El líder de la secta Nxivm, Keith Raniere, fue golpeado en prisión por un traficante sexual que lo dejó con un ojo morado y mareado durante días, según documentos judiciales, en una condena brutal donde ha tenido que comer su almuerzo en medio de las heces en la celda manchada por toda la pared.
El New York Post, que lo cataloga como “pervertido esclavista sexual” describió que Raniere se quejó de su condena brutal luego de que fue atacado en su prisión de Arizona por Maurice Withers, de 33 años, quien cumple una condena de 18 años por traficar con cinco mujeres, incluida al menos una menor.
“El 26 de julio de 2022 fui agredido mientras caminaba hacia una mesa con mi comida en el comedor. No me defendí”, dijo Raniere en una declaración jurada en su demanda en curso sobre las condiciones mientras cumple su sentencia de 120 años.
Sus abogados dijeron que Withers lo golpeó “con el puño cerrado” en la “cabeza y la cara”.
“Estuve mareado durante varios días y no podía levantarme de la cama”, se quejó Raniere del ataque en su celda de Tucson.
El líder de Nxivm, Keith Raniere, se quejó de que otro traficante sexual lo agredió en prisión.
“Sufrió un ojo morado, hinchazón, náuseas y mareos durante más de una semana”, y fue golpeado tan fuerte que “tiene un conocimiento limitado de la tunda que le dieron”, describieron los abogados del líder de Nxivm, Keith Raniere
OBLIGADO A COMER EN MEDIO DE LA INMUNDICIA
Raniere también fue puesto en una celda con una mujer intersexual, y obligado a comer su almuerzo “junto a heces humanas de un día… manchadas por toda la pared” , según otros documentos citados por el periódico The Sun.
El líder de la secta Nxivm cumple una sentencia de prisión de 120 años después de que fue declarado culpable por tráfico sexual y crimen organizado, por dirigir un culto sexual en sus diversos grupos de autoayuda, incluido Nxivm.
Su presunto atacante, Withers, fue sentenciado a 18 años de prisión en 2017 por tráfico de mujeres para la prostitución en Wisconsin y Las Vegas
Withers conoció a las mujeres en las redes sociales y luego “utilizó la violencia, las amenazas, la intimidación, la degradación y la manipulación psicológica para obligarlas” a ejercer la prostitución.