El refrigerador voló hasta el patio del vecino. La estufa quedó junto a la cama y las cucharas, platos y la licuadora quedaron entre escombros, polvo y madera. En segundos, lo que era una cocina en un segundo piso colapsó sobre el cuarto de abajo. "Alcanzamos a salir, fue cuestión de minutos", cuenta a La Silla Rota Rodrigo Gutiérrez Trujillo, quien vive en una casa de más de 100 años de antigüedad en la colonia Tacuba, en la alcaldía Miguel Hidalgo.
El inmueble, ubicado en la calle Golfo de Campeche y catalogado como de valor artístico por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se derrumbó la madrugada del 3 de julio de este año. "Empezamos a escuchar cómo caían piedras. Luego se vino todo".
Rodrigo cuenta que llevaban al menos 15 días de tormentas constantes y que en las noches escuchaban pequeños desprendimientos de adobe. “Mi vecino me mandó un mensaje para avisar que estaban cayendo pedazos cada vez más grandes. Pero no imaginábamos esto”.
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La escena, aunque impactante, puede repetirse. En esta zona, una de las más antiguas de la ciudad, cientos de viviendas se levantaron en la primera mitad del siglo XX y permanecen sin intervenciones mayores. Tacuba, Anáhuac, Clavería y Popotla concentran una parte del patrimonio habitacional más antiguo de la capital, con estructuras que combinan adobe, madera y bóvedas de ladrillo que hoy sobreviven en condiciones precarias.
Viviendas históricas, vidas en riesgo
La casa de los Gutiérrez ha sido habitada por la misma familia desde los años cuarenta del siglo pasado y su hogar forma parte de un inventario silencioso de viviendas con bóvedas catalanas, un sistema de techumbre tradicional hecho de enladrillado curvo sostenido por vigas de madera. Hoy, muchas de esas estructuras están al borde del colapso.
De acuerdo con datos oficiales de la alcaldía Miguel Hidalgo, al menos 172 inmuebles catalogados como históricos o de valor arquitectónico utilizan bóvedas catalanas. Muchos de ellos están en Tacuba; no obstante; también hay registros en:
- Anáhuac I Sección (12)
- Anáhuac II Sección (14)
- Escandón I Sección (13)
- Escandón II Sección (5)
- Pensil Norte (10)
- San Miguel Chapultepec I Sección (10)
- Tacubaya (12)
- Tlaxpana (10)
“Nosotros vivimos aquí desde hace más de 50 años”, explica Rodrigo.
Patrimonio que se desmorona
Además de todo esto, la fachada del inmueble, al estar catalogada por el INAH, no puede ser intervenida sin autorización previa. Esto complica cualquier obra y reparación, incluso para reforzar techos o sustituir materiales.
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En este caso, explica Rodrigo, "Protección Civil ya nos dio el diagnóstico y ahora estamos en asesoría para no incurrir en alguna falta legal con respecto a la demolición o reconstrucción”.
“Para poder intervenir cualquier parte de un inmueble catalogado, aunque sea para mantenimiento, hay que notificar a las instituciones correspondientes y obtener autorización”, explica José Federico Piña Mendieta, director de Protección Civil y Zonas de Alto Riesgo en Miguel Hidalgo. Él fue uno de los funcionarios que conversó directamente con Rodrigo tras el derrumbe.
“Las bóvedas catalanas son techumbres antiguas, hechas de ladrillos y mortero, apoyadas sobre vigas de madera que con los años se polillan y colapsan. Muchas casas de la zona están construidas así, pero sus dueños no lo saben y no tienen recursos para mantenerlas”, advierte.
Sin saber que viven sobre un riesgo
La subdirectora de Manejo Integral de Riesgos de la alcaldía, Nancy Patiño, reconoce que el desconocimiento es uno de los factores más graves. “Muchos vecinos ni siquiera saben que tienen bóvedas catalanas. A veces están cubiertas por otros materiales o por capas de concreto y sólo se descubre su existencia cuando llueve mucho y colapsan”, explica.
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En respuesta, la alcaldía elaboró un cuadernillo técnico, en colaboración con el INAH, donde se explica qué son estas estructuras, cómo se detectan y qué pasos seguir para darles mantenimiento legal y seguro. El material también incluye orientación sobre los permisos necesarios y recomendaciones para evitar colapsos.
“Las bóvedas están distribuidas principalmente en las colonias más antiguas de la alcaldía. Lo que hemos hecho es mapearlas y ahora sabemos que hay al menos 172 en riesgo. Pero ese número es solo de los casos reportados, hay muchas más”, señala Patiño.
“Son estructuras sin refuerzo moderno, que colapsan de forma súbita si fallan en un punto”, explica.
“No tenemos otro lugar donde ir”
Rodrigo y su familia siguen viviendo en la parte de la casa que no colapsó. Cuatro personas, entre hermanos y primos, duermen entre muros agrietados y techos parchados con lámina. No tienen a dónde ir.
“Queremos reconstruir, aunque sea algo más pequeño, pero más seguro. No tenemos a dónde ir”, dice Rodrigo. Por ahora, viven con el miedo latente de que otra parte de la casa ceda. “Solo cuando pasan camiones pesados se siente que vibra. Pero nunca pensamos que iba a caer”.
Mientras tanto, Tacuba y otras colonias con alto valor histórico, y alta vulnerabilidad, siguen habitadas por familias que, sin saberlo, viven sobre estructuras que podrían desmoronarse en cualquier momento.
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