Es miércoles 28 de septiembre al mediodía. Un grupo de habitantes de Xoco da una entrevista a La Silla Rota en el atrio de la iglesia del pueblo. Pero son interrumpidos por la persona que vigila el templo. Se queja de que ahí no pueden dar entrevistas, que el mayordomo sólo autorizó fotos y rápidamente entre él y el grupo se hacen de palabras, algunas ofensivas.
Alterado, el vigilante, de nombre Pablo Chávez, los corre y les exige que además en la entrevista “digan lo que es, y no puras mentiras”, acusa. Descalifica a una de ellas porque no nació ahí, aunque lleve más de 50 años viviendo en Xoco. Los vecinos salen molestos y explican que la postura de Chávez es porque él está a favor del megaproyecto Mitikah y ellos en contra.
Xoco es un pueblo ubicado a las orillas de la alcaldía Benito Juárez. Sus habitantes están divididos por la presencia de ese conjunto inmobiliario construido a lo largo de 14 años y durante tres etapas, que incluye un hospital, una zona de oficinas y habitacional. También ahí se levanta la torre más alta de la Ciudad de México, de 62 pisos, visible desde las avenidas Insurgentes, Tlalpan y el centro histórico de Coyoacán.
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A ello se suma la apertura reciente de un centro comercial, con una plaza afuera que incluye bancas, árboles y un paso peatonal angulado, estrecho y elevado. Abajo hay un paso a desnivel para que los vehículos que salen del pueblo pasen por ahí, así como algunos de los nuevos habitantes de la torre.
Para hacer ese espacio fue necesario modificar la calle Real de Mayorazgo, que estaba dividida por un camellón que tenía 60 árboles que fueron arrancados en 2019 y de los que no queda rastro. Ahora la mayor parte de ese trecho de la calle es usada para Mitikah.
Esa calle además se convirtió en referencia para los cinéfilos que acudían a la Cineteca Nacional y llegaban por la estación del metro Coyoacán. Ahora deben atravesar esa plaza cuyo paso peatonal parece una rampa elíptica y que a los vecinos de mayor edad les cuesta más trabajo recorrer.
LOS CAMIONES PARECÍAN DE JUGUETE
Mitikah, proyecto que comenzó hace 14 años a construirse, ha venido a cambiar la vida de los habitantes del pueblo de Xoco, quienes en ese tiempo han visto cómo para hacer los cimientos se excavó a tal profundidad en el terreno ahora construido, que quedó impresionada, recuerda Lidia Suárez Mata, originaria del pueblo.
“Bardearon cuando comenzaron para que la gente no se diera cuenta del inicio de las obras y una vez pasé con mi esposo, había una rendija, jalamos la lámina, los camiones que sacaban la tierra parecían de juguete, apenas se veían de lo hondo, tienen 7 pisos hacia debajo de estacionamiento y luego la cisterna”, dice en entrevista con La Silla Rota.
Otros vecinos también recuerdan que para hacer esa excavación extrajeron agua durante semanas. Después fue el ruido de las máquinas, los trabajadores, el polvo, el paso por debajo de la banqueta, la transformación, la división, el retiro de árboles de Real de Mayorazgo y desde entonces nada es igual.
ERA UN LUGAR MUY TRANQUILO
Lidia Suárez Mata nació en el pueblo de Xoco y desde entonces ahí ha vivido. Tiene 75 años, ahí creció, fue a la escuela, trabajó en un laboratorio, encontró a su esposo, y la familia de su padre y hermanos y la de su esposo viven ahí, unas 300 personas en total.
Antes de que Churubusco fuera esa gran vialidad, era un río de aguas cristalinas en la que ella y sus amigos jugaban y echaban barquitos de papel a navegar. Después el río fue entubado y ya no quedó rastro suyo.
-¿Que caracteriza a Xoco?, se le pregunta a Lidia, entrevistada en el atrio de la iglesia, antes de la interrupción del trabajador.
-Siempre fue un lugar muy tranquilo. Llegaban las personas a vender con los caballos, las vigas arrastrando, vendían en las calles puerquitos, pollitos y guajolotes. Yo lo vi cuando era niña. En las calles no había drenaje, había una sola toma para ir por agua. La mayoría teníamos pozo en agua y quienes no tenían, los demás les dábamos.
LAS CONSTRUCCIONES NOS DIVIDIERON
Después ya contaron con drenaje, se instaló tubería de agua potable en cada casa y se cerró la toma anterior, así como los pozos. Pero el pueblo mantenía su esencia, asegura Lidia, quien fue elegida por sus compañeros para hablar, precisamente por su edad y conocimiento de Xoco.
