Pese a las lluvias que llegaron a mediados de junio a la Ciudad de México, la falta de agua causó estragos y en una parte de San Gregorio Atlapulco, en Xochimilco, se formó un pequeño socavón.
Para mostrar los daños, don Ricardo Galicia productor de hortalizas de la zona, mete una rama de un árbol. Empieza a sumirla. El hoyo debe tener un metro de profundidad.
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Al lado de la chinampa, había un canal que ahora sólo es una zanja. El productor recuerda que antes, cuando había agua, él ponía su bomba y regaba su chinampa.
“Hoy no, hoy tenemos que traer el agua con manguera desde más de 100 metros. Así como están viendo la situación actual, desde hace cuatro o cinco años tenemos escasez de agua en los canales. Aquí pasaba el agua”, expresa con un tono de frustración.
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Añade que también se debe a que no les mandan a las chinampas el agua “como debe de ser”, en alusión a una obra hecha a fines del año pasado por el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, la Comisión de Recursos Naturales (Corenadr) y la alcaldía, cuya meta o por lo menos así les dijeron, era mejorar la distribución del agua pero que en realidad la empeoró, según Rodolfo y otros productores que lo acompañan.
Además del hoyo que muestra en la tierra, en el canal se ven unas grietas, también con un metro de profundidad. Eso no favorece para tener agua, lamenta el productor, quien dice que antes de la llegada de las lluvias estaba peor.
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Reciben árboles que les afectan
El panorama de las chinampas que sirven de huerto a toda la capital es sombrío, tal como lo pinta Ricardo.
Muestra unos árboles que rodean las chinampas y que les entregó la Corenadr. Critica que no son ahuejotes, una especie nativa de la zona, aunque se parezcan.
“Les pedimos árboles que crezcan derechitos, no como estos que son tipo llorones, sus esporas se esparcen y cuando florean la pelusa cae sobre nosotros, vuelven a brotar, eso está mal planeado”, critica.
El resultado es que deben comprar unas mallas que proteja a sus cultivos de las esporas. Es una queja que otros compañeros acompañan.
Ricardo guía a reporteros en el paraje de Duraznotitla en el que se puede ver parte de los males que asolan a los productores de Xochimilco, una zona patrimonio de la humanidad, pero que sufre sin agua y resiste débilmente los embates del urbanismo.
Hacen presita
Más adelante, Ricardo se pone en medio de un canal ancho pero raquítico. En medio hay tierra y no llega el agua, a los lados sí, pero a un bajo nivel, si acaso unos 10 centímetros. Para probarlo mete los pies y una varita. Esa agua, producto de las lluvias, es oro para ellos.
Los productores del paraje improvisaron una especie de presa para almacenar agua. Encostalaron un segmento del canal y para evitar conflictos con los vecinos, dejan fluir algo de lo que se junta, además de que lo hicieron con una consulta previa. Esa división la hicieron con costales que no fue fácil llevar ahí.
A unos metros de Ricardo, en la orilla del canal hay una bomba, destartalada y abandonada, que supuestamente se iba a usar para mejorar el reparto del agua. Fue colocada ahí hace unos 15 años por alguna administración que luego se desentendió de ella.
“Solo la trajeron para exhibirla y después nadie le dio mantenimiento y se acabó”, concluye Ricardo.
Más quejas
Otro de los chinamperos, Rigoberto Juárez abunda sobre la línea de riego que a fines de año hicieron las autoridades del Sacmex, Corenadr y la alcaldía Xochimilco. Recalca que en lugar de mejorar la llegada del agua a los canales, la empeoraron, por lo que ahora algunos productores deben conectarse con mangueras que se extienden metros y metros.
Otra queja es que las autoridades sólo consultaron la obra con beneficiarios de los programas sociales. Además, ya dieron por concluida la obra, sin hacerle mejoras.
Los productores también se quejaron de que el canal de Apatlaco podría compartirles agua, pero las autoridades de la alcaldía no les abren la llave porque prefieren mantener el nivel de los canales utilizados con fines turísticos. Sólo la comparten cuando hay exceso de lluvias, lo que en ocasiones causa que San Gregorio se inunde.
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VGB