Desde hace ocho años, la señora Lourdes García Hernández y sus hijas, Ana Karen y Karina, reconstruyen libretas en su casa para donarlas a niños de escasos recursos que cursan sus estudios de primaria y secundaria.
La madre de familia recuerda que en un verano de hace años se encontró con una situación de emergencia económica y al revisar las libretas de sus pequeñas aprovechó las usadas para habilitar las que usarían en el siguiente año escolar y de ahí surgió la idea de ayudar a más infantes y de fundar el “Banco-hospital de Libretas”.
“Saber que nosotros hacemos la diferencia para algún papá que no tiene lo suficiente para que siga estudiando nos reconforta”, expresa.
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Paciencia y trabajo artesanal
Ana Karen explicó a La Silla Rota que abrieron en Facebook la página “Banco-hospital de libretas” a través de la que la gente hace donaciones. Una vez que tienen varias libretas, las desarman y escogen las hojas limpias.
“Siempre contamos que sean alrededor de 80 y 100 hojas y ya las comenzamos a juntar, le ponemos una nueva pasta o reutilizamos la pasta, dependiendo de que tan deteriorada esté”, indica Ana.
En los primeros años cosían las libretas, lo que además de laborioso era muy caro y representaba un gasto porque debían comprar hilo cáñamo y pegamento, además del forro.
Entre los meses de julio y agosto la familia Montes de Oca recibe las libretas en desuso y se organizan para dedicar los fines de semana a rehacer este utensilio básico.
Regalo para otros
Karina relata que siente una especie de descubrimiento cuando cuenta las hojas o desarma las libretas para hacer una nueva, porque están transformando un objeto desechado en otro que se puede utilizar nuevamente.
“Siempre pienso que debo hacer a libreta lo mejor que pueda, encontrar los materiales adecuados y convertirla en algo realmente funcional y que la persona que la reciba tenga la satisfacción y las ganas de seguir estudiando”.
La familia recuerda que hace años, en dos ocasiones le donaron libretas, una mochila de carrito y una caja para colores a un pequeño del municipio de Chimalhuacán; el niño y su mamá se acercaron a un punto conocido popularmente como Las Alas, sobre la carretera Toluca-México, a la altura del municipio de Ocoyoacac.
“El niño iba fascinado porque aparte ese año nos llegó una mochila de carrito, de un balón de futbol, el niño estaba feliz”, recordó la señora Lourdes Karina.
El mensaje que deja la madre de familia es que los papás inculquen a sus hijos la idea de ayudar a las personas más necesitadas, pues de esa manera se les va a retribuir.
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