ZOOLÓGICO DE CHAPULTEPEC

El zoológico de Chapultepec ya cumplió su papel: Marielena Hoyo

La directora del zoológico entre 1983 y 1997 considera que el hecho de que el zoológico ya amerite ser retirado no significa que no forme parte de la historia de la Ciudad de México

El zoológico de Chapultepec ya cumplió su papel: Marielena Hoyo
El zoológico de Chapultepec ya cumplió su papel: Marielena HoyoCréditos: Especial
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El zoológico de Chapultepec ya cumplió su papel y es hora de darle un retiro digno. Así lo considera Marielena Hoyo, quien fue directora del zoológico entre 1983 y 1997, conoce el lugar como pocas personas y ha estado  cerca de algunos de los animales más famosos que ha tenido el lugar, como la panda Xin Xin, quien el 1 de julio cumplió 33 años.

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“Es un zoo inmerso en una ciudad compleja, contaminada ambiental, sonora y lumínicamente y sin espacio ya para donde crecerlo. No se conoce su real impacto sobre la comunidad a la que le sirve y sus programas de conservación están realmente limitados a dos especies -cóndor californiano y lobo mexicano- pero porque son ejercicios empujados binacionalmente”, explica en entrevista con La Silla Rota.

“De ahí en fuera, es presuntuoso referirlo como ‘centro de conservación’ y no sé qué tanto más para adornarse. No sé conoce tampoco el real impacto educativo, que por otra parte no puede aceptarse como fiel al quedar limitado a una pobre exhibición de la fauna ahí cautiva. Basta sólo escuchar a los visitantes frente a cada recinto, para comprobar que no se está educando al respecto”, lamenta. 

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“Ya mi viejito querido cumplió de sobra su papel y es tiempo de su retiro digno”, plantea sobre el zoológico de Chapultepec, que en este 6 de julio cumplirá 100 años de haberse colocado la primera piedra para su construcción.

Respecto a cuál debería ser su destino, considera que debe permanecer bien mantenido hasta que el último de sus habitantes se marche de forma natural. 

“Ya no permitir la reproducción en especies cuyo estatus no es dramático, y dedicar el espacio a una verdadera educación del ciudadano sobre el papel humano respecto de la fauna silvestre”, propone.

Zoológico de Chapultepec: Especiales

DICEN QUE SE ESCUCHABAN LOS RUGIDOS DE LOS LEONES

Pero que el zoológico ya amerite ser retirado no significa que no forme parte de la historia de la Ciudad de México.

“Pudiera asegurar que no hay familia capitalina que en algún momento no lo haya visitado”, dice Marielena Hoyo.

“Es parte del paisaje, incluso hasta sonoramente por los rugidos de los leones que se hicieron famosos en los alrededores, leyenda dicen algunos, y que ahora por la contaminación sonora difícilmente podrían escucharse incluso in situ”, lamenta la ex funcionaria y también periodista.

SU MAMÁ LA LLEVABA

Marielena Hoyo recuerda que de pequeña visitaba con frecuencia el zoológico. Lo hacía impulsada por su madre, a quien le fascinaban las focas y los osos polares.

“Ella no nos pasaba nunca por jaulas de primates o de grandes felinos, porque le disgustaba mucho la estrechez de los recintos e incluso los comentarios que la gente hacía frente a ‘los monos”, continúa en sus recuerdos.

Pasada su niñez, Marielena regresó cuando estudiaba periodismo y decidió hacer un reportaje del lugar. Lo que vio no le gustó.

“Me deprimió tanto la particular condición del encierro de los lobos, que les juré cambiarles su estado. Muchos años después logré que tuvieran mejores condiciones y bienestar, aunque el cautiverio nunca será buena opción para su desarrollo; mucho menos excelente o lo que merecen”, reconoce Hoyo.

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PASABA TARDES ENTERAS CON LOS ANIMALES

Antes de ser directora del zoológico, se encargó del zoo infantil, y el 13 de enero de 1983 comenzó su labor y la concluyó el 11 de diciembre de 1997. Comparte con La Silla Rota qué fue lo mejor de haber sido directora del zoológico más famoso de la capital mexicana, ubicado en el vetusto y pulmón capitalino Chapultepec.

“Lo mejor fue poder pasar tardes enteras platicando con los animales, ya sola, sin público ni trabajadores. Desde luego haberme tocado la reproducción y sobrevida exitosa de varios pandas, inclusive una segunda generación de la que nació Xin Xin, hoy con 33 añitos de vida. La maternidad no biológica que me permitió sacar adelante a los orangutanes Jambi y Toto dedicándome a ellos las 24 horas del día por 7 años.

“La reproducción de mi amadísimo gorila Bantú, resultado de un macho que se dictaminó como estéril por 20 años y de una madre ya fuera del programa reproductivo. En fin, que le podría llenar páginas y páginas con mis mejores tiempos”, remarca.

Marielena Hoyo, directora del zoológico entre 1983 y 1997: Especiales

LA DESCALIFICARON POR SER MUJER

Se le pregunta cuál fue su mayor reto al frente de la administración del zoológico de Chapultepec. Uno de los más fuertes fue convencer a las autoridades de tener presupuesto propio y luego para que se aliaran en la transformación que pretendía.

“Pero sin duda en general fue enfrentar la descalificación por ser mujer y muy joven. Eso fue rudo realmente, en tiempos en que en el zoo sólo trabajaban mujeres en el área de aseo o en la secretarial”, recuerda.

