Minerva García Flores, quien desde hace 35 años vende vestidos de novia, para XV años y ropones para bautizo en República de Chile, en el Centro Histórico, teme que comerciantes chinos compren locales como han hecho en otras calles del Centro Histórico y comiencen a vender mercancías como la suya, más barata pero de menor calidad.
Minerva se enteró hace unos días que en la calle de Mesones, a unas 7 cuadras de ahí, ya se instaló la primera tienda china de vestidos de XV años, de ahí su temor. Aunque ha visto como la presencia de bodegueros chinos ha crecido en el Centro Histórico y han rentado o comprado locales que antes eran tiendas o pequeñas maquiladoras, en donde está su local, en la llamada Calle de las Novias, aún no se ve eso.
“Los comerciantes mexicanos pagamos impuestos, salarios, todo lo que se refiere a un negocio establecido. Exigimos que las autoridades nos apoyen en contra del comercio asiático que vino a invadir nuestro Centro Histórico que está hecho un asco. Pedimos que nos ayuden a conservar esta industria del vestido mexicano, hecho con manos mexicanas que nos dedicamos a ser gente de bien”, expresó Minerva, dueña del local Sharon.
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De todos modos son afectados
De manera indirecta los comerciantes establecidos en la Calle de las Novias sí sufren las consecuencias de la presencia de los bodegueros chinos. A lo largo del día se ve a diableros mexicanos y a algunos migrantes, yendo y viniendo de otras calles en un trajín infernal transportando mercancía de un lado a otro, ya sea a pie o jalando diablos con motos, incluso en sentido contrario. Pero lo peor es en otras calles, como Honduras, donde había más tiendas de venta de vestidos y poco a poco han ido cerrando algunas. En su lugar hay bodegas donde se descarga la mercancía en la banqueta, lo que obliga a los transeúntes a pasar con cuidado o a bajar de la acera.
Esas descargas también ocurren de noche y en ocasiones detienen el tránsito vehicular, como se ve en algunos videos.
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Ni qué decir de otras calles como Brasil o Argentina, o República de Ecuador, en la cual antaño había locales de muebleros que en los dos últimos años han ido a la baja, sustituidos por estas bodegas. Pero el impacto de los bodegueros y la mercancía que reciben no se queda ahí y llega hasta La Lagunilla.
La mercancía que es transportada en bolsas grises, es pedida por clientes de plataformas, para ser vendida en las plazas como las de Izazaga o algunas que hay más lejos, como en Calzada Zaragoza, o sirve para surtir al cada vez más presente comercio ambulante que ya se apropió de las aceras de varias calles como República de Colombia, Argentina o Tacuba, incluida la Plaza Tolsá.
“Se ha pauperizado el espacio público desde que llegaron los comerciantes asiáticos. Nosotros hemos tolerado las cargas y descargas, bodegas y lo que esto conlleva pero no vamos a dejarles el mercado de la Calle de las Novias, el mercado de ropa de la Lagunilla con tradición de más de 100 años de hacer vestidos de novias, porque todo lo que tocan lo corrompen. No tenemos miedo a la competencia, sino a los precios bajos, la depredación”, dijo a La Silla Rota el presidente de la Asociación La Calle de las Novias, José Luis Santiago.
En el caso de los vestidos para XV años o bodas, aún no hay un local que venda vestidos chinos en la calle de República de Chile, pero ya comienza a haber mercancía de origen asiático. Por ejemplo, algunas coronas usadas por las quinceañeras y que eran traídas desde Michoacán, han sido sustituidas por productos de menor calidad pero más baratos, las cuales son vendidas por locales que se dedican a vender utilería para esas fiestas.
Contexto: Después de la pandemia de la covid19, que dejó moribundos a distintos negocios en el Centro Histórico, es que comenzó la renta o venta de locales a comerciantes chinos, que además estaban dispuestos a pagar por encima del valor estimado para hacerlo. Se estima que más del 20% de los 20 mil comercios en el Centro Histórico son de origen asiático, principalmente chinos.
La zona de La Lagunilla concentra cerca del 60% de las bodegas y locales que almacenan y venden mercancía china.
Las calles más afectadas incluyen Izazaga, República de Brasil, República de Chile, Mesones, Manuel Doblado y Cuba, entre otras.
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Tanto comerciantes establecidos del Centro Histórico como la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo han pedido al gobierno capitalino medidas para evitar el ingreso de tanta mercancía china que inunda las calles y regular la instalación de bodegas, que se ponen no solo en antiguos locales comerciales o casas, sino también en departamentos, lo que representa un riesgo por la carga que soportan esas construcciones.
Además, se ha detectado por parte de las autoridades, que algunas de las plazas que venden mercancías chinas, lo hacen sin todos los permisos correspondientes. El 11 de julio de 2024 la plaza Izazaga 89 fue cerrada por el Instituto de Verificación Administrativa (INVEA) debido a la falta de documentación legal. En marzo de este año reabrió, con venta de productos chinos y artesanías mexicanas.
Invasión continúa de manera disfrazada
La Cámara Nacional de Comercio Servitur apenas el 21 de mayo dijo que si bien ha habido medidas de parte de las autoridades federales y capitalinas para enfrentar la distribución de productos chinos, son insuficientes.
La invasión de productos procedentes del país asiático continúa bajo nuevas modalidades que disfrazan algunas mercancías chinas como si fueran productos mexicanos. La nueva forma de introducir y distribuir ilegalmente productos chinos es cambiándoles las etiquetas.
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El presidente de la Canaco capitalina, Vicente Gutiérrez Camposeco ese día afirmó que de acuerdo al ranking en materia de corrupción en las aduanas, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el puesto número 38 de los 38 países miembros de esa organización, por lo que demandó intensificar las revisiones e implementar una estrategia integral para frenar y revertir esa situación.
Para evitar la entrada de más productos chinos, propuso aplicar aranceles de hasta 100%.
VGB