EDOMEX

Basura en Edomex: propinas pagan tratamiento de cáncer a recolector

Chofer de un camión de basura en Atizapán de Zaragoza narra cómo ha sido luchar contra el cáncer y conservar sus propinas para poder sortear la enfermedad, pues aún le falta una prótesis

Créditos: Creada con IA Canva, La Silla Rota
Escrito en METRÓPOLI el

Para Genaro Miguel, cumplir con su trabajo como recolector de basura es su pasión. Pese a que le diagnosticaron cáncer de hueso maxilar y le tuvieron que retirar parte de su rostro del lado derecho, lo que cubre con una prótesis para evitar se vea el interior, el hombre recorre con gusto el municipio de Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México.

Genaro ve el cáncer, no como una enfermedad, sino como un reto a superar en la vida, por eso la enfrenta desde su oficio, con recorridos en la avenida San Mateo, Las Águilas y El Mosco, manejando un camión recolector.

Genaro Miguel inicia sus actividades desde las 5:00 horas, cuando se prepara para salir a trabajar; de Monte María se traslada al Palacio Municipal a donde debe llegar antes de la 7:00, porque es la hora de entrada a su jornada laboral.

Desde hace cuatro años le diagnosticaron "cáncer de hueso maxilar" en el lado derecho de su rostro y el pronóstico no era alentador: "Los doctores me decían que tenía sólo seis meses de vida", dice.

El hombre, a quien ya le realizaron al menos dos cirugías, una para retirar el hueso afectado de su cara y otra para ponerle un injerto, cuenta cómo ha sido su proceso médico sin dejar de trabajar. 

"Comenzó a salir un aroma feo de mi cara, como a animal muerto, alguien me recomendó que acudiera a una clínica en Nicolás Romero, donde gracias a la persistencia de Lupita, una de las enfermeras, me atendieron y lograron cosas maravillosas conmigo, quitaron la infección y me llevó a una mejor calidad de vida".

Genaro describe que se atiende en el  área de Oncología del Hospital del ISEMyM Toluca, que es donde realizan sus revisiones y le dan el seguimiento ordinario de su caso. Recuerda  que cuando acudió por primera vez el diagnóstico no fue nada alentador. 

"Yo no le quise decir nada a mi familia de la enfermedad, cuando me hicieron la primera operación para retirar el hueso dañado tampoco les dije, no quería que ellos sufrieran por mi culpa, traté de mantenerlos fuera de estos en medida de lo posible".

Como chófer del camión recolector de la basura, Genaro Miguel Nery Cabañas gana poco más de 3 mil pesos quincenales, se ayuda en su economía con las propinas que la gente les da en sus recorridos por avenida San Mateo, en Las Águilas y en El Mosco. 

Y es que, según cuenta, hace unos cuatro años su jefe le dijo que reparara un camión descompuesto y se pusiera a trabajar con él. Así fue como empezó.

"No lo dudé y de inmediato conseguí más de 4,000 pesos y compré las refacciones que faltaban (al camión) y lo arregle. Para uno como recolector, su máxima aspiración es ser chófer de un camión y es un sueño que ya cumplí".

Dijo que ha recibido apoyo de toda su familia, de sus amigos y compañeros de trabajo, pues aunque hace cuatro años fue que inició su lucha contra el cáncer, se incorporó a sus labores desde hace dos años; el apoyo de sus jefes en el gobierno local le permite acudir a sus citas y revisiones oncológicas, o de cualquier otra área en el  hospital.

"Nada me desalienta, esta enfermedad ahora yo la veo como un reto, porque yo quiero seguir viviendo", dice.

No obstante, producto de la enfermedad, Genaro debe gastar alrededor de 10,000 pesos cada mes, sólo en implementos que usa a diario para acomodar la prótesis, pegamentos especiales, gasas, gel y otros materiales de curación que no le son proporcionados en el hospital.

El recolector enfrenta día a día diversas complicaciones, como el comer, que tampoco le es fácil, tiene que hacerlo ladeando su cabeza sobre su hombro izquierdo. "Hasta en eso hay dolor, debo comer trozos chicos y beber poca agua".

Es padre de tres jóvenes, dos de los cuales realizan labores similares en el mismo camión.

"El temor que tengo es que algún día que me vaya a operar, o por mis citas médicas, al regresar al trabajo me quiten el camión que yo conduzco, cuido y reparo". 

Es una situación complicada. Cada día para Genaro es un reto, pero desempeña su trabajo con pasión, con orgullo de ser recolector de basura: "Creo que si me pusieran en una oficina sería lo peor para mí no soportaría el encierro". 

Destaca que ahora debe enfrentar un reto más: conseguir recursos para que le pongan otra prótesis, ya que la parte de abajo de su ojo derecho se ha secado y en cualquier momento puede desprenderse de su cara. 

"Con mi salario, con mis propinas, apenas y salgo con los gastos para mi material quirúrgico. Una prótesis nueva que detenga mi ojo me cuesta más de 60 mil pesos", dice.

Hasta ahora, con apoyo de su familia y con sus ingresos propios, ha podido sortear los gastos mínimos que implica una enfermedad así; sin embargo, ninguna asociación de ayuda se ha acercado a él para brindarle la ayuda que está requiriendo. 

Uno de los deseos de Genaro es que pueda lograr tener la prótesis que necesita para evitar la pérdida de su ojo derecho y, así, conservar su empleo y el camión recolector de basura que maneja diariamente.