El mercado mayorista más grande del mundo, que recibe a casi medio millón de visitantes diarios, es el corazón alimentario de millones de mexicanos, sobre todo del Valle de México y zonas conurbadas; sin embargo, por el tráfico de mercancía que tiene, de alrededor de 30,000 toneladas diariamente, es inevitable pensar en la cantidad de frutas, verduras, legumbres y hortalizas que terminan en los basureros de la Central de Abastos (CEDA) al finalizar cada jornada de venta. Por ello, uno de sus programas internos se ha convertido en la piedra angular de la lucha contra la pobreza e inseguridad alimentaria de toda la CDMX.
De acuerdo con datos del área de innovación y proyectos de la CEDA, cada día entre 30,000 y 40,000 toneladas de productos agrícolas y ganaderos llegan al mercado provenientes de todos los estados de México y de 15 a 20 países del mundo; estos rápidamente circulan con el fin de abastecer a 356 mercados públicos y más de 900 mercados ambulantes, así como miles de tiendas familiares, establecimientos de consumo, restaurantes y mucho más.
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Aunque en México no existe una métrica exacta sobre la pérdida y el desperdicio de alimentos, en 2019 se estimaba que sólo en la Central de Abastos se desechaban 565 toneladas de frutas maduras, tallos de flores cortadas, pieles de cebolla, zanahorias magulladas y más. Esta realidad es visible todos los días al caminar por los estacionamientos de la mini ciudad comercial, donde se encuentran pequeños vertederos en las esquinas y contenedores de basura repletos.
"Cada año se pierden o desperdician aproximadamente 20 millones de toneladas de alimentos en México", expone la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, conocida como FAO.
Sin embargo, esta es sólo una fracción del panorama nacional en el desperdicio de alimentos, pues, de acuerdo con la FAO, se estima que el 30 por ciento de todos los alimentos que produce México no se utilizan, mientras que el Gobierno federal considera que el desperdicio anual de alimentos es de 94 kilogramos per cápita, lo cual supera en 20 kilos al promedio mundial, que es de 7434.
En México se desperdician más de 10 mil toneladas de alimentos al año, lo que representan el 37% de la producción agropecuaria en el país.
Así combate la CEDA la inseguridad alimentaria
Desde el 2020, la Central de Abastos de Iztapalapa, a cargo del Gobierno de la CDMX, empezó a implementar un programa de sostenibilidad circular que, además de reducir hasta 428 toneladas por día el desperdicio de alimentos, ayuda a grupos vulnerables a hacerle frente a la pobreza alimentaria.
Y es que, a primera hora del día, el movimiento en este mercado mayorista es inmediato y veloz, entre los más de 19,000 trabajadores que llevan y traen productos con plataformas rodantes, las carretillas cargadas que inundan los pasillos y camiones de descarga que muchas veces impiden el paso de los compradores. Todos ellos están de acuerdo en participar en el programa de apoyo de comedores comunitarios que les ayuda a deshacerse de la merma y evitar que su trabajo termine en la basura.
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Los productos no utilizados, maduros, magullados, pero nunca descompuestos, terminan desde hace tres años en la boca de los hambrientos, programa que ha logrado reducir el desperdicio diario en un 24 por ciento.
Gracias a la asociación de la FAO con la CEDA, hoy en día el programa "Itacate" logra convertir la merma de alimentos en platos de comida para algunos de los 24 millones de mexicanos que viven en inseguridad e insuficiencia alimentaria.
Más de 400 toneladas de residuos orgánicos todavía acaban cada día en la basura del mercado
De acuerdo con comerciantes y miembros de la FAO, todos los días los puestos del mercado realizan donaciones para reciclar los productos que consideran innecesarios para venta y, todo lo recolectado, se distribuye entre los 450 comedores comunitarios de la Ciudad de México que generan 80,000 platillos al día para personas en situación de pobreza.
Labor de gran referencia y aportación tanto para comerciantes, agricultores y compradores, ya que deja huella en el contraste nacional de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que hasta 2022 ubicaba 35 millones de mexicanos con inseguridad alimentaria moderada y grave, es decir, que pasan varios días al año sin poder comer.