Eran cerca de las nueve y media de la mañana cuando Genn Taft pidió un mototaxi por aplicación para llegar a su trabajo en Polanco. Vivía en Naucalpan y, con el tráfico habitual de la mañana, la moto parecía la opción más rápida. “Iba tarde, así que pedí una por aplicación; en carro iba a tardar mucho”, recuerda.
El conductor llegó, le ofreció un caso y comenzó el viaje. “No me dio pinta de que estuviera tomado ni nada”, cuenta Genn, creadora de contenido y artista drag en entrevista con La Silla Rota.
El viaje transcurría con normalidad hasta que, al circular por el Periférico, cerca de Conscripto, el vehículo comenzó a desviarse hacia los muros de contención.
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“La moto se empezó a ir de lado y no entendía qué estaba haciendo el hombre. De pronto, me estampó la rodilla contra el muro de concreto”, relata. El conductor, señala Genn, se habría quedado dormido mientras manejaba. “Grité del dolor y él se espantó, como si apenas se hubiera despertado”.
El impacto provocó una fractura expuesta de rótula en la pierna izquierda. “Me bajé como pude y empecé a gritar. Cuando vi la herida, pensé que me iban a cortar la pierna”, recuerda. Llamó al 911 y esperó una ambulancia que nunca llegó. Pasaron 50 minutos antes de que compañeros de trabajo detuvieran una ambulancia privada que circulaba por la zona y lo trasladaran a la Cruz Roja.
“El conductor nunca se bajó. Sólo me miraba. Y cuando colgué con el 911, prendió la moto y se fue”, cuenta. Dejó el casco tirado junto a ella. No volvió a comunicarse.
Un servicio sin permiso
De acuerdo con la Secretaría de Movilidad (Semovi) de la Ciudad de México, las motocicletas de plataformas como Uber y DiDi no cuentan con autorización para transportar pasajeros. “Se encuentran operando en la ilegalidad”, advirtió la dependencia en una tarjeta informativa enviada a este medio.
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La Semovi aseguró que ha iniciado acciones jurídicas para erradicar esta modalidad y pidió “no hacer uso de este tipo de servicio de transporte que se encuentra en la ilegalidad y que podría poner en riesgo su integridad física”.
4 de cada 10 muertes por hechos de tránsito ocurren en moto
Los accidentes de motocicleta se han convertido en un problema de salud pública. Tan sólo en el primer semestre de 2025, en la capital murieron 225 personas en hechos de tránsito, de los cuales, 105 eran motociclistas, equivalente al 44.7% de todos los casos.
Asimismo, la Semovi informó que de enero a junio de 2025, 3 mil 667 motociclistas resultaron lesionados por hechos de tránsito.
Sin embargo, pese a las cifras y a la advertencia de las autoridades, los servicios continúan activos en las aplicaciones. Los usuarios pueden solicitarlos con la misma facilidad que un viaje en automóvil, sin advertencias visibles sobre su situación legal ni sobre la cobertura de seguro en caso de accidente.
La respuesta “genérica” de la empresa
Tras el accidente, Genn permaneció cuatro días hospitalizado y fue sometido a una cirugía reconstructiva. “El ortopedista me dijo que mi rótula se partió en dos y una de esas mitades estaba hecha pedazos”, explica. Uber se comunicó únicamente por mensajes automatizados dentro de la aplicación.
“Me escribían cosas genéricas, como ‘lamentamos la situación’ o ‘estamos investigando el caso’. Sentía que nadie me estaba escuchando”, dice. La empresa la canalizó directamente con su aseguradora, Axa Seguros, para el trámite del reembolso de gastos médicos.
La aseguradora le solicitó facturas y comprobantes hospitalarios para procesar la compensación. Sin embargo, el pago, que cubre solo la atención inicial, aún no se concreta.
“Tengo miedo de firmar cualquier documento porque no sé si después van a cubrir mis terapias o si ahí se termina todo”, explica.
Por ahora, Genn continúa en silla de ruedas y depende de un proceso de rehabilitación que podría extenderse por varios meses. “No puedo trabajar y cada gasto cuenta. La cirugía fue sólo el principio.”
El vacío legal y la responsabilidad difusa
Las plataformas de transporte aseguran ofrecer cobertura de seguros para usuarios y conductores. Sin embargo, especialistas en movilidad señalan que, al no contar con permiso, los viajes en motocicleta operan fuera del marco jurídico que regula a los servicios de transporte privado en la capital.
Esto significa que, en caso de accidente, no existen lineamientos claros sobre la responsabilidad de la empresa, la cobertura médica o la compensación a las víctimas. Cada caso depende de los términos de las aseguradoras privadas y de la negociación individual de la persona afectada.
“Me pedían comprobar todo con facturas, pero son gastos diarios: medicamentos, estudios, taxis para ir a revisiones. No sé cómo los voy a justificar todos”, cuenta Genn. “Uber nunca me contactó directamente, ni siquiera por teléfono o correo. Sólo me respondían en el chat de la app”.
A casi un mes del accidente, Genn sigue sin respuesta de la empresa sobre las sanciones al conductor ni sobre una compensación adicional. “Me dijeron que iban a tomar las medidas más severas, pero nunca me explicaron cuáles”, dice.
Mientras tanto, el servicio continúa disponible para cualquier persona que abra la aplicación y seleccione una motocicleta. Genn, que hoy avanza en su recuperación entre terapias y documentos médicos, resume la experiencia con una mezcla de incredulidad y cansancio.
“Solo iba al trabajo. Y terminé en un quirófano con la pierna abierta”.
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gph