Con la reciente situación de falta de lluvia en el Valle de México, y que ha provocado que las presas que abastecen de agua a la CDMX se encuentren en mínimos históricos de almacenamiento, registrando un 47.6 por ciento de su capacidad, el equivalente a 23.1 por ciento menos que en años anteriores, el gobierno a anunciado medidas suplementarias para mitigar la situación.
Entre estas medidas, la que ha despertado mayor atención entre la población de la Ciudad de México es el llamado bombardeo de nubes, con el cual el gobierno buscará incrementar la precipitación en los afluentes de las presas del Sistema Cutzamala, la cual se reducido en 21 por ciento este 2023.
La siembra de nubes consiste en dispersar sustancias químicas como el yoduro de plata o dióxido de carbono congelado en las nubes para incrementar la probabilidad de precipitación, pues esta sustancia de estructura cristalina similar al hielo, ínsita la aglomeración de la gotas de agua, haciéndolas más grandes y más pesadas, hasta que finalmente caen en forma de lluvia.
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Este método de siembra de nubes, lleva realizándose desde los años 40 del siglo XX, cuando el investigador Vince Schaefer, de General Electric realizó una serie de experimentos en su laboratorio, en el que roció hielo seco triturado sobre nubes con estratos sobre enfriados. Proyecto que rápidamente llamó el interés de gobierno estadounidense y posteriormente del resto del mundo.
¿Funciona o no la siembra de nubes?
Aunque este método de siembra de nubes se ha ganado la confianza de por lo menos más de 50 países, que según la ONU, para 2017 se encontraban efectuando proyectos de modificación climática de esta naturaleza, ya sea para inducir en el aumento de la lluvia y la nieve, o para suprimir los efectos del granizo en los cultivos; todavía hay dudas entre la población, quien se cuestiona la efectividad de este método para hacer que llueva.
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Aunque se han realizado numerosos proyectos de este tipo en diferentes países alrededor del mundo, las estadísticas que se han generado sobre el aumento de la precipitación son reducidos, y es difícil afirmar que efectivamente la lluvia es generada a partir de que se liberó yoduro de plata en las nubes.
La mayoría de los estudios destinados a evaluar los efectos de la siembra de nubes, argumentan resultados a la hora de justificar su realización, sin embargo, resulta de interés que los porcentajes en el incremento varían dependiendo el estudio. Por ejemplo, un experimento efectuado en Australia, demostró incrementar la lluvia en un 14 por ciento, mientras que otro efectuado en 2014m en Estados Unidos arrojó un incremento del 1.5 por ciento.
En chile, se han realizado un programa de siembra de nubes desde el año 2000 en la cuenca del Río Cachapoal, en la región de O'Higgins, cuyos resultados se estiman entre el 10 por ciento y el 21 por ciento de incremento de precipitación.
Mientras tanto, en México el programa de siembra de nubes ha sido utilizado más recientemente en el estado de Nuevo León, donde los efectos de la sequía, provocaron problemas graves de falta de agua en 2021 y 2022.
VGB