“Apenas llueve, nos asomamos por las ventanas y rogamos a Dios que no nos inundemos”, así es como los vecinos de las primeras cerradas del fraccionamiento Rancho San Blas, en el municipio de Cuautitlán, en el estado de México, exhiben su miedo a que nuevamente se desborde el Río Chico y sus viviendas vuelvan quedar bajo el agua, como recién ocurrió a finales de junio.
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El temor es latente porque las autoridades municipales de Cuautitlán y Tultepec no han llegado a un acuerdo con la constructora que hace naves industriales detrás del fraccionamiento y tampoco con los responsables de la ampliación ferroviaria del Tren Suburbano que correrá de Lechería al AIFA, cuyos trabajos obstruyen el paso y salida del cauce del Río Chico.
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Doña Mary y Gloria, que son vecinas de la primera cerrada de Rancho San Blas, explicaron que mientras no se reabran las salidas de las aguas residuales y pluviales del río Chico, el riesgo continúa.
Mary dice que apenas comienza a llover se encomiendan a su Dios y esperan que no sea un episodio fuerte, “porque en la parte de atrás del fraccionamiento están construyendo unas naves industriales muy grandes, ellos están levantando una barda muy firme, para evitar que las aguas de lluvia del canal se les vaya para allá, pero nosotros tenemos bardas muy débiles, que en caso de que se vuelva a desbordar el canal, con facilidad se pueden caer”.
Los censaron, pero no ha llegado la ayuda
Explican que desde que ocurrió la inundación que afectó a más de 700 casas, 200 de las cuales resultaron con mayores daños, la ayuda no ha llegado, únicamente ha ido personal para levantar un censo.
“Sin compromiso alguno, porque eso no garantiza nada. Como nos lo dijo el personal del gobierno estatal que pedía la información de los daños en las casas”.
En la parte trasera del fraccionamiento San Blas, una constructora hace naves industriales y bodegas de grandes dimensiones, también levanta un bardeado en lo que consideran que son sus límites, pero se aprecia que hacen reducción en el río Chico para ampliarse lo más posible.
Mientras que del lado del río Chico, personal del municipio de Cuautitlán trabaja en la reposición de la barda que fue derribada por la corriente de agua generada por la fuerte lluvia de la tarde del pasado 27 de junio, punto por el cual salió el agua que inundó parte del fraccionamiento Rancho San Blas.
Las vecinas explicaron que ellas ven difícil que haya acuerdos para quitar no solo las obras y materiales sino también los reductores del agua del canal, “ya llevan varias reuniones, y por ejemplo los constructores de la ampliación de vías del Suburbano al AIFA se niegan a abrir, colocaron un tubo de 50 centímetros de diámetro cuando el canal es de 6 metros”.
Cuautitlán y Tultepec piden correcciones
Consultados sobre el temor de los vecinos y la situación que prevalece en el río Chico y las inmediaciones, tanto el gobierno municipal de Cuautitlán como el de Tultepec, por separado, coincidieron en informar que han realizado recorridos para verificar los lugares donde se obstruye la salida del agua del río Chico que a su paso se conjunta con un canal de riego y eso hace que el agua sea más abundante y la dificultad para su desalojo se incremente.
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Tras la revisión, solicitaron a la Conagua implemente acciones que permitan evitar inundación, porque es un canal de riego y depende del gobierno federal, al tiempo que pidieron a los representantes de las obras del Suburbano hagan las correcciones necesarias para que pueda desalojar más agua pluvial.
Están en espera de una nueva reunión para llegar a acuerdos y se inicien los trabajos en la zona.