Lo que alguna vez fue un gran atractivo turístico y la promesa de alivio hídrico de la zona del Valle de México, hoy lucha por subsistir a las sequías y saqueos. La presa de Villa Victoria marca 19 por ciento de almacenamiento y, quienes viven alrededor de ella, luchan por tener agua.
Mientras lleva a sus borregos a pastar, Rosa contempla la compuerta de la presa.
“¿Uno qué puede hacer? Uno pobre no puede hacer nada, antes desparramaba de ahí, la presa desparramaba el agua, se veía azul y ahorita ya está muy rebotada, y allá no había pasto, estaba limpio, pero ya se llenó de pasto y se pudre y contamina el agua”.
Todos los días 2.3 metros cúbicos por segundo de agua son extraídos de esta zona de Villa Victoria para alimentar el Sistema Cutzamala, alrededor de ella los vecinos obtienen agua potable a través de pipas, lavan en las orillas.
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El agua de la presa que entró en funciones para el Sistema Cutzamala en la década de los 80, baja de las Sierras en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, así como de escurrimientos, arroyos y manantiales que se unen a diversos ríos.
Aun así, la mayoría de los vecinos de la región reciben agua por tandeo o en pipas.
“Nos llevan pipas y ya hemos dicho que si nos dejan sin agua vamos a parar la planta, pero somos pobres ¿qué más podemos hacer? Sólo queremos que el gobierno nos ayude y nos dé un pozo”, añadió.
Aunque las lluvias ya llegaron, para los mazahuas de la región, llegaron tarde para aliviar la sed de la zona.
Pega también al turismo y a la pesca
Pero no solamente falta agua, los bajos niveles de la presa también han afectado el turismo en la región, pese a estar en temporada alta por las vacaciones de verano, el malecón está vacío y los negocios cerrados. No hay embarcaciones dando tours, al menos no entre semana.
Los pocos comerciantes que se asoman entre semana reconocen que aún hay quienes la visitan los fines de semana, pero ya no quienes pasan varios días en la presa que fue construida en 1940.
Para Hugo Pimentel, manejar desde la Ciudad de México para visitar la presa de Villa Victoria durante dos horas y media pagando 316 pesos de casetas, valió la pena hasta que vio que la orilla se recorría varias decenas de metros de donde la marca del musgo estaba.
“Es bastante preocupante, ya hay que cuidar más el agua. Yo creo que debería haber más campañas en vez de haber tanto mensaje de política, más campaña de cuidar el agua”.
La experiencia, dijo, también la ha vivido en Valle de Bravo, otra de las presas que alimenta al Sistema Cutzamala y que actualmente se encuentra a 32 por ciento de su capacidad.
“Está muy mal, estamos mal, hemos ido ahí a Valle de Bravo y sí es preocupante, yo creo que la gente debe de concientizar en la parte del agua”.
En tanto, los pescadores luchan por sobrevivir, pues sacan del cuerpo de agua charales, morra y carpa, si pueden. Los bajos niveles de la presa también pone en riesgo la vida acuática y con ello, la actividad económica de decenas de familias que llevan sus pescados a otros municipios cercanos para venderlos, como a Zinacantepec.
Un lamento seco en Villa Victoria
Embarcaciones varadas, orillas verduzcas, animales terrestres donde sólo había agua y una advertencia sobre el estrés hídrico que vive el Edomex, es en lo que sea convertido la presa de Villa Victoria y, que temen sus habitantes, sea una condición permanente.
“Nos preocupa que nosotros ya vivimos, yo tengo 62 años, pero tengo nietos, yo no sé si ellos un día se acuerden que aquí hubo una presa, lo digo porque si se siguen llevando el agua sin que la lluvia recargue la tierra, aquí ya no va a haber nada y eso también le debe preocupar a los de Toluca y Ciudad de México”, añadió Rosa.
Mientras una solución llega o el día cero se materializa, ella seguirá pastoreando a sus borregos en la orilla de la presa donde de niña jugó y ahora pasa los días tratando de acostumbrarse a la sequía, al mar olor y a la incertidumbre.
VGB