“Nos conocíamos, sabíamos cómo se llamaban todos, pero con las construcciones nos dividieron, viene mucha gente desconocida que nos las topamos y ya no las conocemos”, dice, no sólo en relación a Mitikah, que es el proyecto más grande, sino también por los proyectos inmobiliarios de City Towers, edificios de 22 pisos, cuyos departamentos solo están disponibles para personas que puedan pagar millones de pesos por ellos.
Lidia admite que paulatinamente Xoco ha ido cambiando, pero nada comparado con Mitikah, observa la vecina. Por ejemplo, cuando llegó la Cineteca Nacional, en un terreno donde había hornos de tabique y sembradíos de maíz, fue diferente.
Otro ejemplo es donde ahora hay oficinas de la Secretaría de Educación Pública y que previamente eran de Bancomer, ahí estaba una hacienda que perteneció al general Juan Andreu Almazán, cuyo predio fue vendido por su viuda. Pero incluso con la llegada de esas oficinas aún se podía caminar tranquilo por el pueblo de calles estrechas y serpenteantes.
Ahora es diferente. Llegaron por Avenida Universidad las concesionarias de venta de autos, luego Plaza Coyoacán y después las City Towers, por Eje 8 y Cuauhtémoc. De tanto automóvil hay mucho peligro para los niños, expresa preocupada la vecina.
“Empezaron a encapsularnos con los City Towers y con Mitikah nos ha cambiado la vida, no tenemos la misma confianza de pasar, han asaltado a mucha gente, recientemente pusieron luz en la calle pero hace más de un año nos la quitaron varios meses. Si hacemos algún reclamo nos quitan el agua 3 o 4 días”, se queja.
NO NOS CONSULTARON
Dice que la Calle Real de Mayorazgo en la noche está oscura y es ahí donde han asaltado a gente del pueblo. Se refiere al cruce de dicha calle con Puente Xoco. Ahí termina la plaza de Mitikah y la calle se parece a la de antes. Pero de un lado hay cinco postes en fila que dan a la esquina, la cual, pese a tener una rampa, no es accesible para alguien con silla de ruedas. Del otro lado de la acera, la que sale a la iglesia, aún se construye parte de Mitikah, y sobresale una tubería amarilla de gas natural y que no les da mucha tranquilidad a los vecinos.
Al acabar ese terreno sigue la iglesia, que es patrimonio histórico y que hace años fue dañada por los impactos de la obra, aunque Fibra Uno, propietaria de Mitikah, se hizo cargo.
Lidia dice que no todos los vecinos de Xoco están en contra de Mitikah, pero quienes no se oponen es porque han sido beneficiados por Fibra Uno. Es algo que desde hace años acusan los vecinos.
“Mitikah no nos tomó en cuenta, no nos preguntó si queríamos que lo hicieran, tenían la obligación de venir al pueblo a ver si queríamos que hicieran su monstruo. Se le estuvo exigiendo al gobierno, a la alcaldía, nunca quisieron hacer una consulta para ver si estábamos de acuerdo y la tienen que hacer. Por eso está el amparo, el pueblo no dio el sí.
“Varios vecinos están a favor de ellos porque Mitikah les paga, engañando a la gente, que con un tinaco, cobijas, cemento, que te voy a repintar tu fachada pero tienes que dar la firma y copia del INE. La gente ignorante no sabía lo que pasaría y sacaron esas firmas, fueron y las entregaron como que el pueblo estaba de acuerdo cuando no era cierto”.
AUMENTA PLUSVALÍA
Debido a la presencia de Mitikah, la plusvalía de Xoco ha aumentado, pero también el costo del predial, el agua y la luz, asegura Lidia. Pero además el agua ha comenzado a escasear.
“El agua falta diario. Llegaba mucha y hasta zumbaba, ahora son gotitas y llega a las 3, 6 de la mañana pero a mediodía ya no hay”, expresa.
No son los únicos a quienes les falta. Vecinos de los City Towers se han quejado de que deben comprar pipas y en Patio Universidad en las mañanas se ven pipas formadas para surtirlo.
Los cambios generados por los City Towers y ahora Mitikah han sido tantos, que su peregrinación al santo patrono San Sebastián Mártir en enero ahora es mal vista por los nuevos vecinos.
