Migrantes venezolanos que renunciaron a su anhelo de llegar a Estados Unidos urgen a autoridades de su país que agilicen los vuelos de repatriación a Venezuela.
Aisel, Ana y Fran son de Venezuela, trataron de llegar a EU y viven en un albergue del gobierno de la Ciudad de México en espera de ser elegidos para volar de regreso a su país.
Los tres venezolanos forman parte de los 380 migrantes que habitan la Casa de Asistencia la Movilidad Humana (CAMHU) en el barrio de Tepito.
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El gobierno de Venezuela ha puesto en marcha el proceso para que sus ciudadanos regresen a su país. Uno de los requisitos para el retorno voluntario es vivir en un albergue o CAMHU de la Ciudad de México.
“El proceso que la misma embajada puso para que las personas puedan tener su vuelo de retorno es que estén en alguno de los albergues, actualmente tenemos en lista de espera de los 220 venezolanos a la mitad están en espera”, explica el director de la Casa de Asistencia la Movilidad Humana Vasco de Quiroga, Emmanuel Herrera.
La primera semana de mayo se llevó a cabo un vuelo de retorno voluntario organizado por la embajada en coordinación con los CAMHU. Según datos del director de la casa de asistencia en este viaje regresó casi un centenar de personas.
“Salieron 55 personas de aquí y 33 del CAMHU Bocanegra, ahorita ya están en Venezuela”, afirma Herrera.
“La idea era que nos sacaran a todos como familia y no quedarme yo sola”
Aisel abandonó la idea de llegar a los Estados Unidos con su familia tras la llegada de Donald Trump a la presidencia y sufrir un secuestro en la Ciudad de México por sujetos que le pidieron dinero a sus familiares. Ahora está en lista de espera para regresar a Venezuela.
A pesar de haber realizado el trámite al mismo tiempo que el resto de sus familiares con los que viajaba, ella no fue elegida para volar hace dos semanas.
“Es muy difícil porque la idea era que nos sacaran a todos como familia y no quedarme yo sola aquí. Después de que salí del secuestro lo único que quería era retornar a mi país y la embajada no me daba opciones, ya me tuve que venir para acá”, relata Aisel desde el albergue.
El secuestro orilló a la mujer venezolana a olvidarse de seguir su camino al norte, y desde hace dos meses y medio se enlistó para el vuelo de retorno. “Ahorita el sueño es el retorno a mi país ya que no hay oportunidad de entrar a los Estados Unidos”.
Cuando Aisel regrese a Venezuela se dedicará a su negocio de uñas y postres.
“Llegué hasta acá porque esta es la medida que tenemos para salir en el vuelo”
Ana y su familia decidieron regresar a Venezuela luego de ver las políticas de la actual administración estadounidense. Cuando las personas con quienes rentaba un espacio en el municipio de Nezahualcóyotl, en el Estado de México, regresaron a su país, tuvo que mudarse a un CAMHU y esperar su turno para un vuelo de regreso.
“Llegué hasta acá porque esta es la medida que tenemos para salir en el vuelo, ya que somos muchos”, dice Ana, quien cuida a su hija mientras que su esposo salió del albergue a trabajar.
La mujer pide al gobierno de su país “que tengan más secuencias en los viajes, ya que hay muchos niños que no están estudiando y hay otras complicaciones más (…) le pido al gobierno que mediante su personal más allegado, en este caso la embajada, que se acerquen aquí y vean cómo está la situación de estas personas y tomen decisiones de si la persona amerita o no el viaje”.
Cuando la familia venezolana regrese a su país planean retomar su vida y esperan encontrar un trabajo mejor pagado que en México, ya que, por ser migrantes, los empleadores los ofrecían empleos con salarios muy bajos.
“Mi papá se me está muriendo, por eso estoy en la espera del vuelo”
Decidió irse a Estados Unidos porque necesitaba dinero para el tratamiento de su madre. Ella murió durante el periodo de dos años que pasó tratando de ingresar a ese país, además él enfermó. Ahora busca regresar a su país para ver a su padre enfermo.
Actualmente Fran está postrado en cama debido a su condición de salud, agradece la atención en la Casa de Asistencia a la Movilidad Humana y espera ser elegido en un vuelo de retorno.
“Me trajeron de la Embajada de Venezuela, estaba durmiendo en la calle, me trajeron hasta aquí porque sufro de diabetes e hipertensión y tengo problemas mentales, se me murió mi mamá hace seis meses, mi papá se me está muriendo ahorita, por eso estoy en la espera del vuelo para retornar voluntariamente”, cuenta Fran sobe su razón para dejar México.
Fran pensaba en quedarse a vivir en México, pero la urgencia de ver a su padre lo orilló a pedir ayuda en la Embajada de Venezuela.
“Fui a la embajada metí los informes médicos, metí los dos informes, en verdad no me dieron respuesta, me trajeron ahora, estoy en la espera que vengan aquí a que me puedan censar para poderme regresar, estoy en la espera de eso, en verdad ando bastante necesitado de regresar”, dice el migrante.
Autoridades del albergue en el que están residiendo Aisel, Ana y Fran, informaron que están en espera de que la Embajada de Venezuela informe de los siguientes vuelos de retorno voluntario.
A su vez, autoridades de Atención a la Movilidad Humana de la Ciudad de México calculaban que 3 mil personas extranjeras vivían prácticamente en la calle en los tres campamentos más grandes.
Los campamentos más grandes identificados por el gobierno de la Ciudad de México son tres: uno en las vías del tren de la colonia Vallejo, con mil personas; otro en el camellón de Avenida 100 Metros, con 500; y un tercero en la Plaza de la Soledad, con mil 500 habitantes, según cifras registradas hasta enero de 2025.
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Según datos de Atención a la Movilidad Humana de la Ciudad de México, para la primera semana de mayo el 85 % de esas personas ya se habían trasladado a albergue.
