En plena hora pico, un hombre duerme sobre los peldaños inmóviles de una escalera eléctrica que debería conectar el Metro, Metrobús y Mexibús en Indios Verdes. A un costado, en las escaleras fijas, usuarios en muletas y con bastones suben y bajan con dificultad.
Año y medio después de su inauguración, el CETRAM Indios Verdes luce como una obra abandonada, con lámparas que cuelgan de cables, pasillos oscuros con olor a orines, grafitis, basura acumulada y con escaleras eléctricas y elevadores fuera de servicio.
Durante un recorrido realizado por La Silla Rota, se constató el deterioro acelerado de las instalaciones inauguradas en abril de 2024.
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Una de las zonas más críticas son los pasillos que conectan la Línea 3 del Metro con la Línea 1 del Metrobús y la Línea 2 del Mexibús. Ese tramo, que la Secretaría de Movilidad (Semovi) reconoce como uno de los más problemáticos, está completamente grafiteado, sin vigilancia, con iluminación intermitente y un hedor que se concentra en las entradas y salidas del ducto.
A unos metros, en otra entrada, hay lámparas a punto de desprenderse que cuelgan de un cable expuesto. El área ya estaba acordonada y cerrada al público.
Asimismo, varias puertas que unen los puentes con el paradero están cerradas, obligando a rodeos innecesarios en espacios que carecen de señalización y donde los vendedores ambulantes ocupan buena parte del paso peatonal.
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Además de todo esto, la mayoría de las escaleras eléctricas no funcionan y varias permanecen bloqueadas con cintas amarillas y conos naranjas. Los elevadores tampoco operan, por lo que adultos mayores y personas con movilidad limitada se ven obligados a utilizar las escaleras fijas que, afirman, “están muy inclinadas” y no cuentan con cinta antiderrapante.
“Esto nos parte la madre”: Durán
Durán, quien padece hernia discal y desgaste de rodilla, avanza a pasos cortos mientras sostiene el barandal. Es una de las usuarias obligadas a usar las escaleras fijas, ante la inoperancia de las eléctricas.
“Prácticamente desde que empezó este servicio las escaleras eléctricas están descompuestas y los elevadores en un plan horroroso. Si bajas para el Metro, afuera del elevador está orinado, defecado y totalmente abandonado. No es justo”, reclama.
Su viaje cotidiano, de Indios Verdes a José María Velasco, se ha convertido, afirma, en un suplicio. “Habemos mucha gente con discapacidad y adultos mayores que aún trabajamos, y esto nos parte la madre en la mañana y en la noche”.
Además de no poder utilizar los elevadores y las escaleras eléctricas, Durán afirma que su trayecto se ve obstruido por puestos ambulantes que se han instalado en el recién estrenado CETRAM. “Los vendedores se están adueñando de todo el pasillo de allá arriba e incluso abajo, donde llega el Metrobús. Los oficiales no les dicen nada”.
Del otro lado del complejo, Leonardo Hernández coincide con Durán. Baja las escaleras con muletas, apoyado de su hermano. Dice que ocupa el Metro casi todos los días, pero que Indios Verdes es, probablemente, la parte más complicada de su recorrido, en especial cuando llueve.
“Siempre es lo mismo, tienes que estar lidiando con todo esto de que no hay nada en funcionamiento. Por ejemplo, los elevadores no funcionan. “¿De qué sirve tener tantos elevadores si nunca funcionan?”, cuestiona.
“A mí me afecta porque yo pago impuestos y me duele ver así las instalaciones. No tiene mucho que las hicieron y ve ya cómo están. ¡Qué esperas te esperas a tres o cuatro añitos? A lo mejor esto ya ni va a servir”.
CONTEXTO: Indios Verdes es el Centro de Transferencia Modal más grande del país. Según cifras oficiales, más de un millón de personas transitan diariamente entre el Metro, las líneas 1, 3 y 7 del Metrobús, el Cablebús Línea 1 y el Mexibús Línea 4.
La modernización inaugurada en 2024, financiada por el gobierno de la Ciudad de México, del Estado de México, Banobras, el Organismo Regulador de Transporte y diversas dependencias, fue presentada como un hito de accesibilidad, iluminación y orden.
Sin embargo, a menos de dos años de cortar el listón, los usuarios padecen pasillos llenos de grafitis, oscuros y sin vigilancia, mientras las estructuras diseñadas para brindar accesibilidad permanecen apagadas, clausuradas o inutilizables.
“Nunca he visto funcionar un elevador aquí”
Miriam Renigio Rodríguez, quien sufre problemas en la columna, afirma que ha reportado ante las autoridades el deterioro de las instalaciones; no obstante, señala, le piden que levante su queja en línea.
“Me acerqué a los módulos de orientación, pero dicen que tiene uno que escribir a la página porque no hay manera. Nunca, al menos las veces que yo he pasado, nunca está funcionando el elevador. Y las escaleras, cada que paso, no sirven”.
De la misma forma, Teresa, de 58 años, usuaria regular que viaja a Zumpango, se queja de que los elevadores “tienen menos de un año y siempre se descomponen”.
“Yo, que estoy mala de los pies, sí los necesito. Son nuevas (las escaleras) y mire. Ni una ni otra sirve. Pero eso sí, cómo suben el pasaje”.
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Semovi promete mantenimiento
Consultada sobre el estado del CETRAM de Indios Verdes, la Secretaría de Movilidad explicó a La Silla Rota que el deterioro coincide con un periodo de tiempo en el que no estaba definido qué organismo debía hacerse cargo del mantenimiento.
Según la dependencia, desde la inauguración el control del complejo había quedado bajo el Organismo Regulador de Transporte (ORT), pero ese esquema cambió recientemente.
Apenas hace mes y medio, dijeron, Patrimonio Inmobiliario repartió entre Metro, Metrobús, Cablebús y Semovi las áreas exactas que cada uno debe mantener y resguardar.
En el caso concreto del pasillo que conecta el Metro con Metrobús y Mexibús, el más vandalizado, Semovi aseguró que la zona queda expuesta por las noches y que, en la madrugada, ingresan personas a pintar los muros. Ante esta situación, dicen que ya se analiza colocar rejas adicionales cuando el Metro cierra.
Finalmente, la dependencia sostuvo que, ahora que ya se definieron oficialmente los espacios asignados a cada organismo, “se comenzará a trabajar en el mantenimiento y el resguardo” del CETRAM.
Mientras tanto, usuarios como Durán, Leonardo, Frida, Miriam, Teresa y Juan Carlos siguen obligados a sortear escaleras apagadas, pasillos en penumbra y un sistema que, aseguran, “se deshace como polvorón mientras uno lo usa”.
djh