TULANCINGO.- Este lunes 15 de septiembre, se cumplen 215 años de la Independencia, que, si bien trajo estabilidad a México, no fue por completo, ya que en un municipio al sureste de Hidalgo se gestó la llamada Guerra de Tulancingo que vino años después y tiene su propio capítulo histórico.
De acuerdo con cronistas e historiadores, la batalla se trató de un conflicto armado que ocurrió después de siete años de que México pusiera fin al imperio español y enfrentó a dos militares independentistas que antes fueron elogiados por sus logros y por dar libertad a toda una nación entera.
Actualmente, ese acontecimiento cumplió 197 años y tras él trajo importantes cambios que tuvieron como epicentro a la región, antes de que si quiera la entidad fuera erecta, pues para eso todavía debían pasar algunas décadas más, pero ya daba muestra de la importancia que iba a tener el estado.
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Por lo que este lunes 15 de septiembre es una buena ocasión para recordarlo y que si acudes al festejo por el Día de la Independencia de México tengas un excelente tema de conversación, pues la Guerra de Tulancingo se trata de un tema que es muy poco conocido, aunque asentado en libros.
Nicolás Bravo y Vicente Guerrero se enfrentan tras la Independencia
Fue en septiembre de 1821 cuando se dio por concluida la Independencia de México y por varios años el país experimentó calma y estabilidad, sin embargo, desde las esferas del nuevo gobierno federal se gestaba una semilla que iba a derivar en una lucha entre dos importantes generales y muy reconocidos.
Pues mientras Guadalupe Victoria se encontraba al mando de la nación, el general Nicolás Bravo bajo el partido escocés fue el elegido para dirigir la llamada Rebelión de Bravo para fortalecer la constitución de un Congreso y cortar todo polo de organizaciones secretas, sin saber lo que le esperaba.
Ese plan, inicialmente no representó preocupación para Victoria, pues consideraba al viejo independentista como un amigo, aliado y fiel a la nación, porque ostentaba el cargo de vicepresidente de la República, pero sus ideales fueron suficientes para que agilizara organizar una nueva rebelión.
Así, el leal al partido escocés fue de la Ciudad de México hacia el Mezquital, actualmente zona conocida como Altiplanicie Pulquera, donde el Partido Yorkino, la facción contraria, puso al frente a Vicente Guerrero quien todavía tenía un nombre conocido en aquella época por sus hazañas militares.
Masones escoceses y yorkinos se enfrentaban por dominar al nuevo país
Nicolás Bravo y Vicente Guerrero estaban afiliados a lo que en un principio fueron denominados como partidos escoceses y yorkinos; sin embargo, se trataba de logias masónicas que buscaban dominar al nuevo país desgastado por la lucha de Independencia que dejó miles de muertos.
Los escoceses buscaban el Plan de Montaño que quería asignar puestos de secretaría o despachos gubernamentales a hombres “de reconocida providad", virtud y mérito, además de contradecir a Guadalupe Victoria; mientras que los otros eran de Estados Unidos y querían intervenir en la política y sociedad.
Así fue la Guerra de Tulancingo
Si bien Nicolás Bravo iba para el Mezquital, optó por asentarse en mejor en Tulancingo, decisión que luego historiadores calificarían como un error militar, pues sus fuerzas no eran iguales a las del sur del país, ya que se quedó solamente con 600 hombres que aún así trataron de defender sus ideales de rebelión.
Sin embargo, del lado contrario estaba Vicente Guerrero y sus 2 mil soldados con quienes igual marchó a lo que actualmente se conoce como la Ciudad de los Satélites y hasta estaba acompañado ni más ni menos que por Antonio López de Santa Anna, también general, quienes iban dispuestas a apaciguar.
El compendio “México a Través de los Siglos” citó que el 6 de enero de 1828, a siete años de la lucha de Independencia, el general Vicente Guerrero llegó a Tulancingo y se alojó en la hacienda San Francisco con la orden de que al día siguiente tomaran Ahuehuetitla y posteriormente ir hacia el centro.
Enterado de la presencia de su rival, que buscaba poner fin a la Rebelión de Bravo y al llamado Plan de Montaño, Nicolás ordenó hacer una especie de trincheras para evitar el paso de caballos y tener mejor un combate cuerpo a cuerpo con el que confiaba, pero no vino venir que a las 11 ya estaba rodeado.
Era ya el 7 de enero de 1828 y Nicolás Bravo y sus hombres estaban rodeados por las tropas federales, ante lo cual, sin más remedio, el simpatizante escocés ordenó a sus tropas que se rindieran y que se entregaran, por lo que el yorkino dio aviso al gobierno federal de Guadalupe Victoria de la derrota rebelde.
Días después, citaron expertos, el Congreso de la Unión quería fusilar a Bravo y sus hombres al considerarlos traidores, pero no se dejó pasar el servicio en la Independencia, por lo que solo se decidió hacer un exilio hacia Sudamérica, así para acabar con el gran proyecto del Imperio Mexicano fallido.
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