“Lo sentimos, en este albergue ya no contamos con espacio”, anuncia un letrero afuera de Casa Tochan, un refugio migrante ubicado en la colonia José María Pino Suárez, en la alcaldía Álvaro Obregón, que hoy se encuentra saturado y necesitado de víveres para atender a quienes se refugian bajo su techo.
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“Hoy está llegando muchísima más gente, los albergues están saturados, tenemos 46 camas, más unas 20 colchonetas, pero no hay espacio donde ponerlas. Ahorita tenemos hospedadas a 120 personas (...) En nuestro albergue hubo un tiempo en que llegaban dos migrantes al mes, ahorita por semana tenemos llegando entre 12 y 13 personas, el aumento ha sido super considerado”, comenta Gabriela Hernández, directora de Casa Tochan, en entrevista con La Silla Rota.
Debido a la saturación que reporta el albergue, sus autoridades han tenido que buscar la forma de seguir alojando a migrantes en espacios aledaños al inmueble.
“Nos ayuda un poco un departamento que rentamos aquí junto, estamos alojando a muchas mujeres. Nosotros desde 2016 acordamos solamente recibir a hombres, porque está Cafemin y es un albergue grande que tiene condiciones para recibir a mujeres y niños. La semana pasada teníamos a 35 niños y como 15 mujeres, eso es muy problemático”.
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Gabriela refiere que la crisis migratoria, acentuada en las últimas semanas con la suspensión de operaciones de decenas de trenes de carga de Ferromex, ha colocado a México en una situación de emergencia.
“Esto es una emergencia y ha subido, es una emergencia permanente y luego las políticas del gobierno mexicano pues no dan para más. Lejos de avanzar en cuanto a la protección de derechos humanos para los migrantes, siento que hemos retrocedido”.
A pesar de que el 11 de noviembre de 2022 el Instituto Nacional de Migración (INM) y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) firmaron un convenio para facilitar la incorporación laboral en territorio nacional de las personas migrantes extranjeras, la directora de Casa Tochan señala que la situación, lejos de mejorar, se ha agravado.
“Antes llegaban al albergue y teníamos un programa para que estuvieran tres meses y en esos tres meses salían con un documento en camino a la regularización, no sé si permanente o temporal, pero podían trabajar. En algún momento podían salir del albergue los que no continuaban el viaje, podían salir a rentar, porque tenían trabajo. Hoy toda la gente que está en Tochan, está totalmente indocumentada. Ya no sabemos si la Ciudad de México, que ha sido una ciudad santuario, siga así o se convierta en un persecutor de migrantes, el retroceso ha sido enorme”.
Al iniciar su sexenio, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó la “Nueva Política Migratoria del Gobierno de México 2018-2024”, cuyo objetivo fue reconocer a las personas migrantes como aportadoras al desarrollo social, económico y cultural del país. Dicho plan fue presentado a través de siete ejes: responsabilidad compartida; movilidad y migración internacional regular, ordenada y segura; atención a la migración irregular; fortalecimiento institucional; protección de connacionales en el exterior; integración y reintegración de personas en contextos de migración y desarrollo sostenible.
Sin embargo, Gabriela Hernández señala que se ha tratado de una política migratoria hipócrita, pues el atropellamiento a los derechos humanos de los migrantes se ha radicalizado.
“Es muy alarmante el que el gobierno maneje una política muy hipócrita, decía que nunca firmó ser tercer país seguro, sin embargo, recibían a las personas que deportaba Estados Unidos y empezaron a llegar aquí personas a la Ciudad de México, a las estaciones de camiones, a la de Central Norte, después a las oficinas de COMAR. Los camiones de la estación migratoria los subían a los camiones con engaños, de que los iban a llevar a albergues y los dispersaron por el territorio mexicano (...) Estamos en mucha incertidumbre, yo creo que nunca había habido tanta violación a derechos humanos en personas migrantes como en este momento, la diferencia ha sido abismal en este sexenio, cuando se pensaba que iban a cambiar las cosas, que ya los defensores de derechos humanos ya no iban a ser necesarios”.
Las personas migrantes se ven orilladas a permanecer más tiempo en los albergues, por temor a ser víctimas de violencia en la calle.
“Muchas veces les da miedo salir porque los policías los extorsionan, sean o no sean de migración, los extorsionan (...) Nuestro albergue como defensor de derechos humanos de migrantes, pues estamos en la pelea de que la CDMX siga siendo una Ciudad Santuario”.
De acuerdo con Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México, la capital concentra el 80% de las personas solicitantes de asilo y refugio en el país, por lo que es fundamental que se siga constituyendo como una Ciudad Santuario cumplimentado lo establecido en en el artículo 1 de la Constitución Política local que propone garantizar a las personas refugiadas atención médica, educación y asesoría jurídica.
Gabriela Hernández señala que en este escenario es imprescindible el funcionamiento de albergues como el que ella dirige.
“Como activista me da muchas satisfacciones el ver que podemos ser una herramienta para que la gente cambie un poquito sus días de incertidumbre, tratamos de hacerles la vida lo más pasajera, pero que al mismo tiempo enfrenten su realidad. Eso me da muchas satisfacciones, pero hay otra parte, cuando hablo con las autoridades, cuando las citas se tardan mucho y no depende de nosotros, obvio que te crea una frustración muy grande, pero es más grande la esperanza. El trabajo que hace Tochan con todo su equipo logra cambiar escenarios”.
VGB