“Las tradiciones del pueblo siguen pero no como se hacían. En los City Towers, donde pasan las celebraciones, entra por Eje 8, ellos como son personas de dinero nos ven mal. Cuando pasamos sacamos a los santos, somos 200 o 300, nos avientan huevos y nos gritan pinches indios, nacos. No nos quieren, pero somos originarios, quién les dijo que vinieran, por qué no preguntaron que costumbres tenemos, ellos se deben adoptar a nosotros, no nosotros a ellos”.
Añade que tampoco quieren que echen cuetes, castillos, que no haya puestos de comida o de pan de feria, ni baile porque cierran Real de Mayorazgo, y prevé que se ponga peor en cuanto lleguen los nuevos vecinos de Mitikah.
TEMEN NUEVA TORRE
Los vecinos ahora temen que en lo que era Centro Coyoacán, se construya una torre más. De acuerdo con el área de Comunicación Social de la alcaldía Benito Juárez, no hay una solicitud para hacer una torre, aunque sí hay un trámite para demoler la ahora antigua plaza comercial.
Los vecinos también se quejan de que no ha habido la mitigación que debía. Un caso es la rehabilitación del Centro de Salud TS-1, el cual está cerrado y con aspecto de descuido en su patio, con hojas y basura acumulada.
Pese a ello, una manta está colgada en una de sus paredes, la cual está firmada por La voz de Xoco, grupo que está a favor de Mitikah.
“En este lugar da inicio la reconstrucción del Centro de Salud, esto no hubiera sido posible sin la colaboración de un grupo de vecinos comprometidos con el pueblo de Xoco en colaboración de la Secretaria del Medio Ambiente y directivos de la Sociedad de Autores y Compositores de México, pero lo más importante es tu colaboración y confianza plasmadas en tus firmas. Gracias vecino”.
La manta tiene una foto de lo que será la fachada del Centro de Salud, pero la realidad es que no se ven avances.
Esa manta es una expresión de la división. Porque así como está esa, hay otras expresiones en sentido contrario, una a nombre de la Asamblea Ciudadana del Pueblo de Xoco y la Comisión de Participación comunitaria, los cuales “se deslindan de las declaraciones de Fibra Uno y la Secretaría de Medio Ambiente capitalina sobre las medidas de mitigación que justifican la privatización de la calle Real de Mayorazgo y las modificaciones de movilidad vehicular en las calles circundantes”.
Mas adelante hay un cartel que dice “Mitikah debe realizar las obras de mitigación”.
Álvaro Antonio Rosales Gaddar, de la Comisión de Participación Comunitaria, explica que desde el 1 de mayo que la directora de Impacto y Regulación Ambiental de Sedema, Andrée Lilian Guigue Pérez, acudió a prometer el inicio de la construcción del centro, no ha habido avances.
Rosales Gaddar es el vecino que en julio de 2021 fue detenido y acusado de obstruir parte de las obras de la construcción de la plaza para sustituir el camellón, en Real de Mayorazgo.
Tanto él como la vecina Silvia Chapa comentan que ha habido una gran opacidad sobre el tema de los permisos de la obra, que en el gobierno capitalino les dicen que la información está reservada. De parte de la alcaldía, tiene poco tiempo que supieron que sí otorgó algunos de los permisos.
También han recurrido a la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes, pero les dice que Xoco ya no es pueblo porque perdió territorio, y aunque quieren registrarse de nuevo, han encontrado trabas, concluye Rosales Gaddar.
POSTURAS
La Silla Rota pidió postura a la Sedema sobre el centro de Salud. La respuesta fue que el Centro de Salud no forma parte de las mitigaciones. La actual administración consiguió que Mítikah realice acciones adicionales en beneficio de Xoco, y son parte del Proyecto Integral para la Mejora de Xoco (PIMX), tema que está avanzando”.
Este medio también consultó a la Sepi, que respondió que hace un mes cerró la convocatoria del Sistema de Registro, pero no recibió ninguna solicitud por parte de Xoco, aunque añadió que una segunda etapa del Sistema de Registro los habitantes de Xoco podrán ingresar su solicitud sin ningún problema
MITIKAH
Mitikah es un megaproyecto que incluye el centro comercial, más de 600 departamentos, oficinas, consultorios médicos y un hotel. La obra tuvo un costo de 22 mil 500 millones de dólares y pertenece a Fibra Uno.
Los departamentos en este megaproyecto oscilan entre los 11 millones y los 39 millones de pesos, dependiendo de los metros cuadrados, número de habitaciones, de baños y de cajones de estacionamiento.
MRV