La monja Gloria Narváez originaria de Colombia fue secuestrada, golpeada y torturada por un grupo Yihadista vinculado a Al Qaeda en el país de Mali ubicado en África Occidental.
Estos hechos, de acuerdo a lo relatado por la misma Gloria Narváez, ocurrieron el siete de febrero del 2017 cuando cuatro hombres yihadistas ingresaron al hogar de las monjas en donde cuidaban a 13 menores con una enfermedad infecciosa.
“Querían llevarse a una de las hermanas jóvenes. Éramos cuatro, pero las otras tres hermanas eran muy jóvenes, quienes estaban haciendo su experiencia misionera, por lo cual les dije: ‘no se lleven a ellas, yo soy la responsable, entonces a ellas respétenlas”, relató Narváez.
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Fue así que el calvario de la madre Gloria Narváez comenzó ya que señala que con machetes y armas de fuego fue encadenada y llevada por los yihadistas hacia adentro del desierto del Sahara.
(Foto: Twitter @ACNMex)
EL SECUESTRO
Es así que la madre realizó un viaje de alrededor de tres días hasta llegar a la comunidad “terrorista” como ella las nombra. La madre Gloria Narváez indicó que dicho secuestro fue planeado debido a que antes de este acto se había comenzado con una “persecución cristiana” en las iglesias al norte de Malí las cuales eran derribadas o tomadas por militares.
“Yo me hacía muchas preguntas y en el camino me encontré con una señorita suiza que era protestante a quien también encadenaron. Ella ya llevaba 1 mes más que yo y estaba allí encadenada sin agua, sin comida quien por las condiciones ya había perdido casi la razón”, dijo Narváez.
La víctima de este secuestro puntualiza que cada vez más los yihadistas iban adentrándolos al desierto, hasta el grado en el que se sumaron 4 años y 8 meses bajo el yugo de dicho grupo terrorista.
“Ellos hacen cinco veces su oración, y cuando hacen su oración se violentaban, venían hacia donde estábamos nosotros, nos escupían, nos pegaban en la cabeza, nos ponían la metralleta en la cabeza y decían: ‘se tienen que convertir, es el Islam la religión’”, señaló la monja.
(Foto: @ACNMex)
VIOLENCIA CONTRA EL CATOLICISMO
De igual forma, la madre describió que en cuanto ella buscaba tener un contacto con dios a través de su oración, los yihadistas se enojaban y la golpeaban e insultaban además de que al momento de rezar a su religión lo hacían hacia armas de fuego.
“El primer jefe me tuvo encadenada un mes y no podía hacer mis necesidades. El calor era como de 60 grados muy fuerte. Nos daban agua y no podíamos hidratarnos porque le echaban ácido o gasolina, pero yo me mantuve con fe”, detalló la víctima.
Por otro lado, la monja contó que sus captores les indicaban que se transformaran al Islam para que pudieran mejorar sus condiciones, sin embargo ella les contestaba que no, mientras que algunas de las otras mujeres aceptaron.
Asimismo, Narváez puntualizó que por momentos cayó en desesperación por las fuertes torturas a las que eran sometidas y se preguntaba por qué Dios las había abandonado en dicho lugar.
Gloria Narváez detalló que en el tiempo en el que estuvo cautiva llegó a comer comida de camello debido a la escasez de alimentos y bebidas en la que los tenían a los secuestrados además de tener que ver obligada a beber de su propia orina.
LIBERACIÓN
“También encontré entre esos terroristas a hombres buenos que me tiraban un pedazo de pan, otros me dejaban agua, otros tantos me daban de su propia comida. En ese momento yo pensaba en hermanos nuestros que no tenían qué comer”, informó la monja.
Asimismo, durante su testimonio, Narváez indicó que intentó escapar en cinco ocasiones, sin embargo, no lo logró y fue recapturada por el grupo de terroristas quienes la golpearon de manera salvaje con palos en forma de castigo.
Finalmente, la madre puntualizó que los secuestradores cambiaron y, a pesar de que las personas que ahora las tenían cautivas eran más sanguinarias, hubo un jefe que se acercó a ellas y les comentó que si pedían disculpas al jefe principal, podrían recibir su libertad y fue así que tras 4 años y 8 meses de espera, lograron salir del campamento hacia afuera del desierto del Sahara.
CAO