El Arenal.- El Valle del Mezquital es la zona más árida de la entidad hidalguense, pero entre los cerros se esconden algunas presas, parques acuáticos, cuerpos de agua y oasis para relajarse, pasar tiempo con la familia y comer platillos hidalguenses; uno de ellos es la presa San Jerónimo, ubicada en el municipio de El Arenal.
La presa se encuentra en la comunidad de San Jerónimo, uno de los pueblos montañosos ubicados entre Actopan y El Arenal. Este lugar está ubicado a 26 kilómetros de la capital hidalguense.
Hay varias rutas para llegar a este destino, el recorrido se puede hacer por transporte público, pero tiene horario limitados, por lo que es recomendable acudir en vehículo privado, en este caso, la ruta inicia sobre la carretera Pachuca-Actopan, con dirección al norte del estado, para desviarse hacia la comunidad de Santa Rosa, en el camino ubicado en el Durazno, en San Agustín Tlaxiaca.
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Uno de los pueblos a cruzar es Puerto del Oro, el camino finaliza metros antes de la iglesia en el centro de San Jerónimo. Una construcción hecha a base de una mezcla de cal ceniza, cascarones de huevo y tezontle, la cual inició en 1717, es decir, cuenta con más de 300 años de antigüedad.
En el caso del transporte público, las rutas salen desde Pachuca y Actopan, sin embargo, la primera está planeada para los habitantes que tienen actividades educativas o laborales en la capital hidalguense, ya que la urvan inicia su ruta de San Jerónimo a Pachuca por la mañana, y el regreso es por la noche.
En el caso del autobús en Actopan, el costo es de 30 pesos por cada persona, la primera unidad sale a la 1:00 de la tarde y regresa alrededor de las 3:00 de la misma tarde, en domingo. Mientras que, entre semana, los horarios se amplían para las actividades de los pobladores.
Leyenda de los frailes
La presa fue creada hace años para la retención de agua pluvial que corre entre los cerros. Se encuentra entre los cerros, árboles y casas de San Jerónimo. Y desde este lugar turístico, se pueden ver los monolitos conocidos como Los Frailes, los cuales guardan varías leyendas difundidas boca a boca entre los pobladores.
Esta estructura rocosa se ve en lo alto del cerro y desde diversos puntos de los municipios aledaños a El Arenal, como Pachuca, Actopan y San Agustín Tlaxiaca.
Las voces del pueblo cuentan que dos jóvenes frailes pertenecientes al convento de Actopan fueron enviados a las montañas cercanas donde se refugiaban los otomíes, ya que tenían la encomienda de evangelizar a los pobladores.
Entonces, las mujeres no tenían vestimentas que cubrieran sus cuerpos por completo, por lo que los hombres religiosos abusaron de ellas, posteriormente, siguieron su camino, cuando comenzó una lluvia torrencial, les cayó un rayo y, como un castigo, el cielo los convirtió en piedra.
Entre los pobladores de la región se dice que los monolitos de piedra avanzan cada año y su encantamiento terminará cuando alcancen el convento de San Nicolas de Tolentino, ubicado en la ciudad de la barbacoa.
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