La policía municipal de Atizapán detuvo a un hombre de unos 60 años acusado de vender y repartir combustible robado, conocido como "huachicol", en varias colonias de la zona. El sujeto, que operaba bajo pedido vía redes sociales, transportaba la gasolina en una camioneta y la distribuía en municipios aledaños.
La captura fue resultado de un seguimiento que se inició por una denuncia anónima recibida en el centro de mando C4. Se avisó que el hombre realizaba entregas de gasolina ilícita a domicilio todos los miércoles.
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Seguimiento con videocámaras y operativo
Con la información de la denuncia, elementos del Centro de Inteligencia Municipal se coordinaron para monitorear las entradas al municipio. La noche del miércoles, se detectó el ingreso del sospechoso por la carretera Lago de Guadalupe.
A través de las videocámaras del C4, se le dio seguimiento hasta la colonia San Juan Iztacala plano sur, donde se le observó a bordo de una camioneta Toyota Sienna, color vino, con placas LVP-890-C. Una vez que se confirmó la ubicación, se movilizó a los elementos de Seguridad Pública Municipal.
El vehículo fue interceptado en la calle Sabino de la colonia Bosques de Iztacala. Al realizar una inspección, los policías descubrieron un total de 20 garrafones de 50 litros cada uno, que contenían gasolina Magna y Premium.
"Huachicoleo" operaba con pedidos
Durante la detención, el hombre confesó que compraba el combustible en el estado de Hidalgo y lo revendía en municipios del área metropolitana como Atizapán, Tlalnepantla, Tultitlán, Cuautitlán Izcalli y Nicolás Romero. La venta se realizaba a través de redes sociales y llamadas telefónicas, con pedidos específicos de sus clientes.
El detenido y los garrafones de combustible fueron trasladados y puestos a disposición del ministerio público federal en Naucalpan para determinar su situación legal. La policía local continúa con las investigaciones para desarticular la red de distribución.
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En contexto: La venta de gasolina robada, conocida como "huachicol", es un delito federal grave en México. Aunque el problema es más visible en estados productores como Hidalgo, su distribución y venta se ha extendido a áreas urbanas y suburbanas, como el Valle de México. Este caso en Atizapán es un ejemplo de cómo las redes de distribución minorista operan en zonas residenciales, adaptando sus métodos para pasar desapercibidos.
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