Marisol de siete años no pudo contener la euforia de volver a las aulas este lunes para ver a sus compañeros y profesores luego de un largo periodo vacacional.
Con la mochila llena de útiles escolares, sonriente y bien abrigada contra el rocío de la mañana, fue una de las últimas alumnas en ingresar a la primaria Fray Servando Teresa de Mier, ubicada en la colonia Centro, en Ixtapaluca.
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“Tiene ganas de ver a sus compañeritos, a su maestra y ver qué salón le tocó y cómo va a hacer su ciclo escolar”, comentó su madre Magali Sánchez, residente de la colonia La Venta.
Y lo demostró. A paso veloz corrió y gritó de emoción, y de nerviosismo, porque por poco se queda fuera del plantel. Llegó casi 15 minutos después de las ocho de la mañana cuando la mayoría de los alumnos ya había ingresado.
“Le costó un poco despertar, venimos corriendo, pero llegamos que es lo importante”, agregó su madre.
En el Valle de Toluca, entre emoción y nervios, Lucio y Claudio, regresaron a clases este lunes. Para los pequeños hermanos que entraron a segundo y cuarto de primaria, este inicio de ciclo escolar fue lo más cercano a la normalidad prepandemia.
“Estoy muy emocionado porque no me había tocado algo así, voy a entrar a segundo a conocer nuevos amigos”, comentó Claudio.
Este lunes 29 millones 849 mil 46 alumnas y alumnos de educación básica, media y superior regresaron de manera presencial a las aulas, en todo el país, de acuerdo con la Secretaría de Educación Pública (SEP).
En el Valle de México, el regreso a clases se registró sin mayores incidentes, aunque con las medidas de la denominada nueva normalidad debido a la covid.
En el Estado de México son más de 3 millones los alumnos de nivel básico, como en el caso de Claudio, los que volvieron a las aulas a un ciclo escolar que se prevé se mantenga en modalidad presencial, al menos de inicio, lo que no sucedía desde el 2020.
“Entré a la primaria y luego llegó el coronavirus. Estuve de manera virtual y luego presencial, pero no me había tocado todo el año ni el arranque”, expresó el alumno.
En la escuela Miguel Alemán Valdés, de Toluca, las maestras recibieron a la comunidad estudiantil con una lona de bienvenida.
“A mi hija le emocionó mucho. Es su primer año y estaba asustada por la entrada a la primaria, pero esto le dio mucha seguridad y alegría”, añadió Toño, padre de dos alumnos.
En el municipio de Tultitlán, desde muy temprano madres, padres, abuelas y abuelos se aglomeraron en las escaleras que llevan a la primaria Ignacio Allende. Así también vendedores, en su mayoría vecinos de la zona, que al menos con una hora antes pusieron sus puestos, para ofrecer sus productos de papelería, uniformes y los típicos desayunos (no pueden faltar las tortas de jamón con queso o los jugos), para saciar el hambre durante el recreo.
En esta orilla de la periferia mexiquense, ubicada al norte de la Ciudad, la emoción se denotó en los rostros de niños y niñas, que acudieron recién bañados y con ropa cotidiana, dado que apenas sus padres verán los uniformes. Sin embargo, el panorama no fue distinto a la dinámica de la nueva normalidad, por lo que niños y niñas ingresaron a las instalaciones de su centro escolar con cubrebocas y con gel antibacterial.
Cubrebocas, gel y papel de baño, el nuevo kit del regreso a clases
En la Ciudad de México, los alrededores de la escuela primaria Leonismo Internacional, ubicada en la calle de Cádiz casi esquina con Soria, en la colonia Álamos, alcaldía de Benito Juárez, se vieron atestados de alumnos que luego de dos años, volvieron a clases presenciales desde el inicio de curso.
Ahí estaban niños de primero a sexto grado, algunos con su uniforme del diario, otros con pants, unos más, un selecto grupo, vestidos de gala para formar parte de la escolta que cada lunes rinde honores a la bandera, y los menos iban sin uniforme alguno. Todos iban equipados con mochilas con figuras de superhéroes, algunos con peluche incluido.
Algunos menores hasta se veían más chiquitos con tremendos mochilones que llevaban en la espalda, y con las manos sostenían una bolsa con su comida y algunos con bolsas de toallitas desinfectantes, botellas de gel y hasta papel de baño como para enfrentar sin miedo a la próxima ola de la covid. Era tanto que en su mayoría eran auxiliados por los padres, que resignados decían que eso lo pedía la escuela.
Indispensables y obligatorios eran los cubrebocas, algunos muy formales de blanco, otros de colores con figuras de héroes de caricatura.
Una manta colgada en la entrada del plantel con un mensaje de “Bienvenidos”, recibía a los alumnos en esta escuela de tiempo completo, con horario de 8:00 a 16:00 horas.
Afuera, los padres se despedían de manera apurada de sus hijos. “Ya no le di mi bendición, esperemos que mañana esté mejor organizado”, decía una madre mientras veía como implacablemente a las 8:04 horas se cerraban las puertas de la escuela.
La escena se repitió en la escuela primaria Julio Jiménez Rueda, en la Ciudad de México, donde niños y niñas ingresaron a la escuela en orden y bajo un estricto control de seguridad por las autoridades escolares.
También se solicitó a los padres de familia que deben entregar una hoja para informar sobre cualquier sintomatología, en el contexto de la pandemia por covid, de los menores que van desde fiebre temperatura todos o escurrido nasal entre otros.
Algunos padres de familia manifestaron su preocupación por el nuevo programa escolar que aplicará la Secretaría de Educación Pública en este ciclo y en el que, en el caso de primaria, se eliminan materias como español y matemáticas.
Mientras que otros expresaron su confianza sobre el mismo y señalaron que estarán pendientes del desempeño de sus hijos para proveerles la ayuda necesaria en caso de cualquier contratiempo en términos de aprendizaje.
MRV