Migrantes que viven en albergues y calles de la Ciudad de México pasarán una Navidad entre el frío, la incertidumbre y, muchos de ellos, alejados de sus familias. Mientras esperan la cita migratoria para cumplir su “sueño americano" en Estados Unidos, se las arreglan como pueden para sobrellevar la Navidad.
"Es una Navidad diferente, pero el otro año será mejor", dice Bruno, migrante proveniente de Perú. Lleva dos semanas en México y, en lo que espera su cita migratoria, ayuda en las labores de limpieza en la Casa del Migrante Cuauhtémoc.
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Benjamín es otro migrante que este 24 de diciembre hace fila afuera del albergue migrante. Será la primera Navidad que pasa alejado de su familia, por lo que señala que está fecha será más difícil. Benjamín proviene de Guatemala y lleva 12 días en México. Tras los alimentos que la organización "Más vida CDMX" les obsequió, señala que esa ayuda "le viene bien por la situación".
Rocío Guevara, migrante originaria de Venezuela, debe quedarse a dormir en las calles. En una casa de campaña pernocta con su esposo y su hijo de 6 años.
"En la Ciudad de México llevo seis días. Las bajas temperaturas han estado fuertes, tengo los labios partidos. Esta Navidad es un poco triste, pero con la esperanza de alcanzar la meta de llegar a Estados Unidos".
Ayuda da un poco de esperanza
Leslie Romero, directora de Fundación Migven, encabeza desde hace años una labor altruista con la comunidad migrante que vive en las calles de la Ciudad de México. Esta Navidad decidió llevar juguetes a niños y niñas que duermen en el albergue migrante de la colonia Roma y en las calles aledañas.
"Estamos dando ropa, juguetes, trajimos alimentos. Estamos trabajando para toda nuestra comunidad migrante. Se siente bonito para ayudar a todas estas personas que con mucho esfuerzo y sacrificio luchan por estar aquí. Los niños, mi gente venezolana, así como sufren ellos, yo sufro".
La labor de Leslie no se limita a la entrega de estos productos, pues refiere que le gusta hacer labor psicológica con los niños migrantes, para poder sacarles una sonrisa.
“Se siente increíble poder apoyarlos, sacarles una sonrisa a los niños, porque me gusta hacer dinámicas con los niños por ese trauma psicológico que tienen al pasar por la selva. Llevarles alegría es algo que nos llena el alma. Si fuera por nosotros, haríamos tres jornadas por semana. Hemos apoyado a un aproximado de mil personas y queremos seguir apoyando, que se unan muchas personas para seguir ayudando”.
De acuerdo con cifras de la Unidad de Política Migratoria, de la Secretaría de Gobernación, en lo que va del 2023 se tiene el registro de 6,685 personas en situación migratoria irregular en CDMX.