Aun cuando en el Estado de México han caído algunas lluvias durante el último fin de semana, la sequía se refleja en el bajo nivel en el que se encuentran las 14 presas más importantes de la entidad, pues hasta el día de hoy, por lo menos tres de ellas, agonizan con sus niveles más críticos de almacenamiento, empeorando la situación que La Silla Rota dio a conocer desde abril pasado.
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La presa con menor almacenamiento es la de Huapango, ubicada en el municipio de Timilpan, la cual se encuentra al 1.649 por ciento de su capacidad, de acuerdo con el monitoreo del Sistema Nacional de Información del Agua. Le siguen El Molino, con el 3.929 por ciento; y Danxho, con el 12.6 por ciento.
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Estos cuerpos de agua se ubican en los municipios de Aculco y Jilotepec, que actualmente atraviesan por un problema de sequía excepcional, según el Monitor de la Comisión Nacional del Agua.
Las lagunas de San Bernabé, de Temoaya; El Salto de Atlacomulco, Ñadó, de Aculco; y La Gavia, de Almoloya de Juárez, presentan un almacenamiento del 14.887 por ciento, 17.372 por ciento y 34.518 por ciento, respectivamente.
Valle de Bravo y Villa Victoria, dos crisis sin resolver
Mientras tanto, dos de las presas que alimentan al Sistema Cutzamala, localizadas en las demarcaciones de Villa Victoria y Valle de Bravo, ya alcanzaron el 25.268 y 27.605 por ciento de almacenamiento, respectivamente.
En contraste, la presa Madín, en Atizapán de Zaragoza, es la presa que tiene el mejor nivel de las 14, con el 91.907 por ciento de su capacidad, seguida por la Guadalupe, que se ubica en Cuautitlán Izcalli; Taxhimay, de Villa del Carbón; Tepetitlán, en San Felipe del Progreso; y La Concepción, en Tepotzotlán.
Hasta el último corte del 15 de mayo, los 125 municipios del Estado de México presentaban algún nivel de sequía: cuatro excepcional, 48 extrema, 72 severa y una moderada, según el Monitor de Sequía en México.
A finales de abril pasado, el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM pronosticó que la temporada de lluvias podría iniciar a mediados de mayo o incluso junio, no obstante, se prevé que las precipitaciones que caerán no serán lo suficientemente intensas para mitigar el problema de sequía que aqueja a la región.
“En el Instituto dudamos que vaya a llover a finales de mayo, por ejemplo, que es lo normal, creemos que quizás se retrase un poco la lluvia, quizás a la primera o segunda semana de junio, veremos las próximas lluvias y tampoco van a ser suficientemente intensas como para paliar el problema de la sequía”, así lo dijo en su momento, Arturo Quintanar, investigador del instituto.