Mientras las motocicletas ganan cada vez más espacio en las calles de la capital, también aumentan las cifras trágicas, en la Ciudad de México mueren más motociclistas que en cualquier otra parte del país. Y aunque las muertes asociadas a este tipo de transporte alcanzan niveles alarmantes, el número de motos en circulación no deja de crecer.
Según datos recientes dados a conocer por el diario El País, en México murieron 4,654 personas por accidentes de tránsito durante el último año, y se registraron más de 85,000 personas lesionadas. En ciudades de todo el mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor del 30% de las muertes por tránsito involucran vehículos de dos o tres ruedas. Sin embargo, en la Ciudad de México, la cifra supera el 40%, lo que la coloca como una de las urbes más peligrosas para quienes se transportan en moto.
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CDMX lidera muertes de motociclistas en el país
De acuerdo con el colectivo Céntrico, conformado por expertos en movilidad urbana sustentable, las entidades con mayor proporción de muertes de motociclistas son Estado de México, Veracruz y la Ciudad de México. En el caso de la capital, los motociclistas ya representan entre el 43% y 47% del total de víctimas mortales en accidentes viales, una cifra que se ha duplicado desde 2019, cuando apenas sumaban el 25%.
Uno de los casos más recientes ocurrió en la alcaldía Cuajimalpa, donde una pareja y su hija de cinco años viajaban en una motocicleta sin cascos. Un taxi que realizaba una vuelta prohibida provocó que la moto se derrapara y, al intentar huir, el conductor del vehículo arrolló a la familia. Ezequiel, el padre, murió en el lugar; su hija y esposa resultaron heridas. Él se convirtió en una de las 154 víctimas mortales por accidentes de tránsito registradas en la CDMX solo en el último trimestre de 2024, una de las cifras más altas en años recientes.
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El contradictorio boom de las motos en la CDMX
Entre 2020 y 2024, el parque vehicular de motocicletas en México creció de 5 a casi 9 millones de unidades, con más de un millón de estas registradas tan solo en la Zona Metropolitana del Valle de México. Esta cifra no incluye las motos con placas de otros estados ni aquellas que circulan sin estar registradas formalmente, lo que incrementa aún más la exposición al riesgo.
La razón detrás de este crecimiento no solo es el costo relativamente bajo de las motos, el modelo más barato puede adquirirse desde 20,000 pesos, sino su utilidad como herramienta de trabajo. Aplicaciones de reparto, como Uber Eats, Didi Food y Rappi, han promovido este modo de transporte entre miles de personas que buscan generar ingresos.
Y es que de acuerdo a datos del Inegi, en la Ciudad de México había, hasta marzo de 2025, 36,000 repartidores en moto, de los cuales 21,000 laboraban de forma informal, lo que representa un 60% del total. La mayoría de estos trabajadores operan sin prestaciones, sin seguro médico y en condiciones laborales precarias, lo que se traduce en una alta vulnerabilidad en las calles.
Además, los motociclistas suelen concentrarse en zonas con alta actividad gastronómica, donde esperan pedidos mientras circulan entre el tráfico y en condiciones poco favorables de seguridad vial.
Transporte en moto para pasajeros: el nuevo riesgo urbano
Por otro lado también existe el uso de motocicletas como medio de transporte de pasajeros ha aumentado en el último año, impulsado por aplicaciones que ofrecen esta modalidad como una opción más rápida y económica. Sin embargo, también ha generado preocupaciones en materia de seguridad vial.
En julio de 2025, una mujer perdió la vida en Paseo de la Reforma mientras utilizaba un servicio de transporte privado en moto. A raíz del hecho, la Secretaría de Movilidad (Semovi) anunció que buscaría retirar los permisos a las plataformas que permitieran viajes en motocicleta. No obstante, aplicaciones como Uber y Didi siguen ofreciendo el servicio en su catálogo y promoviendo viajes en moto a través de internet.
Falta de regulación y educación vial
El incremento en el uso de motocicletas no ha ido acompañado de políticas públicas sólidas que regulen su operación. La facilidad para adquirir una moto, sumada a la ausencia de controles estrictos para obtener licencias, ha provocado una combinación peligrosa: más motos, más trabajo informal y más accidentes.
A esto se suma el uso inadecuado de equipamiento de seguridad, como cascos certificados, ropa reflectante o protecciones, elementos que muchas veces brillan por su ausencia, especialmente entre quienes trabajan jornadas extensas en aplicaciones de reparto.
AJA