financiación directa o préstamos del Gobierno federal. Sin embargo, estas subvenciones deben complementarse con financiamiento privado.
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La Administración del presidente Joe Biden espera que, a finales de esta década, Estados Unidos se convierta en sede de al menos dos grandes conglomerados de fabricantes de microchips. "Cuando hayamos terminado de implementar la Ley de Chips, seremos el principal destino del mundo donde fabricar chips de vanguardia", dijo en un comunicado la secretaria de Comercio, Gina Raimondo.
La fabricación nacional de microprocesadores es considerada por el Gobierno de Estados Unidos como una cuestión clave para la economía y la seguridad nacional, especialmente ante el gran dominio de mercado que tiene China en este campo.
La economía global ha sufrido una grave escasez de microchips desde 2020, causada en parte por los efectos de la pandemia de la covid-19 y las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, además de factores climáticos.
Con esta iniciativa, el Gobierno de los Estados Unidos busca fortalecer su posición en el mercado de microchips y semiconductores y reducir su dependencia de otros países, en particular de China. Además, se espera que esta medida tenga un impacto positivo en la economía y la creación de empleo en el país.
Con información de EFE.
DJC