Los pasillos del Mercado de La Merced se convirtieron este miércoles en una pista de baile. Hubo música, comida y altares improvisados en las esquinas para celebrar los 68 años de vida de uno de los complejos comerciales más emblemáticos de la Ciudad de México.
Sin embargo, entre la fiesta también surgieron las demandas: mayor seguridad, poner un freno al ingreso de productos chinos que desplazan a los artesanos y concluir, de una vez por todas, las obras inconclusas tras el incendio de diciembre de 2019.
“Hoy es el aniversario de la Merced, inaugurada el 24 de septiembre de 1957”, explica Edgar Mendieta, vocero del Movimiento Plural de Comerciantes. “Este complejo de mercados consta de la nave mayor, la nave menor, el paso a desnivel, el mercado de comidas, el Banquetón, el Gómez Pedraza, el de dulces... todos con el nombre de la Virgen de la Merced, por el convento de los mercedarios”.
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Un gigante económico
La Merced es, además, una máquina económica. En su nave mayor hay más de 7 mil 600 puestos y, según cifras de la Secretaría de Desarrollo Económico, unas 150 mil personas transitan diariamente por sus pasillos entre proveedores, clientes y comerciantes.
La derrama estimada es, señala Mendieta, de entre 15 y 20 millones de pesos diarios.
Pero su historia también está marcada por tragedias. Ha sufrido varios incendios; el más reciente ocurrió el 24 de diciembre de 2019 y, aunque parte de la remodelación ya concluyó, alrededor de 400 puestos siguen sin operar por problemas de electricidad y falta de rehabilitación.
“Lo que más necesitamos es que ya se entregue esa parte del mercado, que haya atención a los servicios: drenaje, alumbrado, seguridad pública”, reclama el vocero de los mercados públicos de la ciudad. “Son los temas más complejos que enfrentamos actualmente”.
Recuerdos de otra Merced
Entre la fiesta y el baile, Guadalupe Hernández, de 76 años, artesana y locataria de toda la vida, recuerda una época distinta.
“La Merced era limpia, con jardines y una fuente. Había artesanos que poco a poco fueron desplazados por lo chino. Nos han dado para abajo, pero aquí seguimos”.
Ella vende canastas hechas a mano y señala cómo la competencia desleal ha orillado a muchos a abandonar el oficio. “Lo chino que entra nos afecta a todos, pero seguimos en pie. Antes no había tanto ambulante. Ahora estamos llenos de ellos y se nos van haciendo los espacios más chiquitos. La gente ya no conoce a la Merced de antes”.
Hernández también rememora los incendios. “Se han quemado porque no pueden entrar los bomberos, pero aquí seguimos. Tenemos 68 años y ya viene otra nueva generación”.
A pesar de los problemas, el aniversario fue una fiesta popular. Los cientos de pasillos del complejo se saturaron de música y baile, los locatarios regalaban comida y honraban a la virgen que le da nombre al Mercado que por años les ha dado sustento, comida y comunidad.
“Hoy es un día en el que todos olvidamos los problemas y nos unimos para festejar”, resume Mendieta. “La Merced, a pesar de todo, sigue siendo un lugar donde encuentras de todo a buen precio y donde quienes trabajamos aquí podemos llevar el pan a la casa”.
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