Eran tiempos en que los espacios para las mujeres eran mucho menos que en la actualidad. “Menos en uno tan acotado tradicionalmente a los fuertes y conocedores masculinos, porque un hombre, como tal, no denosta a su contraparte”.

Después de 14 años al frente del zoológico de Chapultepec, cuando dejó el puesto se quedó con ganas de muchos cambios.

“Innumerables, pero con el reconocimiento del público visitante que nunca terminaré de agradecer”.

Marielena Hoyo, directora del zoológico entre 1983 y 1997: Especiales

REGRESO Y VIO MAL A SU AMADO ZOO

Después de dejar el cargo, ya no volvió al zoológico de Chapultepec, sino hasta 18 años después. Lo que vio no le gustó.

“Nunca más regresé, sino hasta el 2015 en que en un mes como el actual murió mi pequeño Jambi. Lo que vi y documenté en imagen, simplemente me derrotó al ver todo el proyecto desecho, sucio, descuidado y carente hasta de lo mínimo. Incluso encontré que uno de los encierros nocturnos de los orangutanes era ocupado como cuarto de estar de los trabajadores, quienes incluso tenían hasta peligrosamente conectada una pecera, en un sitio húmedo de goteras y lo que ello conlleva”, recuerda.

Además, había herrería oxidada y cero enriquecimiento ambiental o para el comportamiento en el habitáculo de dos seres de por sí multiestimulados desde su nacimiento, añade.

“Por cierto, me hice cargo de ellos porque los anteriores dos nacimientos quedaron a cargo del servicio médico veterinario y se les murieron. La madre no producía leche y esa fue la razón de la necesidad de su crianza artificial”, continúa Hoyo.

Marielena Hoyo, directora del zoológico entre 1983 y 1997: Especiales

BANTÚ, DE LOS MÁS QUERIDOS

Se le pregunta por algunos de los animales que más ha querido, y entre ellos está el gorila Bantú, fallecido en 2016, mientras era trasladado del zoológico de Chapultepec al de Guadalajara. Además de que su muerte no quedó aclarada, el caso se volvió un escándalo cuando El Universal difundió fotos de su cuerpo destazado y decapitado, mientras se le aplicaba una necropsia.

“Mi reacción ante algunas pérdidas como la de Bantú y el manejo de su cuerpo y después la de Toto, mi segundo hijo orangután, me desgarraron, obvio, pero antes, desde 1998 vinieron muchas otras, entre ellas el sacrificio del oso polar Isbyorn, cuya historia clínica marcó error tras error hasta que los enterraron”, critica.

Plantea que realmente toda muerte puede ser ‘poco clara’, partiendo de que las necropsias las realiza el mismo personal del zoo, lo que los hace juez y parte y como nadie les remilga y por lo mismo las autoridades desconocen el tema, “pues ahí acaba todo”.

Marielena Hoyo, directora del zoológico entre 1983 y 1997: Especiales

GRACIAS A ESCAPES, HUBO MÁS ALBERGUES REMODELADOS

Marielena Hoyo recuerda que durante su paso por la dirección del Bosque de Chapultepec hubo algunos animales que intentaron escaparse, hechos casi siempre propiciados por el descuido de algún trabajador durante el manejo de área.

“Algunos otros porque se las ingenian para salir a dar una vueltecita, pero siempre dando cuenta de algún descuido humano. La dificultad de capturarlos depende siempre de la especie, edad, condición o carácter. Es todo un reto impregnado de adrenalina. A Dios gracias todos los que me tocaron, terminaron bien, con excepción de una guacamaya que voló hacia Los Pinos y aunque fuimos a buscarla ahí, nunca la recuperamos”, afirma.

“Anécdotas tengo miles y muy simpáticas. Desde los escapes de animales hasta el día que se me cayó una jaula ya tarde, bendito Dios sin público y tuve que detenerla con el auto, pero al efecto decidió a Manuel Camacho -entonces regente del Distrito Federal- a meterle a la remodelación, en un principio autorizada para solo seis albergues. Me visitaron presidentes y regentes, prestándose a varias situaciones simpáticas”. 

Durante su administración recibió visitas de presidentes, embajadores y alcaldes de Estados Unidos.

“Por lo demás, mis más distinguidos visitantes fueron los niños. Entre los de 7 a 11 años tuve hasta novios y hermosas niñas que me regalaban cartitas y trabajos manuales”, expresa, de buen humor.

“De hecho los hoy cuarentones siguen siendo muy cariñosos cuando me topan en algún sitio”.

Marielena Hoyo, directora del zoológico entre 1983 y 1997: Especiales

Respecto a cuál debe ser el futuro del zoológico de Chapultepec, agrega que para concientizar sobre la importancia de las especies animales ya no es necesario tenerlos en cautiverio.

“Hoy se cuenta con imágenes hasta en séptima dimensión que incluso serían más atractivas para la generación actual, que sería educada en la verdad y no en la fantasía del cautiverio. Y los especialistas en fauna silvestre podrían trabajar en campo y en hospitales de atención emergente y rehabilitación con miras a la reintroducción.

“Posiblemente parezca un sueño guajiro, pero al igual parecía la reconstrucción del zoo, que ahora ya quedó estrecho y anticuado. Ahora lo que hay es mantener reservas con amplitud suficiente y recursos para su debida atención, pero ya no dentro del núcleo urbano. Y santuarios verdaderos para ejemplares viejos y/o enfermos o con lesiones que requieran permanente atención al no poderse valer por sí mismos”, concluye.

VGB