Naucalpan, Estado de México.- La violencia infantil se ha ido incrementando en el Estado de México, en sus distintas expresiones y a largo plazo tendrán consecuencias de salud y en su estado emocional; según la UNICEF son las niñas la principales víctimas del acoso psicológico en la actualidad, siendo afectadas predominantemente en los ámbitos escolar y en la vía pública.
Según el Censo de Población del INEGI del 2020, en el Estado de México viven 4 millones 421 mil 644 niñas y niños de entre los 0 a 15 años, que representan el 26 % de la población total de esa entidad.
El año que más casos sumó casos de violencia infantil en el Estado de México fue 2020 con mil 127 incidentes entre la niñez mexiquense, seguido de 2021 con mil 103, en tercer lugar, aparece 2019 con mil 096 casos, refieren datos del Sistema DIF.
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En este país, 6 de cada 10 niños, niñas y adolescentes, han sufrido métodos de disciplina violentos por parte de sus padres, madres, cuidadores o maestros, según datos de la UNICEF México.
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En los últimos 3 años, sólo el DIFEM registró hasta 3 mil 865 casos de violencia Según datos de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de México, canalizados a través de la Subdirección de Protección a los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.
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La violencia en nuestro país, según los expertos de la ONU, permea en los procesos educativos y de convivencia diaria, por lo que puede presentarse en distintos entornos como los hogares, en las escuelas, las calles e incluso vía electrónica.
Para la UNICEF actualmente en México, la violencia permea en los procesos educativos y de convivencia diaria, por lo que puede presentarse en distintos entornos: hogares, escuelas, comunidades, lugares que frecuentan o en la calle, según lo publicado en el artículo “Protección Contra la Violencia”.
Señala que la violencia en la etapa denominada de la primera infancia, de los 0 a los 5 años, es común que ocurra a manos de los padres o cuidadores y es usada como un método de disciplina, pero lo que pocos saben es que esto puede afectar el desarrollo del cerebro y del sistema inmunológico, puede causar problemas de salud que, en el peor de los casos, pueden causar incluso la muerte.
En la etapa escolar, de los 6 a los 11 años, la violencia se manifiesta dentro de la escuela por parte de maestros, en forma de castigo corporal o humillaciones y entre compañeros, en forma de acoso o bullying.
Destaca el artículo que son las niñas la principales víctimas del acoso psicológico al ser excluidas de círculos sociales o verse involucradas en rumores dañinos mientras que los niños son más propensos a sufrir violencia física y amenazas. En esta etapa las consecuencias de la violencia pueden ser un bajo rendimiento y abandono escolar, explica.
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Mientras que la violencia en etapa de la adolescencia, de los 12 a los 17 años, “se manifiesta en diversos entornos sociales, por ejemplo, la escuela y la vía pública se han identificado como los ámbitos donde suceden 8 de cada 10 agresiones contra niñas, niños y adolescentes”.
Por lo anterior es que la UNICEF ha apoyado a México ante la Alianza Global para Poner Fin a la Violencia contra los Niños, Niñas y Adolescentes, por ser uno de los primeros países en establecer acciones concretas para contribuir a la prevención y atención de la violencia contra la niñez y la adolescencia.
En la Gaceta de la UNAM del 27 de abril de 2023, en el artículo denominado “El maltrato infantil: una consecuencia del adultocentrismo”, de la investigadora Eloisa Ortega, se señala que tres de cada cuatro niños de entre dos y cuatro años, sufren castigos corporales o violencia psicológica de manera regular por parte de sus padres, cuidadores o tutores; “y una de cada cinco mujeres y uno de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales entre los cero y 17 años”, según señala una nota de la autora citando a la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Esos altos grados de violencia demuestran que la niñez y las juventudes son poblaciones en condiciones de gran vulnerabilidad, porque por la edad las personas adultas creen que pueden disponer de ellos como si fueran cosas”, dice Eloisa Ortega Velázquez en su artículo.
La investigadora y catedrática destaca que el maltrato infantil tiene sus consecuencias a largo plazo: explica que es posible que los niños más pequeños sufran traumatismos craneoencefálicos o adquirir alguna discapacidad. “Aunque hay consecuencias que se arrastran a otras etapas de su vida, como estrés postraumático, ansiedad, depresión, problemas con consumo de alcohol, tabaco, incluso enfermedades de transmisión sexual”, describió Eloisa en su artículo.
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VGB