Martha Alicia Martínez Baena, productora de cempasúchil, comenzó el trámite del registro de la patente de una semilla de esta flor que ella produce y que es la misma que su abuelo y su padre sembraban. El trámite ya lleva 2 años y quizá le lleve uno más ante el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas.
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Originaria de Santiago Zapotitla, Tláhuac, Martínez Baena anunció su proyecto de patente el pasado 25 de julio, día de Santiago Apóstol, fecha que marca el inicio de la siembra de la flor de cempasúchil. Los pétalos de esta flor tienen un significado especial en México: señalan el camino y recibimiento de los Santos Difuntos el 2 de noviembre, Día de Muertos.
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“Hoy fue un gran inicio de temporada, algo que siempre tenemos que recordar, el principio y el fin. Hoy fue un gran principio donde se demuestra que la planta de Cempasúchil es la vida y la muerte, debemos respetarla y tratarla de la mejor manera. Debemos hacer conciencia de mantener nuestras semillas originales y ojalá este sea el principio para que muchos compañeros hagan el pequeño paso de alzar nuestra semilla”, dijo Martha Alicia a La Silla Rota, luego de un ritual de bendición para su siembra.
El paso que dio la productora, también química farmacéutica biológica, de registrar la semilla que durante años ha sembrado, es –parafraseando al astronauta Neil Armstrong– un pequeño paso para ella, pero un gran paso para México.
Aunque México es donde nació la flor de cempasúchil, no tiene patentadas semillas de este producto, pese a que se tienen detectadas unas 30 variedades mexicanas de la flor.
Incluso, la mitad de las flores de cempasúchil que se siembran en México provienen de semillas registradas en otros países, como Estados Unidos y China, de acuerdo con la coordinadora de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural, Columba López.
Al preguntarle a la funcionaria si eso ponía en riesgo a la producción de la flor de cempasúchil, contestó que sí.
“Sí, porque perdemos la soberanía, perdemos nuestra propia producción de semilla”, expuso López, quien agregó que proyectos como el de Martínez Baena lo que hacen es fortalecer que los productores tengan productos con características que el mercado les está pidiendo, ellos puedan reproducirlas y poderlas vender.
Un proyecto nacional
El proyecto de Martínez Baena forma parte de un proyecto más amplio puesto en marcha por la CorenaDR, la UNAM y otras instituciones para demostrar que México es el centro de origen de la flor de Cempasúchil y tener sus propias variedades, como las 131 que en conjunto tienen y están protegidas en 12 países: Australia, Alemania, China, Estados Unidos, Japón, Kenia, Israel, México, Nueva Zelanda, Países Bajos, Perú, Sudáfrica y la Unión Europea, según la CorenaDR.
“La mayoría de los productores de Xochimilco tiene semillas de hace cientos de años y que se han venido heredando de padres a hijos. Una es el Cremolito -una flor que se ve más naranja y chica pero que es cempasúchil y tenemos el tajete, que lo venden de corte le llaman, para los panteones. Estamos hablando de 30 subespecies que se conservan a través de este proyecto”, explicó la coordinadora de la Corena.
De acuerdo con el biólogo de la UNAM Iztacala, Luis Gerardo Páez, otros países han aprovechado para hacer modificaciones a la semilla de cempasúchil y hacer uso de esta planta, que no sólo tiene usos de ornato, sino incluso como alimento para animales.
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Por eso es por lo que en México se buscará reconstruir el genoma completo de la flor y que sea para beneficio de México, y para hacerlo se usará un ramo de cempasúchil que se halló en un túnel de la pirámide de Teotihuacán.
Pese a la antigüedad del ramo, de 2,000 años, esperan que se puedan recuperar algunas propiedades de la flor y demostrar que México es el centro de origen de la planta. El proyecto es poder crear híbridos de la planta y ya no tener dependencia de instancias extranjeras para las semillas.
“Somos el centro de origen y podemos crear nuestros propios híbridos, aprovechar esta diversidad biológica y defenderlo”, afirmó Páez.
Hasta la Sedena participará
El proyecto es tan importante, que participarán diversas dependencias, como la UNAM Iztacala, el IPN, el Tecnológico de Monterrey, el Instituto Nacional de Antropología y Arte y hasta la Secretaría de la Defensa Nacional, informó Páez. A nivel local lo harán el gobierno capitalino y la alcaldía.
El biólogo explicó que la participación de la Sedena es para evitar fugas de información que beneficien a empresas dedicadas a crear híbridos.
“Si la procesamos en un laboratorio esta información debe estar resguardada, no al alcance de todo el público. Muchas empresas pueden estar queriendo esa información, sobre todo aquellas que quieren hacer híbridos como los que tenemos actualmente. Ustedes habrán escuchado del frijol, del maíz, de igual manera se puede hacer con el Cempasúchil, entonces tiene que estar resguardado”, precisó.
-¿Para que no se la roben?, se le preguntó.
-Para que no haya fuga de información, respondió
Por su parte la coordinadora de la CorenaDR, Columba López, dijo que la idea de crear híbridos y mostrar que México es el país centro de origen de la Flor de Cempasúchil es para que las semillas puedan ser comercializadas, reproducidas y que se comercialicen en México sin tener que pagar patentes. Además, se impulsaría que fuera sembrada no sólo para el 1 y 2 de noviembre, sino desde antes, y aprovechar las propiedades, una de ellas la de ayudar a la rápida cicatrización de la piel.
“Nuestra idea es comercializarla, reproducirla y que se comercialice en México libremente sin tener que pagar patentes”, concluyó Columba López.