Tras difundirse la noticia de que la Secretaría de la Defensa Nacional en colaboración con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural empezarían esta semana a realizar el denominado proceso de bombardeo de nubes para intentar mitigar los efectos de la sequía por la que está atravesando el Valle de México, y que se está reflejando en la disminución del suministro de agua en diversas colonias de la capital, muchas personas han manifestado sus dudas sobre la eficacia de dicho proceso.
Y es que según informó el gobierno, con el llamado bombardeo de nubes se conseguirá aumentar entre un 25 y un 45 por ciento la precipitación de agua de lluvia en las zonas o caudales que abastecen a las presas del Sistema Cutzamala, y de las que la Ciudad de México recibe el vital líquido, pero no se proporcionó mayor información al respecto, por lo que aquí te contamos qué es y cómo se realiza, además de las posibles consecuencias ambientales y a la salud del bombardeo de nubes.
¿Qué es el bombardeo de nubes?
Primero que nada, hay que saber que aunque comúnmente se le conoce como bombardeo, es más correcto referirse a este proceso como siembra de nubes, pues no se detonan objetos o sustancias en las nubes, sino que se liberan agentes químicos con la intención de que estos afecten la composición física de las partículas de agua concentradas, y con ello se indusca la precipitación.
Te podría interesar
Para realizarse este proceso, se recurre a la utilización de aeronaves, las cuales sobrevuelan la zona en la que se desea inducir la lluvia, para posteriormente liberar a través de una especie de aspersores, los químicos, en este caso yoduro de plata, el cual favorece la condensación de las gotas de agua, que al incrementarse en tamaño y peso, provocan la precipitación.
Te podría interesar
El yoduro de plata es una sustancia de estructura cristalina similar al hielo común, que induce la congelación a través de la nucleación de cristales de hielo. Al utilizar este químico, se busca potenciar el proceso natural ya existente de precipitación de nubes ya existentes, pues en ningún caso es posible crear nubes nuevas con la siembra de nubes, así lo menciona un artículo publicado por la Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas.
“La siembra de nubes no puede ser utilizado para formar nuevas nubes o convertir pequeñas nubes no precipitantes, en nubes de lluvia. Colocar los químicos sin las condiciones de humedad, de presencia de gotas de nube o de corrientes ascendentes no produce ningún efecto…, no todas las nubes pueden ser susceptibles de siembra, esta oportunidad parece estar limitada a nubes súper frías continentales con temperaturas entre -10° y -20 °C, y con cantidades significativas de agua súper fría”, Revista Mexicana de Ciencias Agrícolas.
La eficacia de la siembra de nubes
La eficacia de este proceso de siembra de nubes nunca ha quedado demostrada, pues no existe prueba una estadística contundente que demuestre que la precipitación de las nubes rociadas con químicos se deba específicamente a esta actividad, sin embargo, esto es algo que aún se continúa estudiando, pues mientras algunos expertos apuntan a que el impacto de este proceso es bajo, otros opinan lo contrario.
Siembra de nubes en México
La práctica de bombardeo de nubes en México tiene poco más de una década, pues desde el año 2012, se implementó un programa de inducción de lluvia para intentar mitigar la sequía por la que atravesaban los estados de Zacatecas y Aguascalientes desde 2010. Sin embargo, no hay pruebas contundentes de que el programa haya sido efectivo pese a que se registró un ligero aumento de precipitación en la zona.
Los daños del Yoduro de plata
El yoduro de plata puede tener posibles daños residuales en la salud de los seres humanos y los animales, tales como una incapacidad temporal, pero en ningún caso podría causar afectaciones crónicas en los seres vivos.
La cantidad tóxica de yoduro de plata para el ser humano es a partir de las 50 partes por millón, por lo que la posibilidad de que la siembra de nubes provoque daños a las personas es muy escasa, pues en esta, solo se usan concentraciones máximas de 0.1 partes por millón, lo que es 100 veces menor a lo generado por otras industrias como la de la pasta de dientes.
VGB