El Sistema Cutzamala registra su nivel más bajo en 30 años, con una reducción de 40% de su capacidad y un déficit de 37.8% para la primera quincena de enero de 2024; esta sequía se debe al incremento en temperaturas por el cambio climático que, desde el año 2000, viene recrudeciendo la crisis por agua tanto en la Ciudad de México como en el Estado de México.
De acuerdo con el último estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) "Aguas en México, ¿escasez o mala gestión?", México recibe en promedio alrededor de 1.5 millones de hm3 de agua al año en forma de precipitación, pero con una variación del fenómeno en cada región del país; en la CDMX y Edomex, por ejemplo, la temporada de lluvias se ha reducido cada vez más, con fuertes cambios entre el año 2000 y 2021.
Esta acotación toma relevancia contemplando que de junio a septiembre el 50% de las lluvias toma lugar en la región sur-sureste del país y, mientras que la precipitación promedio anual a nivel nacional ha aumentado a través del tiempo, con mayor ímpetu en estados como Campeche, Quintana Roo, Veracruz y Guanajuato, en el Valle de México la naturaleza del impacto ambiental empieza castigar con mayor fuerza el acceso al agua potable.
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De acuerdo con el IMCO, para contrarrestar la evolución de las sequías y garantizar la demanda futura del líquido, el Gobierno federal necesita con urgencia actualizar los marcos legales y regulatorios del manejo del agua, así como dar mantenimiento y modernizar la infraestructura hídrica, tomando en cuenta todas las características técnicas de cada zona geofísica y generando, más allá de planes de abasto emergentes, una estrategia a largo plazo que contemple aumento poblacional, el crecimiento de la mancha urbana y la variación en las precipitaciones cada año.
No obstante, aunque el Gobierno federal afirmó que ya existe un plan para abastecer de agua tanto a la CDMX como al Edomex, hasta el momento no se han revelado los detalles del mismo, lo que sí es evidente es la reducción del suministro que llega a los hogares.
Desde inicios de año, en la Capital del país ya hay un recorte de hasta 800 litros por segundo el envío de agua a las 16 demarcaciones, mientras que en la entidad mexiquense se hizo una disminución del caudal en 13 municipios, pasando de 9.5 metros cúbicos por segundo (m3/s) a 8 m3/s.
La evolución de las sequías en México
Según datos del IMCO, México es un país altamente vulnerable a sequías con un 52% de su territorio ubicado en clima árido o semiárido, es decir, con 14 estados en regiones de alerta, pues durante la última década este fenómeno climático se ha presentado con mayor frecuencia. En 2021 se registraron, a nivel nacional, 8,491 sequías, de las cuales 71% fueron severas; 26% extremas; y 3% excepcionales (con escasez total de agua en embalses, arroyos y pozos).
Del total disponible en el país, el sector agropecuario ocupa cerca del 76% de agua concesionada para riego de cultivos y ganadería; las redes de agua potable abastecen un 15% del total concesionado a domicilios y negocios; 5 por ciento más es administrado por la industria autoabastecida, es decir, empresas que usan agua directamente de ríos, arroyos, lagos y acuíferos; y un 4% se emplea en centrales termoeléctricas.
El diagnóstico es claro: México enfrenta desafíos mayores en temas hídricos, con el impacto presente de los efectos negativos que está dejando la falta de agua a todo el país. Datos del Banco Mundial lo confirman, pues la disponibilidad del agua promedio anual per cápita pasó de 10,000 metros cúbicos (m3), en 1960, a 4,000, en 2012, dando un panorama sombrío al futuro, donde se espera que para 2030 esta disponibilidad del líquido sea por debajo de los 3,000 m3 por habitante al año.